Cada vez menos los grupos armados delincuenciales tienen una estructura como tal, y a pesar de lo que muchos creen, hoy no ejercen control territorial. Así lo indicó Jorge Restrepo, director del Cerac (Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto). Aunque dijo que sí tienen pleno poder sobre las rentas criminales provenientes del narcotráfico y la extorsión, entre otras.
“Cuando algunos de estos grupos hacen una demostración de presencia, como por ejemplo la que ocurrió en el Catatumbo con uno de estos grupos armados; o por ejemplo el Eln cuando hace bloqueos de vías y retenes, son temporales y esporádicos. Uno no podría decir que eso es un control de territorio”, explicó el director del Cerac.
Agregó que, de hecho, el Eln “cada vez menos utiliza estructuras de campamentos”, igual ocurre con el ‘Clan del Golfo’ porque “eso los expone a la persecución policial”.
Por ello, Restrepo consideró que “es errado hablar de control territorial. Sí tienen control sobre las fuentes de las rentas: de la extorsión, el oro, el tráfico de drogas, el tráfico de personas, pero hablar de control territorial es erróneo”.
En ese sentido dijo que “anteponerle la idea de que tiene que haber mayor presencia de la Fuerza Pública, no necesariamente significa que mejore la situación de seguridad”.
El mapa
Sobre el mapa de los grupos armados al margen de la ley en Colombia, Restrepo comenzó por el Eln señalando que “hay un grupo guerrillero que ejerce terrorismo”.
Por otra parte, indicó que hay dos tipos de grupos que tienen conexiones con procesos de dejación de armas. Por un lado están los “que surgieron y que se sostienen aún, unos grupos que uno podría llamar residuales, como los llama la Policía”.
Explicó que de esos grupos hay “dos o tres que, de forma atomizada y sin mucha estructura, persisten en la violencia, que son el Clan del Golfo, también en algunas zonas se hacen llamar Autodefensas Gaitanistas de Colombia; y los Rastrojos”.
Indicó que esos grupos “cada vez tienen menos capacidad de ejercer la violencia y cada vez tienen menos estructura. O sea, se asemejan más a redes de crimen organizado que pagan por servicios de violencia y están ligados a la extorsión y la explotación ilegal de oro y otros minerales, la producción de cocaína y el tráfico internacional de narcóticos. Son de los grupos que tienen conexiones con el crimen transnacional”.
No obstante, Restrepo dijo que las conexiones de algunos de estos grupos con organizaciones delincuenciales del exterior se han roto en los últimos años.
Por el otro lado, dijo Jorge Restrepo, están los grupos que “tienen alguna conexión con la dejación de armas de las Farc, principalmente algunos en el Cauca, en el Catatumbo, en Arauca, en el oriente de Colombia, en Tumaco. Esos son grupos que cada vez están más desestructurados, con la excepción del departamento del Cauca, en donde se han consolidado a partir de la producción y el tráfico con conexiones internacionales de cocaína”.
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El experto señaló que hay otros en el departamento de Arauca que “tienen conexiones con grupos de crimen organizado transnacional a través de Venezuela y esos grupos están en un proceso de disputa”.
Advirtió Jorge Restrepo que “todos esos grupos que he mencionado se enfrentan entre ellos, no hay ninguno que no tengan enfrentamientos entre ellos”.
El entrante gobierno de Gustavo Petro ha manifestado la intención de iniciar dentro de poco conversaciones y de ser posible acuerdos con los grupos armados ilegales, que siguen generando violencia y afectación a la población civil en diferentes regiones del país.
Tras la desmovilización de las Farc por el Acuerdo de Paz con el gobierno Santos, varios grupos delincuenciales como el Eln, las disidencias y el ‘Clan del Golfo’, quisieron quedarse con los territorios que estas ocupaban, generándose, como consecuencia, enfrentamientos por las rentas ilícitas.
Petro considera que hay que establecer conversaciones con todos los grupos armados organizados al margen de la ley para lograr la paz en Colombia.
En el caso de Eln y las disidencias se propone adelantar una negociación política, y con los grupos armados organizados, como el ‘Clan del Golfo’, una negociación de tipo judicial.