La Casa de Nariño debe concentrarse en varias tareas prioritarias, que van desde lo estrictamente sanitario, a aterrizar el plan de reactivación y asegurar un clima político, económico y de unidad nacional que lo viabilice
1. Contener la pandemia: la prioridad 1A del Gobierno es, sin duda, seguir frenando la curva de contagios y decesos por el covid-19. Las estadísticas evidencian que Colombia ya está entre los 10 países con mayor número de personas infectadas así como de fallecidos en el mundo.
Si bien es cierto que los expertos señalan que el plan de contingencia frente a la expansión del virus ha dado resultado en nuestro país, el reto ahora es mayor porque desde la semana pasada se reactivó la mayoría de las actividades productivas, tras más de cinco meses de cuarentena y otras restricciones a la movilidad ciudadana y al dinamismo económico.
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Es muy posible que ante una mayor cantidad de personas circulando en espacios públicos y áreas comunes se pueda presentar a partir de esta semana un aumento en los contagios, tal y como ha ocurrido en otros países cuando terminaron los confinamientos poblacionales y se retomó la llamada “nueva normalidad”.
En ese orden de ideas, es muy seguro que al Gobierno le toque tomar, en conjunto con alcaldes y gobernadores, medidas de contención de posibles picos regionales y municipales del virus, al tiempo que deberá acudir a la llamada estrategia del “acordeón” en torno a permitir una mayor o menor apertura regional y local, según evolucione la curva epidemiológica. Otro de los temas prioritarios será el de garantizar que el país pueda tener acceso rápido a la o las vacunas que sean aprobadas para combatir el covid-19.
“Es muy posible que ante una mayor cantidad de personas circulando en espacios públicos y áreas comunes se pueda presentar a partir de esta semana un aumento en los contagios”
2. Instrumentar la reactivación: Si bien es cierto que desde hace varios meses se viene hablando de la estrategia de reactivación económica, e incluso el Ejecutivo lanzó el llamado 'Compromiso por Colombia', con una inversión estimada de 100 billones de pesos, uno de los principales retos para lo que resta de este año será, precisamente, empezar a aterrizar y arrancar de manera palpable este proceso.
En otras palabras, hay que pasar de los anuncios a las ejecutorias, porque si bien hay una amplia formulación de las estrategias sectoriales, los proyectos de infraestructura, los planes de inversión y las tareas que le corresponden al sector público y privado en ese plan de los 100 billones de pesos, se trata de formulaciones que hay que plantear ahora de manera puntual y detallada, con todos los procesos de diseño, cálculo de costo, contratación y ejecución.
Hay que ser claros: el golpe de la pandemia en materia de crecimiento económico, salud financiera de las empresas y empleos perdidos es muy alto, por lo que delinear y activar una estrategia objetiva y estructural de recuperación productiva y socio-económica tardará su tiempo.
Se trata de medidas y proyectos de gran complejidad cuyo resultado no se verá en el inmediato plazo. Esto lleva, entonces, a que el presidente tendrá que concentrar gran parte de su gestión en la gerencia de este plan de reactivación, incluso dejando de lado algunas de las principales metas de su Plan de Desarrollo, ya que la pandemia le cambió el rumbo al país, y por ende, al Gobierno.
“El presidente tendrá que concentrar gran parte de su gestión en la gerencia de este plan de reactivación, incluso dejando de lado algunas de las principales metas de su Plan de Desarrollo”
3. Nueva gobernabilidad: Para poder implementar los puntos 1 y 2, el presidente Duque debe asegurar un margen de gobernabilidad rápido y eficiente, de lo contrario le será imposible, sumar los esfuerzos políticos, jurídicos, legislativos, de inversión y de gestión pública y privada requeridos de forma urgente para poder llegar a diciembre con un país que ya haya superado en buena parte la crisis típicamente sanitaria y esté dando los primeros pasos firmes para recuperar el sistema productivo, salvar la mayor cantidad de empresas posible, reactivar o crear una parte de los centenares de miles de empleos perdidos, asegurar la permanencia de los alivios sociales de emergencia y vislumbrar un ajuste de fondo al hueco fiscal dejado por la pandemia.
