Perspectiva. De “vender cocadas” a presidente del Partido Demócrata local | El Nuevo Siglo
PEDRO ADÁN Torres, es el fundador y presidente del primer partido palenquero del país, denominado Partido Demócrata de Colombia.
Foto: Prensa PDC
Domingo, 30 de Julio de 2023
Redacción Política

EL PARTIDO Demócrata Colombiano es la primera organización política de origen palenquero en el país, reconocido como tal por el Consejo Nacional Electoral (CNE) a partir del 10 de octubre de 2022, cuando le otorgó personería jurídica.

Fue fundado por Pedro Adán Torres, un abogado de 45 años de edad nacido en San Basilio de Palenque, un corregimiento de poco más de 4.200 habitantes del municipio Mahates (Bolívar), declarado Patrimonio Inmaterial por la Unesco y al que también pertenece Antonio Cervantes Reyes, mejor conocido como ‘Kid Pambelé’, un destacado peleador que consiguió para Colombia el primer título mundial de boxeo en 1972.

La constitución del partido es un sueño cumplido de Torres, pero también el de miles de ciudadanos palenqueros que han visto en la política un canal para visibilizar sus luchas en favor de una sociedad justa, íntegra e igualitaria.

A poco de cumplir un año en el escenario político del país, con más de 1.800 afiliados y 4.900 solicitudes de avales, el Partido Demócrata Colombiano ha dado pasos certeros hacia el éxito gracias a la visión humanista de su fundador y al trabajo inagotable de sus miembros. Esto, además, de la transparencia de su gestión y a la rigurosidad imperante al momento de escoger a sus colaboradores, ha llamado la atención de reconocidas figuras políticas como Rodrigo Lara, quien, tras hacer la respectiva solicitud, recibió el pasado martes el aval de la organización para su candidatura a la Alcaldía de Bogotá.

Aunque todo parece indicar que el partido va por buen camino, su conformación y evolución requiere de conocer un poco la dura historia de su creador y actual presidente, un afrocolombiano que salió de San Basilio de Palenque desde niño a continuar su educación en Barranquilla.

Y si bien esta ciudad le ofreció la posibilidad de un mejor futuro, también le generó los peores sinsabores, al confluir en una sociedad racista que le menospreciaba por su color de piel y por el hecho de ganarse la vida vendiendo cocadas.

Discriminación

En su San Basilio de Palenque natal solo se podía cursar hasta cuarto año de primaria. Quien quisiera seguir adelante con sus estudios, tenía que buscar opciones en otras ciudades. Torres escogió Barranquilla, pues, entre otras cosas, allí estaba su abuela Tomasa Padilla.

“No es fácil salir de su pueblo y llegar a unas ciudades donde el Bullying no tenía protección”, aseguró en conversación con EL NUEVO SIGLO, momento en el que recordó que su primer día de colegio, la docente le pidió tomar asiento al lado de una niña, quien marcó distancia de inmediato: “A mí no me sienten al lado de ese negro vende cocadas”.

Tan hirientes como navajas, las palabras de aquella pequeña no le dejaron más opción que salir del aula y buscar refugio en un árbol cercano, donde lloró.

Minutos después regresó al salón de clases con ayuda de la profesora, quien en esa ocasión le pidió sentarse junto a un niño con problemas de sobrepeso que, como Torres, era víctima del rechazo de sus compañeros. A partir de entonces, será conocido como el “negrito vende cocadas”.

Los años pasaron y su vida transcurría entre los estudios y la venta de las cocadas. Fue entonces cuando una chica del colegio atrajo su atención. Pero más tardó ella en enterarse del asunto que en frenarlo en seco.

“Se acercó a mí y me dijo que un compañero de escuela le comentó que yo estaba enamorado de ella. Me dice: ‘A partir de hoy no le vuelvas a decir a nadie que estás enamorado de mí, pues, ¿qué esperanza tengo yo con un negro que vende cocadas?’. Entonces, regreso a casa y le digo a mi abuela que me iría a Palenque porque todo el mundo me decía ‘negrito vende cocada’. Ella me responde que a donde voy es de vuelta al colegio porque yo iba a ser doctor. Enseguida le respondí: «Será el doctor de la cocada»”, narró con humor.



