Reforma animalesca (I)
La expresión del presidente Santos en torno de que en la conciliación del ya hundido proyecto de reforma a la justicia llamó la atención. “… (El proyecto) Tenía algunos (artículos) que no nos gustaban, pero que eran aceptables. Pero entró en el proceso de conciliación y entró una liebre y salió un gato. Entonces nos metieron, ahí sí como dicen, gato por liebre”.
Reforma animalesca (II)
No fue esa la única referencia animalesca que rodeó todo este accidentado trámite de la controvertida reforma. Al comienzo se hablaba de algunos “micos” en el articulado, pero después de la conciliación se impuso el término de “orangután” para evidenciar la cantidad y gravedad de los artículos aprobados.
Reforma animalesca (III)
Pero las referencias no pararon ahí. Varios columnistas y editorialistas no dudaron en calificar lo que pasó con esta reforma como una prueba más de que en el Congreso no se puede confiar y que cada proyecto que allí es aprobado debe ser revisado con lupa para descartar que no “lleve un gato encerrado”.
Reforma animalesca (IV)
No fueron pocos los chistes y las expresiones irónicas respecto de la expresión “fe de erratas” que acompañaba el texto final de la conciliación que se envió a la Casa de Nariño para promulgación, puesto que había errores de digitación y redacción en los artículos. Al parecer la palabra “erratas” quedó mal escrita, dejando separada la “e” del resto de la expresión. Como era apenas obvio, la palabra “rratas” dio lugar a más de un comentario y burla a los congresistas.
Reforma animalesca (V)
Pero no fue allí la única vez que se habló de estos roedores en medio de esta crisis. El jueves pasado, mientras las plenarias de Senado y Cámara aprobaban las objeciones presidenciales al proyecto, algunas de las personas en la Plaza de Bolívar vestían camisetas en donde se veía a un ratón con la siguiente frase: “las ratas reiteramos que los congresistas no son parientes nuestros”.
Reforma animalesca (VI)
El Gobierno no se salvó de esta clase de referencias animalescas. Por ejemplo, no fueron pocas las alusiones acerca de que la Casa de Nariño quiso, al principio, venderle al país las bondades de un proyecto que resultó ser un “lobo con piel de oveja”.
Reforma animalesca (VII)
Y hasta las altas Cortes, cuyo silencio (a excepción del presidente del Consejo de Estado) para exigir el hundimiento de la reforma, dio lugar a muchas críticas, una de ellas la que acusaba a los magistrados de actuar como avestruces, es decir, escondiendo la cabeza en la arena para fijar una posición clara.