La política de paz total del presidente Petro no ha podido despegar cuando el mandato se acerca a los 2 años. Aunque hay tres mesas de conversaciones instaladas con el Eln, el Estado Mayor Central de las Farc y la más reciente con la Segunda Marquetalia, los avances son mínimos en materia de acuerdos, mientras que los incumplimientos con lo pactado por parte de esas organizaciones son pan de cada día.
Si bien el Gobierno puede decir en sus resultados de la política de paz que al menos está sentado en la mesa conversando con los anteriores grupos, a los que les reconoció estatus político; lo mismo no sucede con los bandas multicrimen con las que se acercó, que son delincuencia común dedicadas al narcotráfico y la minería ilegal, entre otras rentas ilegales, pues el cese el fuego con el Clan del Golfo lo tuvo que suspender por sus incumplimientos, en tanto que no se renovó el cese que hizo con las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada.
El académico Eduardo Pizarro Leongómez dijo a EL NUEVO SIGLO que, en su opinión, el Gobierno nacional se equivocó al diseñar su política de paz total, pues es muy difícil conversar y negociar con tantos grupos armados a la vez. Agregó que es preferible sentarse a la mesa con los grupos a los que les dio estatus político, como el Eln, el Estado Mayor Central de las Farc y la Segunda Marquetalia; mientras que a la Fuerza Pública le corresponde hacer su tarea contra las organizaciones multicrimen golpeando sus estructuras rentas ilícitas.
Un tercer elemento que, en opinión de Eduardo Pizarro Leongómez puede conspirar contra las intenciones de paz del Gobierno, es que los mandos medios no se sometan a los acuerdos que eventualmente se logren alcanzar, porque quieren también —como sus jefes que se someten a la justicia o se desmovilizan—, obtener fortunas.
De otra parte, el académico se refirió a varios aspectos de la política nacional, entre otros el anuncio del presidente Petro de que buscará impulsar una asamblea nacional constituyente. Pizarro Leongómez dijo que no lo ve viable. Primero, porque la Carta Política está en su desarrollo y, segundo, porque las reformas que plantea el Mandatario se pueden hacer por la vía ordinaria.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo analiza la crisis en la mesa entre el Gobierno y las disidencias y las Farc?
EDUARDO PIZARRO LEONGÓMEZ: Creo que en Colombia de los tres factores que los analistas hoy en día plantean del origen de los conflictos armados: la ideología, la pobreza y la codicia, es decir, el deseo de acumular rentas ilegales, la última es la que está predominando fundamentalmente en el conflicto colombiano.
Creo que el intento de captar rentas ilegales mediante el control del territorio, como está pasando en México, es lo que está ocurriendo en Colombia; y la multiplicidad de grupos armados ilegales que están fundamentalmente dedicados a esa captación de rentas ilegales.
Y me parece que la ideología se está debilitando y eso está afectando mucho tanto al Eln, como a las Farc Estado Mayor Central, el grupo disidente, y a las Farc Segunda Marquetalia, el grupo reincidente, también están siendo afectados por este fenómeno de la captación de rentas ilegales que están debilitando las condiciones políticas del pasado.
Por eso me parece que no es fácil un proceso de paz con grupos donde este fenómeno está siendo enormemente significativo.
ENS: ¿Entonces esto sería la explicación de por qué hay tantas crisis en los distintos flancos de la política de paz total o cree que hay otras más?
EPLG: Ese es un elemento central porque obviamente hay una fractura al interior del Eln, las Farc Segunda Marquetalia y las Farc Estado Mayor Central entre segmentos que conservan un nivel de politización y sectores que están en proceso de descomposición delincuencial. Pero además de ese factor, el otro, a mi modo de ver, ha sido la enorme improvisación que ha habido en el manejo de la política de paz desde el anterior Alto Comisionado.
Eso ha mejorado con Otty Patiño, pero el problema ya estaba creado porque es muy difícil jugar en un tablero con 40 fichas, con una multiplicidad de grupos armados simultáneamente. La Oficina de Paz no tiene el equipo humano, ni las posibilidades de negociar simultáneamente con una multiplicidad de grupos de distinto nivel de politización, y eso ha hecho muy complejo el manejo.
Me parece que el Gobierno en vez de la paz total, excesivamente ambiciosa, ha debido centrarse en los grupos que tienen y conservan un cierto barniz político, y eso hubiese permitido dedicar enormes esfuerzos de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional para combatir los grupos más de orientación criminal, y hubiese sido más inteligente.
Pero dispersar los esfuerzos de esa manera, lo hizo muy frágil el proceso.
ENS: Teniendo en cuenta esta apreciación suya, ¿ve posible un nuevo intento de diálogo con el Clan del Golfo y cuáles serían sus principales dificultades?
