Consultas presidenciales: 4 preguntas a despejar | El Nuevo Siglo
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Domingo, 13 de Marzo de 2022
Redacción Política

LA CITA en las urnas de este domingo, a la que pueden asistir más de 38,8 millones de ciudadanos, según el censo electoral, podría marcar uno de los remezones en el mapa político y electoral más fuertes de las últimas dos décadas. 

Y no es para menos. Será la primera vez que tres coaliciones se midan en las urnas, con 15 precandidatos, para escoger aspirantes únicos a la Casa de Nariño. Un ejercicio político que, de todas maneras, no será tan determinante pues tres de los partidos más votados hace cuatro años para Congreso no están compitiendo en estas consultas. 

También será la primera vez que las coaliciones tienen listas propias al Senado y la Cámara, en esta oportunidad Centro Esperanza y Pacto Histórico; en tanto que Equipo por Colombia se abstuvo de hacerlo. Un fenómeno que al decir de los analistas “presidencializó” los comicios parlamentarios.

 No menos importante es el hecho que de las 20 más altas votaciones al Senado en  los comicios del 2018, apenas 9 legisladores buscan su reelección. 

Visto todo lo anterior, es claro que el resultado en las urnas el día de hoy podría marcar un punto de inflexión en el mapa político, que ratificara la actual correlación de fuerzas electorales, marcadamente de centro-derecha, o dé pie a un avance de la izquierda. Todo ello definirá la balanza de la sucesión en la Casa de Nariño.

EL NUEVO SIGLO presenta cuáles son las principales dudas que la votación de este domingo en las consultas interpartidistas debe despejar: 

1. ¿QUIÉN GANARÍA CADA UNA DE LAS CONSULTAS?

Las encuestas señalan un panorama claro solo en uno de los bloques, medianamente despejado en otro y muy imprevisible en el tercero. 

En la coalición del Pacto Histórico es casi seguro que Gustavo Petro, que encabeza las encuestas desde hace más de un año, barrerá con más del 90% de la votación del acumulado de esos partidos y movimientos de izquierda, en tanto que la líder afrodescendiente Francia Márquez muy posiblemente ocuparía el segundo lugar. 

En cuanto a la coalición de la Centro Esperanza, la mayoría de los sondeos proyecta que Sergio Fajardo se impondrá, aunque hay un avance sustancial de Juan Manuel Galán y Alejandro Gaviria en las últimas semanas.

Es claro que mientras el primero confía en retener una parte sustancial de los 4,6 millones de votos que sumó en la primera vuelta de 2018 (pese a que no clasificó al balotaje), los segundos aspiran a que el voto de opinión y la militancia de centro crean que se requiere una renovación de liderazgos, ya que Fajardo ajusta su tercera campaña presidencial desde 2010.

La mayor incógnita está en la coalición Equipo por Colombia, de la centroderecha. Las encuestas tienen resultados disímiles. Unas muestran al exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, como el más opcionado, sobre todo en regiones como Antioquia, en donde el uribismo lo estaría apoyando, ya que su candidato Óscar Iván Zuluaga no participa de las consultas.

Otros sondeos dejan ver un progreso importante del aspirante conservador David Barguil, que no solo ha recibido el apoyo de dirigentes de distintos partidos sino que la votación parlamentaria azul (que superaría los dos millones) podría convertirlo en la sorpresa.

Pero también empuja con fuerza el nombre del exalcalde de Barranquilla, Alejandro Char, uno de los principales electores de la costa Caribe, con apoyos importantes de Cambio Radical y varios sectores liberales y antipetristas en esa región.  

Tampoco se puede descartar una sorpresa de Enrique Peñalosa, con fuertes apoyos en Bogotá y el centro país, así como de La U, Partido que lo avaló, sobre todo en el Valle y el suroccidente.



2. ¿CUÁL PODRÍA SER LA VOTACIÓN DE LAS CONSULTAS? 

