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Lunes, 24 de Junio de 2019
Redacción Política

A punto de terminar junio, según lo admitió una alta fuente diplomática, cada día es mayor el pesimismo respecto a la posibilidad de que Nicolás Maduro salga del poder. Según trascendió, al comienzo de este 2019, cuando se produjo toda la movida que llevó a Juan Guaidó, primero a la presidencia de la Asamblea Nacional, y luego a ser designado como Presidente de la República interino, siendo reconocido en cuestión de pocas semanas por más de 60 países, varios embajadores de distintas naciones en Colombia habían previsto que el triunfo de toda la estrategia nacional e internacional contra la dictadura chavista pasaba por el requisito de no dejar que Maduro llegara a mitad de año en el Palacio de Miraflores. Lo cierto es que si bien Guiadó y compañía alcanzaron a poner contra la pared al régimen chavista, este logró sobrevivir e incluso llevar su resistencia hasta una ronda de diálogos con la oposición en Oslo.

 

Razones de antaño

 

Un veterano historiador trajo a colación días atrás que hace varias décadas, cuando se evaluaba cuál podría ser la mejor solución para la comunicación por vía terrestre entre Bogotá y los Llanos Orientales, no pocos ingenieros advertían que la ruta más directa y corta entre ambas ciudades era la más complicada, ya que la quebrada geografía generaría no solo costos muy altos en la construcción de la autopista sino que los bloqueos estarían a la orden del día. Incluso dijo que hubo un memorable debate al respecto en el Congreso de entonces, en donde varios parlamentarios aseguraban que lo mejor era construir una gran autopista por el trazado más largo, porque además de ser más seguro y barato, permitía integrar a más regiones de los Llanos Orientales, sin que el Meta fuera la única puerta entre el centro y la altillanura. Según el historiador, triunfó la tesis de la ruta más corta porque pesaban más los políticos de Bogotá que tenían haciendas en Villavicencio y sus alrededores.

 

Movidas en Bogotá (I)

 

La posibilidad de construir una coalición de centro derecha en la capital del país de cara a la campaña por la Alcaldía tiene tres temas urgentes por resolver, según un experimentado dirigente político de la ciudad, que ha estado en los cuadros de campaña en los últimos dos comicios por el Palacio Liévano. En primer lugar está la cuestión del tiempo, es decir que la alianza no se tarde tiempo en concretarse, ya que en la otra orilla, la centro izquierda, ya hay pasos adelantados en esa dirección y se sabe que allí el nombre escogido será el de la exsenadora Claudia López. “…En segundo lugar tiene que definirse una bandera muy eficaz para contraponer a López, que afinca su discurso en la necesidad de renovación política y transparencia anticorrupción… No es un tema fácil”, precisó la fuente consultada.

 

Movidas en Bogotá (II)

 

La tercera exigencia para la coalición de la centro derecha está en la necesidad de que no solo se pongan de acuerdo los candidatos de los distintos partidos y movimientos, sino sus respectivos jefes políticos y líderes de las colectividades. “…Ya en pasadas campañas quedó en evidencia que muchas de las alianzas y coaliciones no funcionaron como se esperaba, debido a que solo llegaron los aspirantes que daban un paso al costado para sumarse a otro con más posibilidades, pero no los votos y los partidos que los  respaldaban...”. Por lo pronto es claro que la alianza entre los candidatos Ángela Garzón (uribista) y Miguel Turbay (liberal) solo será viable si logran sumar a la misma al candidato más fuerte de ese segmento político, el exsenador Carlos Fernando Galán.