Off the record | El Nuevo Siglo
Foto archivo El Nuevo Siglo
Domingo, 9 de Julio de 2017
Redacción Política

En distintos círculos políticos de la costa Caribe se asegura que la bancada de esa región está lista para realizarle una especie de ‘plantón’ al Gobierno con el fin de presionarlo para que acelere la liquidación de Electricaribe y avance de forma definitiva hacia un nuevo esquema de licitación internacional que permita escoger a un operador competente del servicio de prestación de energía eléctrica en esos nueve departamentos. La ‘rebelión’ sería multipartidista y amenazaría con bloquear el arranque de la discusión de la delicada agenda parlamentaria del segundo semestre. Electricaribe, como se sabe, está intervenida desde hace ya varios meses luego de que la Superintendencia de Servicios Públicos encontrará que no podía garantizar operativa y financieramente la prestación del servicio en la Costa.

A la caza de votos…

Sin embargo, en algunos corrillos políticos costeños hay otra lectura a esa amenaza de ‘rebelión’ parlamentaria. Se dice que hay varios senadores y Representantes a la Cámara que quieren buscar votos afirmando que fueron ellos, y no otros congresistas de la región, los que abanderaron toda la lucha contra Electricaribe, llevando a su intervención y casi segura liquidación. Así las cosas, en la campaña electoral de la costa Caribe al tema de la cuestionada electrificadora de capital español le va a pasar lo mismo que a la bandera del acuerdo de paz, es decir que más de un partido y congresista tratará de adueñarse de la misma para capturar votos a su favor.

¿Se equivocó Naranjo?

Para varios dirigentes políticos cercanos al Gobierno las duras críticas del vicepresidente Óscar Naranjo contra el uribismo fueron un grave error táctico, ya que el Ejecutivo perdió la única vía que tenía para desarrollar un diálogo medianamente civilizado con el Centro Democrático. Según conoció EL NUEVO SIGLO, fuentes cercanas a la Casa de Nariño consideran que lo que dijo Naranjo sobre el discurso uribista alrededor del acuerdo de paz con las Farc no tuvo nada de nuevo, pues son los mismos argumentos que se escuchan a diario en ese rifirrafe entre el Gobierno y la oposición. Esta, como lo dijo el propio expresidente Uribe, se había cuidado de entrar en polémicas con el Vicepresidente, pero fue claro que después de semejante andanada de críticas no le quedó opción distinta al uribismo que irse lanza en ristre contra el segundo a bordo y cortar prácticamente cualquier posibilidad de interlocución serena y pragmática.

De aquello, nada…

A raíz de un editorial publicado a mitad de semana por EL NUEVO SIGLO alrededor de la sobreproducción legislativa en Colombia, un congresista le dijo a un periodista de este Diario que el gobierno Santos viene prometiendo desde su primer mandato que presentaría un proyecto de ley de amplio calado para dar de baja a una gran cantidad de leyes que se han identificado como obsoletas e inútiles, pero “todo se ha quedado en veremos, en especial por la cantidad de ministros de Justicia en los últimos años, lo que ha llevado a que con cada relevo sea necesario iniciar de cero otra vez”. Según el actual titular de la cartera, Enrique Gil, tras realizar el inventario normativo de 16.304 normas de rango legal expedidas desde 1886, 12.745 son “candidatas” a ser expulsadas del ordenamiento jurídico.

Las cuentas azules

En el Partido Conservador hay distintas ópticas sobre cómo le podría estar yendo a la colectividad en los próximos comicios parlamentarios, a verificarse el 11 de marzo de 2018. Actualmente la colectividad tiene 18 senadores y 26 Representantes a la Cámara. Para algunas directivas, pensar en aumentar el número de curules es muy difícil, ya que el panorama electoral está bastante competido y hay partidos que por tener un candidato presidencial fuerte o al salir triunfantes con el No en el plebiscito de octubre pasado apuntan a quitarle escaños a otras colectividades. Otros cálculos de la cúpula azul sostienen que podrían perderse de una a tres curules en el Senado pero en la Cámara hay posibilidad de sumar otras tantas o incluso llegar a las 30. Y no faltan los dirigentes y parlamentarios pesimistas que consideran que si el conservatismo salva 15 curules en Senado y un poco más de 20 en la Cámara debería darse por bien servido.

 

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