Otro de los temas más complejos. En 2018, la votación de las consultas fue sorpresiva: 6,1 millones en la de centro derecha (Iván Duque, Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez) y 3,5 millones en la de izquierda (Gustavo Petro y Carlos Caicedo).

Es decir, que hubo más de 9,6 millones de votos en las consultas, apenas 700 mil menos que los 10,3 millones con que Duque ganó en junio siguiente la Presidencia, marcando un récord de sufragios para la Casa de Nariño.

Con una abstención promedio del 51% hace cuatro años y un censo electoral que creció hoy un poco más de dos millones de personas (pasando de 36,4 millones de potenciales votantes a 38,8 millones), es claro que una de las apuestas para este domingo es la de aumentar la participación en las consultas, impulsada principalmente por un creciente pulso entre petrismo y antipetrismo, así como por el atractivo que para el elector significa que haya no menos de 15 opciones de precandidatos entre los que, como se dice popularmente, ‘hay para todos los gustos’.

En ese orden de ideas, en las campañas consultadas por EL NUEVO SIGLO se calcula que, acorde con los promedios históricos, es posible que la votación total por las tres coaliciones pueda estar por encima de los 10,5 millones de sufragios o incluso acercarse a los 11 millones.


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Sin embargo, hay otras proyecciones que consideran que, a diferencia de 2018, cuando era claro que el país se encontraba muy polarizado entre petrismo y antipetrismo, teniendo el contrapunteo por el Acuerdo de Paz como telón de fondo, este domingo no es tan marcada esa bipolaridad, e incluso hay tres y no dos opciones a escoger

A ello se suma el hecho cierto de que el partido de gobierno, como lo es el Centro Democrático, el más votado en las parlamentarias de 2018 y principal motor en esa oportunidad de la consulta de la centroderecha con Duque a la cabeza, este domingo no participará en este primer pulso en las urnas en la contienda presidencial. 

Tampoco lo harán los partidos Cambio Radical y Liberal, que sumaron cuatro millones de votos para el Senado en 2018. 

Como se sabe, mientras el Centro Democrático insiste en que irá directo a primera vuelta con su candidato Óscar Iván Zuluaga (quien no ha logrado despegar en las encuestas), Cambio Radical y el Partido Liberal, con el ex vicepresidente Germán Vargas Lleras y el expresidente César Gaviria, respectivamente, moviendo los hilos de la estrategia política y electoral, solo definirán qué camino tomar después de lo que pase este domingo.

Por ello hay analistas que consideran que mientras estos tres partidos, que suman más de 6,5 millones de votos (así una parte de sus bases estén inclinadas a votar por Char, Gutiérrez o Alejandro Gaviria este domingo), sigan sin definir su hoja de ruta para la primera vuelta, resulta arriesgado apostar a que la votación de las consultas pueda superar los 9,6 millones de sufragios de hace cuatro años.  

3. ¿CUÁL SERÍA LA CONSULTA MÁS VOTADA? 

Como se dijo, el panorama es claro en un bloque, en otro se marca una tendencia hacia un precandidato y en el tercero todo es una incógnita.

De un lado, Petro sumó en la consulta de hace cuatro años 2,8 millones de votos, luego en primera vuelta 4,8 millones y perdió en la segunda ante Duque, pese a contabilizar 8 millones de apoyos. 

Revalidar estos dos últimos rubros le será complicado porque este domingo habrá tres y no dos consultas en competencia. 

Ahora también se enfrenta a Fajardo, que hace cuatro años no participó en las consultas.

Otro elemento a tener en cuenta es que tanto en Equipo por Colombia como en la Centro Esperanza hay partidos de base jugando fuerte (Conservadores, La U, el MIRA y sectores de Cambio Radical y el Centro Democrático en el primer bloque; así como Alianza Verde, el Nuevo Liberalismo y una franja del Polo en el segundo). 