Para cumplir todo ello, Duque requiere tener una capacidad grande de decisión, no solo desde el Ejecutivo sino también en el Congreso y frente al propio sector privado.
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En ese orden de ideas resulta urgente para la Casa de Nariño asegurar el arranque de la nueva coalición parlamentaria, con Cambio Radical a bordo, ya que ello le facilitaría al Gobierno la aprobación de proyectos clave como el de Presupuesto General para 2021 y otras reformas necesarias para viabilizar el plan de reactivación.
Así mismo Duque debe tener como prioridad que ese 'Compromiso por Colombia' que planteó, al estilo de un gran acuerdo nacional pospandemia con todos los sectores, pase de ser un discurso de buenas intenciones a una realidad. No será fácil que arrancando una tempranera campaña presidencial y con un clima de polarización política tan alto debido al proceso penal contra el expresidente Uribe, Duque pueda aterrizar ese acuerdo nacional, pero debe hacer todo lo posible en esa dirección. El clima social será muy agitado, eso es claro.
“Duque debe tener como prioridad que ese 'Compromiso por Colombia' que planteó, al estilo de un gran acuerdo nacional pospandemia con todos los sectores”
4. Frenar 'pico' de violencia: Otra de las prioridades del jefe de Estado en estos cuatro meses que le restan de 2020 debe ser liderar un plan de respuesta más eficiente contra el rebrote de violencia que está registrando en muchas zonas del país, especialmente por el incremento del asesinato de líderes sociales, la racha de masacres, los ataques a la Fuerza Pública por parte de la guerrilla del Eln y las disidencias de las Farc, así como la peligrosa expansión de banda criminales como el ‘Cartel del Golfo’ y otras organizaciones delincuenciales de gran espectro.
Sería ingenuo negar que, aparte de la pandemia, este es el principal motivo de preocupación del país, a tal punto que desde los gremios, los partidos y otra gran cantidad de sectores se está urgiendo un ajuste a la estrategia de seguridad y orden público, ya que es evidente que en algunas zonas se está retornando a niveles de conflicto armado que, se supone, ya estaban superados.
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Siendo claro que el narcotráfico y la minería ilegal son los principales motores de ese rebrote de la violencia armada en algunos departamentos y municipios, se requiere redoblar esfuerzos de manera contundente y efectiva para asestar golpes más determinantes a las mafias y los grupos armados ilegales que se nutren de las millonarias ganancias de estos negocios ilícitos.
“Desde los gremios, los partidos y otra gran cantidad de sectores se está urgiendo un ajuste a la estrategia de seguridad y orden público”
5. Priorización de reformas: el país ya se encuentra a un poco más de 18 meses de las elecciones parlamentarias de 2022, al tiempo que la campaña presidencial se podría decir que arrancó, como lo prueba el hecho de que ya estén en el partidor por lo menos cuatro precandidatos fuertes y mes tras mes se estén sumando nuevos nombre a la baraja.
Eso significa, entonces, que se le acaba el tiempo a este Gobierno para poder presentar al Congreso las reformas de fondo que tanto ha prometido pero que no ha podido aterrizar en proyectos de ley y acto legislativo. Es urgente radicar esas iniciativas y asegurar su aprobación en lo que resta de esta legislatura y la primera del próximo año. Después de ese lapso, Congreso y partidos se empezaran a imbuir en la campaña para 2022 y todo se complicará.
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Ello obliga, entonces, a que la Casa de Nariño se ponga en la urgente tarea de definir cuáles son las reformas que efectivamente llevará al Congreso. Es evidente que ya no alcanza el tiempo para tramitar todas las iniciativas de las que se ha hablado estos dos años largos: política, régimen pensional, justicia, Código Laboral, reingeniería ambiental y otras más.
“Se le acaba el tiempo a este Gobierno para poder presentar al Congreso las reformas de fondo que tanto ha prometido pero que no ha podido aterrizar en proyectos de ley y acto legislativo”
Ahora hay que priorizar el orden de presentación e incluso resignarse a que no hay ambiente político ni coyuntura socio-económica para tramitar algunas de ellas, más aun mientras no se sepa a ciencia cierta el verdadero coletazo de la pandemia y cuál debe ser, entonces, el menú de medidas de fondo para neutralizar de forma estructural sus lesivos efectos.