Durante los próximos días acudió como de costumbre a sus clases, pero, según comentó Torres, “para los negros en Colombia hay un día de oportunidad, que es el 12 de octubre. En los colegios no pueden ver negros porque el Día de la Raza los ponen a bailar, cantar y brincar. En el acto cívico, me vio el doctor Osmin Vargas, quien fue a una conferencia de la venida del hombre negro y africanidad”.

Después de su participación en el acto, es convocado por Vargas, quien después de conocer sobre el anhelo de Torres de ser doctor para ayudar a la gente, le ofrece media beca en una universidad, la cual rechazó. Es que, al fin y al cabo, de qué manera iba a pagar la otra mitad si las ventas de las cocadas a duras penas le alcanzaba para vivir.

“Después de esa respuesta, me dieron la beca completa y es allí donde mi vida empieza a cambiar”, dijo.

En la universidad no dejó de vender sus cocadas y fue así como terminó por graduarse de abogado en la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla. Luego, obtuvo un magíster en Derecho Administrativo en la misma alma mater y una especialización en Derecho Administrativo de la Universidad Libre.

Las oportunidades que surgieron de las adversidades también le permitieron a Torres convertirse en un reconocido líder afrodescendiente cristiano, político y social. Además, fue el primer palenquero en ser presidente de un partido político en la historia del país. En este caso del Partido Demócrata Colombiano.

También destaca por su labor como delegado de las comunidades negras en el espacio nacional de consulta previa de medidas administrativas y legislativas susceptibles de afectar a la comunidad afro, defensor de los Derechos Humanos de la población negra, afrodescendiente, raizal y palenquera; además de autoridad tradicional del Consejo Comunitario Palenque de la Vereda ‘Las Trescientas’ y del municipio de Galapa.

Símbolo de libertad

“En 200 años de vida republicana en Colombia, por primera vez logramos que los palenqueros, que son símbolos de libertad, le dijéramos al país que nosotros también somos políticos”, aseveró, considerando, en aquella oportunidad, la posibilidad de crear su propio partido, con la intención de acceder al escenario nacional en beneficio de su gente.

Con la mirada en su propósito, se acogió al artículo 108 de la Constitución Política de Colombia que establece que para obtener una personería jurídica para ser partido político o para mantenerlo, se necesita 3% del censo electoral. Pero de ello se exceptuarán los grupos étnicos.

“Diseñé una lista desde el Consejo Comunitario, pues los negros no se lanzan por partidos, sino por Consejos Comunitarios. Esa lista obtuvo 70.000 votos y fue la más votada del país. De ahí sale el partido”.

Recuerda la vez que radicaron los documentos en Bogotá para la conformación del primer partido palenquero en la nación.

Pero su sorpresa fue que, no solo fueron admitidos, sino que el CNE se dirigió hasta la comunidad de San Basilio de Palenque para entregarle a Torres la personería jurídica de la organización en su propio territorio. Expresó que es la primera vez que el ente electoral viaja a otra región para formalizar la constitución de un nuevo partido político.

Sobre el colectivo, con el que esperan recorrer Colombia y promover nuevos liderazgos, defendió principios y banderas como el derecho a la vida y libertad.

“Palenque es la cuna de la libertad, fuimos los primeros en dar el grito de la libertad”.

También defienden el derecho a la educación pública, creen en la necesidad de que el Estado vuelva su mirada al campo, consideran la importancia de la libre empresa y apoyan la diplomacia como una forma de entendimiento y concertación entre las naciones.

Además, piensan en la ‘paz total’ como un requisito esencial para una Colombia justa y libre de violencia, pero ese proyecto, según Torres, debe ser estable, duradero y, sobre todo, sin impunidad.