EPLG: Tuve una experiencia muy importante como presidente de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación en los diálogos con las Autodefensas Unidas de Colombia, tuve múltiples reuniones con la cúpula paramilitar en la cárcel de Itagüí, y en alguna ocasión le pregunté a Mancuso si el enfrentamiento con las Auc había terminado. Y él me dijo, muy sinceramente, que los mandos medios iban a ser un dolor de cabeza porque ellos también querían acumular fortunas, y él tuvo toda la razón.
En el año 2007 surgieron las Bacrim, las bandas criminales, los mandos medios intentando repetir la experiencia de acumulación de fortuna de los comandantes que estaban en la cárcel de Itagüí. Y yo creo que con el Clan del Golfo se puede repetir el mismo proceso. Es probable que algunos jefes ya viejos, ricos, quieran negociar con el Estado, pero los mandos medios como está ocurriendo en todos los conflictos armados en el mundo hoy son el dolor de cabeza.
Creo que si el Estado no mejora la presencia en el territorio y no debilita la acumulación de rentas ilegales, el fenómeno se va a reproducir con los mandos medios, como está ocurriendo en África, en América Central, en México, en donde las cúpulas en ocasiones quieren salir del conflicto para gozar de sus fortunas, pero los mandos medios reproducen el fenómeno.
Por eso la prioridad en Colombia no es la negociación con estos grupos, sino el mejoramiento de la presencia estatal de la justicia y el debilitamiento de las rentas ilegales.
ENS: ¿Cree que en el actual momento político y sin mayorías en el Congreso, tenga alguna posibilidad el Gobierno de que le aprueben un proyecto de ley de sometimiento a la justicia, con referencia a un marco penal flexible para bandas criminales?
EPLG: Creo que sí hay una buena ley de sometimiento a la justicia es posible que en el Congreso haya voluntad para sacarla adelante. El problema con el sometimiento a la justicia es que obviamente los Estados Unidos cuando capturan a una persona y se halla detenida ante la Fiscalía, negocia su disminución de pena contribuyendo con la justicia, mostrando otros responsables o mecanismos de acumulación de fortunas ilegales.
Pero en el caso de sometimiento colectivo el problema es mucho más complejo porque estos grupos pueden exigir altos niveles de impunidad, pueden exigir tratamiento cuasipolítico. Es decir, no es un tema sencillo y, salvo que en el Congreso de la República haya un proyecto de sometimiento a la justicia con dientes y que permita al mismo tiempo sometimiento a la justicia pero no haya niveles de impunidad que sean inaceptables para la sociedad colombiana, creo que sí es posible sacarlo adelante.
ENS: ¿Por qué cree que ni el Eln, ni la Segunda Marquetalia se han pronunciado a favor ni en contra de las disidencias en la crisis que tiene con el gobierno Petro?
EPLG: Simple y llanamente porque estamos viviendo una disputa por el control territorial y una disputa por las rentas ilegales, y esta disputa está llevando a enfrentamientos muy duros entre el Eln, la disidencia de ‘Iván Mordisco’ y el grupo de ‘Iván Márquez’. Es decir, ahí no hay ninguna unidad, diálogo, intercambio, entre estos tres movimientos sino una confrontación muy dura como la que estamos viviendo en Nariño, en Chocó, en otras regiones del país.
Me parece que hoy estamos lejísimos de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar o lejísimos de cualquier tipo de unidad guerrillera, lo que estamos viviendo es un fraccionamiento y una confrontación por el control territorial y las rentas ilegales.
ENS: ¿Cómo analiza la propuesta de constituyente del presidente Petro, lo considera un anuncio serio o un planteamiento discursivo?
EPLG: Me parece que la convocatoria de una asamblea nacional constituyente hoy no tiene ninguna viabilidad, primero porque la Constitución de 1991 está en plena etapa de desarrollo y en segundo término, porque los temas que plantea el presidente Petro no dependen de una norma constitucional. Me parece que estamos cayendo en el típico cretinismo jurídico de América Latina, donde creemos que cambiando la Constitución, cambiando las normas, se cambia la realidad.
Para impulsar una reforma agraria o para impulsar otras políticas como las que él propone, no se requieren normas de carácter constitucional sino aplicación de las leyes.
Estados Unidos tiene la misma Constitución, la Constitución de Filadelfia desde finales del Siglo XVIII, y nosotros cambiamos de Constitución como cambiar de camisa creyendo que eso cambia la realidad. Me parece que no tiene ningún sentido.
ENS: ¿Cree en la tesis del Gobierno de que se puede convocar una constituyente sin pasar por el Congreso y la votación allí de las mayorías?
EPLG: De ninguna manera, la Constitución de 1991 es clarísima sobre los mecanismos legales y constitucionales para convocar una asamblea nacional constituyente, y cualquier otra vía sería una ruptura institucional.
ENS: ¿Cuál considera que es el mayor error en que está incurriendo la táctica política del presidente Petro?