Así, en el Pacto Histórico apuestan, como mínimo, a sumar en la consulta 3,5 millones de votos o, en el mejor de los casos, llegar a 4 millones. No obstante, fuentes consultadas por este Diario, por fuera del mismo Pacto, consideran que la votación podría ser mayor.

Por su parte, en Centro Esperanza creen que, aun castigando el arrastre electoral de Fajardo (4,6 millones de votos en la primera vuelta de 2018) y sumando los potenciales de Juan Manuel Galán (a partir del estreno de la personería jurídica del Nuevo Liberalismo), de Alejandro Gaviria (que suma aportes de opinión, liberales y nombres de Cambio Radical) así como de la izquierda, por intermedio de Jorge Enrique Robledo, y las bases de la Alianza Verde que abandera Carlos Amaya, podrían llegar a los 3,5 millones de votos o incluso superar los cuatro millones. 

Tampoco es una previsión fácil de cumplir, dado el desgaste por la accidentada campaña del Centro Esperanza para las consultas, llena de peleas entre los precandidatos, sensibles deserciones hacia el petrismo o del ‘divorcio’ de Ingrid Betancourt, que terminó lanzándose a primera vuelta. Todo ello afecta en distinta medida el potencial electoral del bloque.

Sobre Equipo por Colombia las cuentas son más complicadas. La U y el Partido Conservador, que respaldan respectivamente a Peñalosa y Barguil, sumaron casi 4 millones de votos hace cuatro años al Senado. Es posible que estos rubros cambien, especialmente por un posible declive de La U. 

Aun así, la pregunta es ¿cuánta de esa votación se trasladará a los respectivos precandidatos? Algunos analistas sostienen que las listas al Congreso podrían derivar no menos del 50% de sus votos para sus respectivos aspirantes en las consultas, pero otros sostienen que es un cálculo demasiado optimista.

También está el hecho de que Barguil siempre ha militado en el conservatismo, pero Peñalosa apenas fue avalado hace algunas semanas por La U, luego de no recoger las firmas para respaldar su candidatura y el retiro de la competencia de la directora de la colectividad, Dilian Francisca Toro.

En cuanto a Char, algunos cálculos en la costa Caribe hablan de potenciales entre 500 mil o más votos de esa casa política, a lo que faltaría sumar el apoyo de varios congresistas liberales y el peso electoral del sector antipetrista en Atlántico y otros departamentos de esa región. Se habla, entonces, de superar el millón de votos.

Gutiérrez, si bien no tiene una base partidista clara, es evidente que suma a su favor una parte del voto antioqueño, compitiéndole allí fuertemente a Fajardo; en tanto que las bases uribistas, muy motivadas para hacerle contrapeso a Petro cada vez que éste va a las urnas, lo apoyarían en algunas regiones. 

Así las cosas, algunos analistas apuestan a que esta coalición podría estar sumando más de tres millones de votos o incluso acercarse a los cuatro millones este domingo.

Lo cierto es que si se suman las proyecciones que se tienen en las tres consultas, la votación debería sobrepasar los 9,6 millones de sufragios de las consultas hace cuatro años, sobre todo porque dos de las coaliciones (Pacto Histórico y Centro Esperanza, la primera con listas cerradas y la segunda con planchas abiertas a Senado y Cámara) han tratado de ‘empaquetar’ su votación parlamentaria con la de la definición del tiquete presidencial.

4. ¿QUÉ TANTO IMPACTARÁ EL RESULTADO DE LAS PARLAMENTARIAS EN LA CONTIENDA PRESIDENCIAL?

Dado que, como se dijo, la campaña parlamentaria se presidencializó, en el sentido de que la primera quedó en segundo plano y casi que eclipsada por la competencia de las consultas, es evidente que los resultados de ambos comicios serán determinantes para evaluar qué tan bien, mal o regular le fue a cada coalición y cómo queda en la carrera por la sucesión en la Casa de Nariño. 

