Pleito Venezuela-Guyana: ¿qué postura debe asumir Colombia? | El Nuevo Siglo
Julio Londoño,  excanciller. / Archivo ENS
Viernes, 8 de Diciembre de 2023
Redacción Política

Revuelo hay en el mundo por un nuevo conflicto que surge en el mapa, esta vez por el anuncio de Nicolás Maduro de que se tomaría por la fuerza la región del Esequibo, que Venezuela reclama como propia en el viejo litigio limítrofe con Guyana. Hay múltiples voces de rechazo y se está a la espera  de la postura que expresará Colombia. EL NUEVO SIGLO consultó sobre este asunto a expertos.

Fernando Cepeda Ulloa, exembajador de Colombia ante la OEA, la ONU y Estados Unidos, opina que “me parece que, conforme a la tradición de la política internacional colombiana, deberíamos estar defendiendo por lo menos dos principios básicos: el primero, el respeto a los tratados internacionales, y el segundo, el respeto al derecho internacional sobre la no utilización ni el uso de la amenaza para la adquisición de territorios pertenecientes a otro país”.

Cepeda dijo que eso es lo que asegura la paz mundial y entre los países. Agregó que los desacuerdos limítrofes entre los países deben tramitarse “vía negociaciones diplomáticas  o vía tribunales internacionales”.  

Recordó que ello es lo que ha ocurrido entre Colombia y Nicaragua, “y digamos que Colombia ha sostenido por muchas décadas unas conversaciones con Venezuela en virtud de comisiones negociadoras que ambos países constituyeron” por el golfo de Coquivacoa”.

Agregó Cepeda Ulloa que “Venezuela resuelva el diferendo con un país vecino simplemente por una consulta popular, que además no ha tenido la participación esperada”, y “luego, que presente en la Asamblea venezolana un mapa que incorpora más de 100 mil kilómetros de un país vecino, es algo que deja perplejo al mundo, porque si así se van a resolver los conflictos y los desacuerdos territoriales, pues lo que tenemos es un anuncio de guerras y conflictos armados multiplicados en una proporción increíble”.

Fue enfático en que “uno espera que la ONU, que la OEA y la  Cancillería colombiana fijen una posición clara” y “muy contundente, porque no se puede pasar por alto la construcción de una arquitectura jurídica para resolver ese tipo de cuestiones”.

Por su lado, el excanciller Julio Londoño Paredes conceptuó frente a la tensa situación entre Venezuela y Guyana por los anuncios de Maduro, que “eso depende mucho del presidente de la República y del canciller, porque pueden pronunciarse o no pronunciarse.  Creo que no debo opinar qué es lo que deben hacer. Hay muchos países que no se pronunciarán y otros que sí lo harán”.

En cuanto a la posibilidad de que Venezuela invada el Esequibo –esto ateniéndose a las amenazas de Maduro–, el excanciller Londoño dijo: “Creo que Colombia en ese sentido por ahora debe estar a la expectativa  de los hechos y no entrar a tomar la iniciativa para pronunciarse en un sentido u otro”.

Mientras que el excanciller Fernando Araújo dijo que la posición de Colombia  tiene que ser “de respaldo al sistema institucional interamericano”. Agregó que “entiendo que entre Guyana y Venezuela hay un conflicto que está ante el Tribunal de La Haya”, y hay que esperar que eso tenga su desarrollo.

En todo caso, subrayó Araújo, Colombia debe rechazar “las vías de hecho que quiere practicar Venezuela”.

Qué dicen internacionalistas

Wálter Arévalo, profesor de derecho internacional de la Universidad del Rosario, señaló que “Colombia ha sido respetuosa de sentencias similares de la Corte Internacional de Justicia y esas sentencias justamente a Colombia, por ejemplo, le declararon la soberanía sobre el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina”.

Añadió el internacionalista que también “sentencias de la Corte Internacional de Justicia validaron la soberanía de Colombia sobre su plataforma continental. En ese entendido, Colombia no debería en principio involucrarse en una disputa entre otros dos estados, pero sobre todo no dar el paso a validar actitudes de estados que unilateralmente (por vías constitucionales, por vías legales o por vía del uso de la fuerza) intenten incumplir una futura sentencia de la Corte Internacional de Justicia”.

