Todo hace indicar que el relevo en la cúpula policial será en el primer trimestre de este año y que la poda de generales será superior a lo normal, pues tanto el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, como el presidente Santos  están conscientes de que hay una puja interna por el poder en esa institución que ha afectado gravemente el respeto por la cadena de mando y la credibilidad institucional, una crisis que debe ser cortada de raíz. Para ello se aplicaría un remezón en el que quede claro que no hubo vencedores ni vencidos, y que todos los involucrados directa o indirectamente pasaron a uso de buen retiro. Es claro que el Gobierno respaldó en medio del confuso alud de acusaciones y escándalos recientes al director, general Rodolfo Palomino, pero también es consciente de que es necesario aplicar un golpe de autoridad que envié un mensaje claro y contundente a toda la Policía respecto a quién, literalmente, es el que manda, es decir el Presidente de la República.

A mostrarse, pues…

El primer consejo de ministros de este año estará bastante movido. Se dice que el presidente Santos apretará las tuercas a todo el gabinete y les pedirá más resultados y visibilidad de la gestión, bajo la tesis de que una eventual votación del plebiscito por la paz a mitad de año también hará las veces de un voto de confianza sobre la calificación positiva o negativa del Ejecutivo. Hoy las encuestas no son las mejores para la imagen gubernamental. De allí que sea urgente para la Casa de Nariño mejorar la calificación y popularidad del propio Jefe de Estado, los ministros y sus respectivas ejecutorias y políticas en esos primeros meses de 2016. Ello es más prioritario dadas las restricciones para las campañas publicitarias por el “Sí” y por el “No” establecidas en la respectiva ley aprobada por el Congreso en diciembre pasado y que ahora está bajo la lupa de la Corte Constitucional. 

Azules al ruedo

El Partido Conservador  tendrá, como se sabe, que tomar una decisión trascendental en el arranque de este año respecto a si se reintegra o no a la coalición de Unidad Nacional. Es claro que la mayoría de la bancada está a favor de esa alternativa y que así se lo comunicó al presidente Santos hace tres semanas.  Pero también es evidente que el Directorio, en cabeza del parlamentario David Barguil y de la excandidata Marta Lucía Ramírez, se opone drásticamente a esa opción. Visto ese escenario se sabe que ambas partes han evaluado la estrategia a seguir y que cada una  tiene una interpretación a su favor de los estatutos del partido. Por lo pronto está descartado que se proceda a una especie de ‘golpe de estado’ para remover al Directorio pero lo más probable es que si se llega a un escenario de total contradicción la actual cúpula partidista se quede, literalmente, con la llaves de la “casona de la Soledad” pero sin ningún tipo de  ascendencia o poder de convocatoria sobre la bancada de Senado y Cámara, dando lugar a una crisis sin precedentes en la colectividad en los últimos años.