EL CANCILLER Álvaro Leyva Durán anunció que próximamente se iniciarán conversaciones con el régimen de Daniel Ortega, Nicaragua, buscando un acuerdo para dar cumplimiento a las sentencias proferidas por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre los límites marítimos. El NUEVO SIGLO consultó excancilleres e internacionalistas para preguntarles qué tan conveniente es iniciar este diálogo, y cuáles serían las líneas rojas que debería tener presente Colombia.
Fabio Sánchez, PhD., en relaciones internacionales, consideró que este diálogo resulta oportuno "siempre y cuando estén las normas claras, la hoja de ruta clara de lo que se va a tratar, es decir, lo que atañe al fallo de la Corte, que ya claramente ha señalado que Nicaragua no puede no tener más pretensiones, no extender su plataforma continental”.
Agregó que, si también “vamos a hacer respetar la soberanía de Colombia, los derechos de pesca de los raizales y la protección del medio ambiente en el archipiélago, es bienvenido”.
Comentó que lo ideal es la relación entre democracias, “desafortunadamente estamos en un momento muy difícil y desafiante para nuestra política exterior porque estamos en medio de dos dictaduras: Venezuela y Nicaragua”.
Sin embargo, complementó, "en pro de la defensa del archipiélago y en pro de los derechos de los raizales es importante tratar la relación binacional con Nicaragua”, aunque advirtió que una línea roja que debe observar Colombia es que “no haya intervención en asuntos internos de Colombia" y “ojalá que se abrieran ventanas para el regreso de la democracia en Nicaragua”.
En tanto que el excanciller Julio Londoño Paredes señaló que “el presidente de la República y el ministro de Relaciones Exteriores son los que dirigen la política exterior de Colombia, y deben haber tenido consideraciones importantes para dar ese paso en este momento. Entonces lo que nos queda es esperar sobre el particular”.
Por su lado, el profesor de derecho internacional Ricardo Abello dijo que "siempre he sostenido que es necesario negociar con Nicaragua. ¿Es difícil negociar con un gobierno como el de Ortega?, sí, pero en este momento tenemos que pensar más en los derechos de la comunidad raizal y de los isleños. Y bajo esa perspectiva, creo que cualquier avance que se logre sería muy provechoso para ellos y para el país".
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Indicó que "el fallo no lo podemos reversar, el de 2012, ahí está y no hay forma de modificarlo. La única forma que se podría modificar es de común acuerdo, pero Nicaragua tiene un fallo que ellos consideran ganador".
Agregó que para los colombianos es difícil entender que se tenga que negociar con un régimen como el de Ortega, "pero desafortunadamente es el gobierno que está en el poder en este momento y con el que se pueden tomar este tipo de decisiones”.
Añadió que, con esa eventual negociación de un acuerdo con Nicaragua, además, de pensar en la comunidad raizal, es "en tener una mayor presencia en el Caribe aprovechando la geopolítica de las islas, y poder desde ahí proyectarnos mucho más hacia Centroamérica y las demás islas del Caribe en temas económicos, comerciales, mirar acuerdos de pesca, en la lucha contra el narcotráfico. Son muchos los temas que hay ahí”.
Cuestionó el experto que en esa conversación con Nicaragua "no sé qué líneas rojas puede haber, porque creo que en toda negociación siempre se buscará que haya algo a cambio. ¿Qué va a ser ese algo a cambio que se puede dar?"
No obstante, advirtió que la suscripción de un tratado estableciendo los límites marítimos, "lo veo muy difícil porque tal y como está la situación política en el país, creo que un tratado en ese sentido no va a pasar por el Congreso, no hay un congresista que lo vaya a votar favorablemente".
Por ello recalcó que "los acuerdos se deben centrar más en cómo van a ser los temas de pesca; cómo proteger el medio ambiente marino; cómo cuidar el Seaflower, que no haya pesca depredatoria; que quienes van a pescar en Quitasueño puedan regresar a San Andrés y a Providencia sin que haya intervención de la Armada nicaragüense ni que los obliguen a votar la pesca. Entonces bajo esa perspectiva, creo que son muchos los puntos favorables que se pueden sacar y que las líneas rojas en cambio son más bien escasas para Colombia".Más opiniones
El analista internacional Jairo Libreros recordó que “en campaña Gustavo Petro dijo que iba a cumplir las obligaciones legales de carácter internacional que comprometieran al Estado colombiano, particularmente frente a las decisiones del Tribunal de La Haya relacionadas con la delimitación limítrofe con Nicaragua”.
Agregó que “con base en eso, creo que uno puede interpretar que en lo que está haciendo Gustavo Petro ya como presidente de la República hay un principio de coherencia, y creo que más que conveniente, a Colombia le corresponde honrar sus obligaciones internacionales y buscar un mecanismo que le permita un proceso de acercamiento con el régimen de Managua para establecer cuáles van a ser, con base en la sentencia de La Haya, las formas y los procedimientos que tiene que adelantar después de la negociación con el Congreso de la República, porque se hace necesario llevar un proyecto de acto legislativo para establecer vía constitucional cómo quedan las nuevas fronteras en el Caribe colombiano con base en el fallo de La Haya”.
Puso de relieve que “creo que es el camino que le corresponde a Colombia, no tiene uno diferente”.
Finalizó Libreros diciendo que "las líneas rojas están establecidas en el fallo del Tribunal de la Haya, no hay líneas rojas diferentes. Colombia en su momento se comprometió a aceptar la jurisdicción del Tribunal de la Haya y a cumplir los fallos que en ella se estipulan”.
Las demandas
En noviembre de 2012, la Corte Internacional de Justicia resolvió la primera controversia planteada por Nicaragua en 2001, con un fallo en el cual si bien reconoció la validez del tratado Esguerra-Bárcenas, y por esa vía la soberanía de nuestro país sobre el archipiélago de San Andrés y Providencia, el país centroamericano no salió con las manos vacías porque este Tribunal procedió a hacer la delimitación marítima, con la cual los nicaragüenses ganaron cerca de 75.000 kilómetros cuadrados de mar.
La sentencia de 2012 no se ha implementado porque requiere de un acuerdo entre los dos países, que a la vez sea ratificado por el Congreso. Los gobiernos Santos y Duque no encontraron condiciones para dialogar en ese sentido con la dictadura de Ortega.
En abril del año pasado, esta Corte produjo un fallo sobre la segunda demanda de los nicaragüenses, en la cual dictaminó que Colombia debe "cesar inmediatamente" las interferencias en aguas del mar Caribe que ese Tribunal reconoce como pertenecientes a la zona económica exclusiva de Nicaragua.
En julio pasado, la Corte, que tiene sede en Países Bajos, falló sobre la tercera de las demandas que presentó Nicaragua contra Colombia, negando la pretensión de una plataforma continental extendida.