Alerta constructora | El Nuevo Siglo
Jueves, 31 de Diciembre de 2015

El sector de la construcción se encuentra expectante  respecto a lo que puede ser el 2016.  De un lado hay preocupación por el impacto que pueda tener el aumento de las tasas de interés del sector financiero así como la escalada del dólar durante los primeros meses del año. Si bien las cifras del sector están entre las más dinámicas de 2015, sobre todo en materia de vivienda, la esperanza está puesta en las obras de infraestructura vial, buena parte de las cuales ya se encuentran en etapa de ejecución o están a punto de iniciarla. A los constructores les preocupa el impacto que sobre el costo-beneficio  de los proyectos pueda tener el encarecimiento del dinero, más aún porque el cierre financiero de los mismos se hizo hace meses cuando las tasas de interés estaban más bajas. Como se sabe en el esquema de las Alianzas  Publico Privadas (APP) el esfuerzo económico inicial corre por cuenta del socio privado y el Estado paga a contra entrega de la obra o mediante el esquema de concesión y peaje.

Racionamiento preventivo

En medio de la intensa  ola de calor que azota a gran parte del país, hay voces en el alto Gobierno que consideran que no se debería esperar a que la disponibilidad de agua potable y de generación energética se acerque a niveles críticos para aplicar, allí sí, racionamientos de ambos servicios públicos. Piensan que, por el contrario, más allá del costo político que ello acarrea, se debería optar ya por  racionamientos preventivos a nivel nacional. Según conoció EL NUEVO SIGLO de una alta fuente gubernamental los modelos climatológicos, los estudios sobre el nivel de los embalses, los cronogramas sobre la evolución del parque de generación energética y otros elementos técnicos que han sido analizados en la Casa de Nariño concluyen que el país puede soportar tres meses críticos de las consecuencias del fenómeno de El Niño, pero de allí en adelante los cortes en agua y luz serían imposibles de evitar. Sin embargo, se confía en que para finales de marzo y comienzos de abril la etapa invernal no entre tan débil y ello permita que se recupere más rápido de lo previsto el nivel de los embalses y el poder de generación de la cadena hidroeléctrica.

Apagón & plebiscito de paz

El riesgo de un racionamiento de agua y luz no solo tendría consecuencias negativas en el aspecto económico y del diario vivir de los colombianos, sino que también podría acarrear un coletazo político que muy seguramente  afectaría la imagen de un gobierno que lleva varios meses asegurando que ha tomado todas las medidas para evitar que haya un apagón en 2016. En los corrillos políticos se asegura que el Ejecutivo ha evaluado ese escenario y concluido que un racionamiento tendría un alto impacto impopular que afectaría la ya baja calificación gubernamental y podría incluso jugar en contra del “plebiscito por la paz” que la Casa de Nariño sigue considerando podría votarse a mitad de 2016. De esta forma se vuelve urgente para el Gobierno neutralizar el riesgo de apagón porque así como se dice que presentar antes de junio al Congreso una reforma tributaria estructural jugaría políticamente en contra de la aprobación del plebiscito, también lo haría el que los colombianos se vieran expuestos a cortes de agua y luz durante el mismo lapso.