Por ejemplo, si Petro barre en la consulta -como está más que pronosticado- pero las listas al Senado y la Cámara no se ubican en los primeros lugares (como lo proyectó una de las últimas encuestas, en donde los conservadores están arriba en preferencias para Congreso), esa circunstancia significaría un revés político que evidenciaría que fracasó en su tarea de conformar una plataforma partidista amplia y fuerte, más allá del arrastre electoral de su propia persona. 

Un desfase muy alto entre la votación individual de Petro en la consulta y la del Pacto al Parlamento, afectaría su capacidad de ampliar la alianza política y electoral de cara a la primera vuelta del 29 de mayo. Eso es evidente. Por ejemplo, César Gaviria pensaría dos veces si le conviene al oficialismo liberal unirse con un presidenciable fuerte en lo individual pero sin base partidista sólida.

Por el contrario, si el candidato y sus planchas resultan los más votados en ambos eventos electorales paralelos, el dirigente de izquierda saldrá muy fortalecido y obligará a sus rivales, tanto a los ganadores de Equipo por Colombia y Centro Esperanza, como a Zuluaga y otros candidatos presidenciales, como Rodolfo Hernández e Ingrid Betancourt, a tener que tomar decisiones de fondo sobre alianzas antes de la primera vuelta, so pena de quedar fuera del balotaje final. 

Igual ocurre con el Equipo por Colombia. Si el candidato ganador -sea cual sea- resulta tener una votación muy baja en comparación con la del conservatismo o La U para Senado, entonces será necesario que se empiece a considerar que la fórmula vicepresidencial tendría que salir de la misma coalición, antes que buscar una alianza con el uribismo, en la que, muy posiblemente, la base de negociación sea el tiquete de segundo a bordo.

De hecho, frente a este último punto debe considerarse que el Centro Democrático pensaría en sustentar la posibilidad de una eventual alianza con el ganador de Equipo por Colombia, comparando no tanto la votación total de esta coalición con la del partido uribista al Senado (lo que obviamente sería una apuesta desigual), sino con la del ganador del bloque.

 En otras palabras, el plante de Zuluaga es la votación de su partido contra la que saque, individualmente, el ganador de la consulta de la centroderecha.

En ese orden de ideas, el mayor descalabro para el uribismo sería que el ganador de la consulta de Equipo por Colombia tuviera más votos que el Centro Democrático al Senado, pues esto condenaría al hoy principal partido de gobierno a unirse resignadamente al primero (a lo sumo aspirando a ser fórmula vicepresidencial), so pena de sufrir una debacle electoral el 29 de mayo.  

Igual le puede ocurrir a Fajardo, en caso de que gane la consulta de la Centro Esperanza pero su votación sea sustancialmente más alta que la de la lista al Senado, principal termómetro parlamentario. No solo se confirmaría la drástica división interna del bloque (ya evidenciada a lo largo de la campaña) sino que el exgobernador y exalcalde la tendría complicada para convencer a otros sectores de que lo apoyen de cara a la primera vuelta, pues siempre estaría el temor de la debilidad intrínseca de la coalición. 

Incluso, si Fajardo ganara pero sin sacar una ventaja significativa a Galán o Gaviria, éstos se impondrían casi que automáticamente como compañeros de fórmula obligados, sobre todo si la lista al Senado no logra una votación sustancial que lleva a pensar que el candidato tiene base partidista sólida.

De igual manera, resulta evidente que la fortaleza de los plantes de negociación política de Vargas Lleras y César Gaviria depende de cómo les vaya a sus partidos en la votación de Senado.

Mantener su bancada -que sería un logro grande dado que en esta ocasión hay más competidores en los comicios parlamentarios- les permitiría entrar pisando duro para negociar con los ganadores de las coaliciones, Zuluaga u otro de los candidatos que van directo a la primera vuelta. Eso es claro. Por el contrario, un retroceso fuerte en la votación para Congreso debilitaría su posición.