LOS REFUGIADOS y migrantes que arriesgan la vida al cruzar la selva del Darién llegan este año a la cifra récord de 500.000, más del doble que en 2022, según informaron la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Este desplazamiento masivo muestra la escala y complejidad del fenómeno migratorio en el continente americano y agudiza la emergencia humanitaria, haciendo imperativa una respuesta regional basada en la cooperación y la solidaridad, afirmaron las agencias.
El Alto Comisionado para los Refugiados calificó de “verdaderamente formidables” los retos que plantean los desplazamientos sin precedentes en América.
“Ningún país puede con sus propias herramientas y aisladamente abordar tales desafíos. Tan solo trabajando conjuntamente con los actores claves de relevancia sobre la base de un enfoque colaborativo y observando con atención lo que podría llegar a hacerse en cada instancia del viaje es que podremos luchar contra tales desafíos de forma efectiva”, sostuvo Filippo Grandi.
La selva del Darién es una franja de terreno sin caminos entre Colombia y Panamá que separa Sudamérica de Centroamérica. Las personas que se aventuran a cruzarla deben enfrentar una serie de riesgos graves que pueden llegar a costarles la vida.
Entre los peligros que asolan a la gente en esa travesía irregular destacan los fenómenos naturales, la violencia sexual y de género, los robos, la trata de personas, la extorsión y los secuestros.
Al respecto, EL NUEVO SIGLO habló con Antonio Correa Jiménez, senador del Partido de la U y quien citó a mediados de septiembre a debate de control político a los ministros de Defensa, Iván Velásquez Gómez; de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva Durán; del Interior, Luis Fernando Velasco Chávez; y de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez; en aras de conocer qué acciones se venían realizando para mitigar esta situación.
“Las cifras son totalmente ciertas, todos sabemos que en mar abierto ocurren un sinnúmero de accidentes, porque muchos de ellos no son transportados con las debidas medidas de seguridad náutica. También se exponen a la espesa selva y al cobro por parte de grupos ilegales. En este caso se habla de 30.000 millones de pesos mensuales que están generando irregular e ilegalmente a través de estas amenazas. Es una problemática que no solamente impacta a nuestro país, sino también a los países receptores de todos estos migrantes que vienen de diferentes continentes y que pasan buscando una mejor vida”, explicó el senador.
¿Por qué no mejora la situación?
El senador enfatizó que lo que falta es que todos los gobiernos entiendan que la situación de los migrantes no solamente afecta a los países por donde pasan o los países donde se quedan a albergar, sino que es una problemática que está impactando a los mismos Estados Unidos.
“Hoy estas grandes potencias deben centrar su atención en que una de las fuentes de financiación de la guerra y de la ilegalidad es el tráfico de migrantes. Se necesita un esfuerzo para que no solamente nuestro país lleve la carga de aumentar el pie de fuerza, sino también mirar qué se va a hacer como política internacional que embargue a países como Panamá, Colombia, Venezuela, Estados Unidos y México a ver qué se va a hacer con esta problemática y se debe revisar desde los congresos de estos países y desde la Rama Ejecutiva. Si no hay un compromiso serio mancomunado estaremos tirando debates como locos y acrecentando una problemática que ha reemplazado la exportación de alucinógenos a otros países. El verdadero sostén de la guerra hoy en nuestro país es la explotación ilegal del oro y el tráfico de inmigrantes”, advirtió.