El profesor Arévalo recordó que la “Corte Internacional de Justicia, el 5 de diciembre, declaró que Guyana ni Venezuela podían realizar ninguna actividad legal, ninguna actividad de sus fuerzas armadas que cambiara la situación de la zona hasta que ella no produjera una decisión. Y esa debe ser la posición que todos los estados, por ser parte de Naciones Unidas y aceptar que la Corte Internacional de Justicia es el máximo tribunal del sistema, todos deberíamos respetar”.

En tanto que Marcos Peckel, docente universitario de relaciones internacionales,  dijo que “Colombia debe asumir la postura de que cualquier diferendo debe ser resuelto por las vías pacíficas, debe ser resuelto en las instancias internacionales que existen para eso  y, obviamente, rechazar lo que hizo Maduro, porque anexar significa que Maduro impone la soberanía en un territorio que está en disputa”.

También dio su concepto Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad  del Rosario, quien dijo: “Me sorprende el silencio del Gobierno colombiano, espero que sea porque se está planteando una estrategia de Estado para atender esta situación”. 

Recordó que desde el ascenso de Nicolás Maduro, “él ha tenido pretensiones territoriales bastante particulares, modificó el discurso de la revolución bolivariana en la materia. Chávez estaba más dispuesto a negociar, tanto con Guyana como con Colombia, y de hecho trató de instrumentalizar las negociaciones limítrofes para apalancar sus propias pretensiones y sus intereses políticos por encima de los del Estado venezolano”.

Agregó que Maduro tiene una posición diferente, “la posición de Venezuela es hostil. El haber fijado un mapa es quizás el acto más hostil de todos, incluso más allá de nombrar una supuesta autoridad civil-militar, de tratar de generar una especie de ambiente regional”. 

Subrayó Rodríguez que la expedición del mapa es una “afrenta contra una negociación pacífica y pone a Venezuela en una situación bastante compleja en la región, porque muchos países que teóricamente son aliados de Venezuela, no pueden acompañarlo, y sería un desastre acompañarlo. Para Colombia sería un desastre acompañar a Venezuela”.

Insistió en que “me preocupa el silencio colombiano. Leyva es un canciller que ha demostrado que no entiende la posición que tiene dentro del Estado. Sus recientes encontrones con funcionarios demuestran que él antepone los intereses de un proyecto político, y particularmente de una persona, por encima de los intereses del Estado”.

Agregó que “hay que mirar cuál va a ser la posición del Estado colombiano. Colombia no puede permitir que la situación de Guyana pase sin un pronunciamiento, porque recordemos que en 2015, precisamente bajo esa misma posición, el Gobierno venezolano emitió el Decreto 1787, en el cual puso en juego no solamente la soberanía de Guyana, sino también la soberanía  colombiana”.

Dijo que “la posición de Maduro de tratar de recuperar territorio y lo que está haciendo con Guyana es un acto de agresión, que eventualmente no hará con el presidente Petro porque es una persona con la cual guarda simpatías y Petro se ha convertido en una especie de mediador entre la comunidad occidental y el régimen de Nicolás Maduro”.

Sin embargo, advirtió que “no me sorprendería que cuando se dé un cambio de presidente, el presidente Maduro, de seguir en el poder, querrá generar alguna situación con Colombia bastante compleja en materia territorial. Por eso, si no se expresa el Estado colombiano, no el Gobierno, no Petro, mucho menos el desdibujado Leyva, sino el Estado frente a lo que está pasando con Guyana, sería muy lamentable”.

Dijo el internacionalista que Colombia tiene que, “sancionar, llamar al diálogo y a que se busque una respuesta negociada a la situación que están viviendo los dos países. Toda acción de silencio, omisión o incluso peor si el presidente Petro por alguna cuestión desquiciada decide ponerse del lado de Venezuela, afecta el interés del Estado colombiano en el largo plazo”.