Una vez más la Iglesia Católica, desde su instancia más alta, el papa Francisco, hasta su máxima jerarquía en Colombia, la Conferencia Episcopal, volvieron a insistir en la necesidad de un diálogo serio y perseverante que ayude a superar la delicada situación de paros, bloqueos y vandalismo.
Al celebrar ayer la solemnidad de Pentecostés, en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, el pontífice argentino señaló claramente: “¡Queridos hermanos y hermanas! Encomiendo a la oración de todos vosotros la situación de Colombia, que sigue siendo preocupante. En esta solemnidad de Pentecostés rezo para que el amado pueblo colombiano sepa acoger los dones del Espíritu Santo para que, a través de un diálogo serio, se encuentren soluciones justas a los muchos problemas que sufren especialmente los más pobres, debido a la pandemia. Exhorto a todas las personas a evitar, por razones humanitarias, conductas perjudiciales para la población en el ejercicio del derecho a la protesta pacífica”.
Ya el pasado 9 de mayo el Papa también había exteriorizado su preocupación por la crisis social y de violencia en nuestro país derivada de la ola de paros. "Quiero expresar mi preocupación por las tensiones y los enfrentamientos violentos en Colombia, que han provocado muertos y heridos", dijo el máximo jerarca católico, en un mensaje después de la oración dominical.
“Creer y perseverar”
De otro lado, ayer también la Conferencia Episcopal de nuestro país, presidida por monseñor Óscar Urbina Ortega, Arzobispo de Villavicencio, emitió un comunicado titulado “Creer y perseverar en la vía del diálogo”, en el que se pronunciaron sobre la difícil coyuntura nacional.
“Los Obispos católicos de Colombia ratificamos que el diálogo es el camino más adecuado para reconocer lo que debe ser siempre afirmado y respetado en la sociedad; para escuchar, comprender y atender eficazmente a las demandas de quienes han acudido al derecho de la protesta pacífica, y para edificar juntos la reconciliación y la paz que anhelamos”, precisó.
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Sobre esa base, la Conferencia dijo que valoraba “los avances que se han dado en los diálogos entre el Gobierno y el Comité Nacional del Paro, y la disposición de ambos para continuar en la búsqueda de acuerdos. También apreciamos los importantes logros que se han alcanzado a partir de diálogos regionales y locales”.
Frente a ello, la cúpula de la Iglesia Católica a nivel nacional invitó a “creer y a perseverar en la vía del diálogo, aunque a veces las posturas se muestren tensas y aparentemente inconciliables. El verdadero diálogo es la búsqueda del bien por medios pacíficos, y exige paciencia y confianza; es la voluntad decidida de recurrir a todas las fórmulas posibles de negociación, esforzándose siempre para que los factores de acercamiento prevalezcan sobre los de división o de odio”.
Por último, la instancia que lleva la vocería de los obispos colombianos convocó “a la comunidad católica a seguir orando para que los diálogos avancen, de tal modo que se pueda superar la actual crisis que vive nuestro país. ¡Son ya demasiadas las muertes, mucho el sufrimiento e inmensa la pobreza que la violencia ha dejado a nuestro país! Expresamos de corazón nuestra solidaridad y cercanía a todas las víctimas”.
Por último, la Conferencia pidió volver a escuchar lo que dijo el Papa Francisco en su visita a Colombia en septiembre de 2017: “Es hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios, y renunciar a las venganzas, y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno”.
Sin violencia
Las posturas expresadas ayer por el Papa y la Conferencia ratifican la tesis de la Iglesia en torno a que debe proscribirse la violencia.
De hecho, la semana pasada, monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social de la Conferencia y quien actúa como delegado del episcopado en la tarea de acompañamiento del proceso de diálogo entre el Gobierno y el Comité de Paro, había resaltado la disponibilidad de interlocución de las partes y aseguró que era fundamental para una posible negociación, porque "aquí hay que recuperar el valor y la fuerza de la palabra por encima de cualquier gesto violento”.
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Tras recordar las palabras del papa Francisco durante su visita a Colombia, sobre todo la frase aquella de "Demos el primer paso", monseñor Henao dijo que esa era una invitación a seguir avanzando por el bien de Colombia. “Hay que seguir avanzando en el camino de la vida digna, hay que excluir todo gesto de violencia y los signos positivos de lado y lado serán los que le abran el espacio y las posibilidades a una negociación en firme sobre los puntos que se han colocado en la agenda”, enfatizó.
El pasado viernes, precisamente, el arzobispo de Cali, monseñor Darío Monsalve, había dicho que “escasez, carestía, empobrecimiento agudo, a más de pandemia, golpean a los más débiles. (Que) La protesta no exceda presión que la deslegitime y aleje a la ciudadanía. Se acoja a espacios de acuerdo con Estado local, regional y nacional. Es hora de construir juntos el futuro posible”.
Dos días antes también había expresado la “solidaridad de Iglesia, junto a párrocos y comunidades, con Jamundí y Yumbo, con sus alcaldes y las víctimas de confrontación violenta y acciones con daño. Mi llamado a actores de violencia y represión letales, ajenas a protesta pacífica. ¡Inclusión sí, no división! ¡No al caos!”.
También se pronunció monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, Obispo de Buenaventura, la ciudad portuaria que fue escenario de graves desórdenes y saqueos la semana pasada.
“Invito a toda la comunidad a que tengamos calma, tranquilidad y confianza en las instituciones, que mantengamos la confianza en Dios de que esto va a pasar. Debemos unir a todas las instituciones, rodear a las legítimas autoridades para que, entre todos, rápido salgamos de esta difícil situación”, aseveró el obispo el jueves.
El prelado resaltó que, a lo largo de los 21 días que completaba el paro nacional, se venía mostrando un comportamiento ejemplar en la comunidad de Buenaventura e informó que se había venido adelantado un diálogo interreligioso para servir de facilitadores entre los distintos actores y mantener la tranquilidad para sopesar así las dificultades de ese territorio.
El prelado también exteriorizó la preocupación de las comunidades de esta región del Pacífico por el desabastecimiento de alimentos, medicamentos e insumos de primera necesidad, debido a que los barcos que los surten no han podido zarpar del puerto y a los distintos bloqueos que se presentaban en las carreteras. Monseñor Jaramillo llamó a que se abrieran corredores humanitarios que permitieran la salida y el ingreso de los productos de primera necesidad, no solo para el centro de Buenaventura, sino para los 15 municipios de la costa Pacífica.
Este fin de semana, otros obispos también se pronunciaron al respecto. Por ejemplo, monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, Obispo Diócesis de Pasto, también se refirió al objetivo de las mesas de negociación y diálogo, de manera sectorial, territorial e incluso nacional.
“El respeto por el otro es definitivo. Sobre esto, el Papa Francisco asegura que ‘el auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones o intereses legítimos. Desde su identidad, el otro tiene algo para aportar, y es deseable que profundice y exponga su propia posición para que el debate público sea más completo todavía’”.