EPLG: Creo que el presidente Petro, que hoy no goza de mayorías ni en la Cámara ni en el Senado, debería pasar de una política confrontacional a una política de concesión de acuerdos nacionales, que es lo que está haciendo Boric (Gabriel) en Chile, que reconociendo las dificultades de conformar mayorías sólidas, está buscando construir consensos nacionales que le están permitiendo sacar adelante un proyecto reformista avanzado sin confrontación.
Me parece que Petro con realismo, debe darse cuenta que tiene una situación de gobernabilidad deficiente. De todas maneras, con el 25% o 30% del Parlamento es imposible sacar adelante los proyectos que él quisiera y debe tener en mente, a mi modo de ver, la posibilidad de hacer un reformismo avanzado que le dejaría una marca suya en la historia. Pero buscar un clima confrontacional, probablemente lo que lo va a conducir es a un gobierno que no pudo sacar adelante ningún proyecto de alguna significación.
ENS: Precisamente, a 28 meses de que termine este Gobierno, ¿ve posible que se pueda llegar a un acuerdo nacional?
EPLG: El problema real es que Petro por las mañanas habla de acuerdo nacional, pero por las tardes lo destruye con discursos contra las élites económicas, contra el sector empresarial. Entonces hay que exigirle al presidente Gustavo Petro coherencia. Si realmente quiere estructurar una serie de acuerdos nacionales debe haber mayor coherencia en su discurso y debe sentarse con los sectores empresariales, sindicales, con los partidos políticos a concertar dos o tres grandes acuerdos nacionales que marcarían su paso por la Presidencia de la República y que le permitirían dejarle al país algunas reformas importantes, de carácter reformista, no radical, pero que serían importantes para el futuro del país.
ENS: Algunos dicen que se está anticipando la campaña presidencial para las elecciones del 2026, comenzando por el jefe de Estado en favor de su sector político, ¿usted qué cree?
EPLG: Ese es un drama de América Latina, que vive siempre en un clima de elecciones permanentes. Antes de que el presidente conozca la casa presidencial, ya se está discutiendo quién lo va a reemplazar. Creo que es una de las tradiciones políticas más nefastas de América Latina, y me parece que adelantar una campaña electoral dos años, dos años y medio, genera una inestabilidad enorme en el país.
Creo que las campañas electorales deben comenzar cuando la ley lo fija, pero esto de las campañas electorales permanentes lleva a que el presidente se convierta no en un mandatario de todos los colombianos, sino en un mandatario de su partido y que su preocupación sea fundamentalmente qué va a pasar en el 2026, si van a conservar o no el poder.
Esa es una costumbre política de América Latina muy negativa.
ENS: ¿Cree posible que para los comicios del 2026 el Pacto Histórico se convierta en un partido fusionando las fuerzas petristas y otros sectores que hoy integran esa coalición, como les propuso el presidente Petro?
EPLG: En estos momentos son alrededor de 14 partidos tal vez y 12 movimientos sociales, con una ley electoral y ley de partidos que alimenta, de manera perversa, la fragmentación partidista al concederle a los micropartidos que están surgiendo en Colombia, ya tenemos 37 con personería jurídica, una serie de beneficios, recursos del Estado, acceso a los medios de comunicación públicos, etcétera.
Hay muchos de esos micropartidos que hacen parte del Pacto Histórico que quisieran conservar su personería jurídica para convertirse en una fábrica de avales y obtener beneficios de carácter material que afectan mucho esa posibilidad. Pero eso también está afectando obviamente a todo el sistema de partidos en Colombia.
Y por otra parte, me parece que al interior del Pacto Histórico hay una multiplicidad de fuerzas políticas que hacen poco coherente ideológicamente el Pacto Histórico porque está desde el Partido Comunista, la Unión Patriótica, el Partido Comunes, hasta partidos más de centro como el Partido Verde. Entonces es una franja que va desde, digamos, la izquierda radical hasta la izquierda democrática, donde construir un proyecto político común lo veo muy difícil.
Es decir, no solamente por la dramática ley de partidos que tenemos en Colombia que favorece el fraccionamiento político, sino igualmente por la diversidad ideológica.
ENS: ¿Cómo ve el papel que está cumpliendo la oposición política al Gobierno de Petro?
EPLG: Personalmente, creo que hay dos tipos de oposición: la oposición constructiva y la oposición obstruccionista.
La oposición obstruccionista es aquella que busca oponerse a cualquier proyecto del Estado, con independencia de la calidad de las propuestas; y la oposición constructiva es aquella que aprueba lo bueno, lo que considera positivo, y se opone a lo que considera negativo.
A mí me parece que para bien de Colombia, deberíamos pasar de una oposición obstruccionista a una oposición constructiva que aplauda lo positivo que presenta el Gobierno y se opone a lo negativo. Eso sería el ideal para tener una democracia estable.