Como se sabe desde hace varias semanas el presidente venezolano Nicolás Maduro viene buscando una reunión con el mandatario colombiano Juan Manuel Santos, pero Bogotá ha dicho que no hay disponibilidad en la agenda por el momento. Esa negativa fue leída, inicialmente, como una excusa de la Casa de Nariño para evitar que la cumbre presidencial se diera antes de las elecciones parlamentarias del pasado 6 de diciembre, pues se temía que Maduro utilizara la cumbre con Santos para trata de sacar algún tipo de rédito político y electoral de cara a esos comicios, que finalmente perdió de manera contundente ante la oposición. No hay que olvidar que en varios de los municipios venezolanos fronterizos con Colombia el gobierno Maduro impuso un “estado de excepción”, lo que generó sospechas pues se trataba de poblados en donde la oposición antichavista tenía fortines políticos y electorales.
Santos-Maduro (II)
Sin embargo, pasada esa coyuntura electoral y con la frontera todavía cerrada, e incluso con el anuncio de Caracas el fin de semana en torno a que podría destinarse un cuerpo de “fuerzas especiales” para la zona, vuelve a ponerse sobre el tapete si Santos aceptará, por fin, una reunión con Maduro en lo que resta de este año o preferirá esperar a que, en la primera semana de enero, cambie el mapa político cuando se posesione la nueva Asamblea Nacional que, como se sabe, estará dominada por las mayorías calificadas de la oposición, la misma que en su momento indicó que el intempestivo cierre de la frontera con Colombia era una “cortina de humo” del Palacio de Miraflores para distraer la grave crisis económica y social interna.
Crítica a ministros
Al cierre de este primer tramo de la legislatura, los balances de los parlamentarios empiezan a multiplicarse. En la mayoría de esos cortes de cuentas sorprende que así como se destaca la atención que se le puso a los proyectos relacionados con el proceso de paz, también se recalcan las quejas en torno a que muchos ministros no asistieron con la frecuencia que se necesitaba a las comisiones y las plenarias, razón por la cual gran parte de las iniciativas de ley y acto legislativo presentadas por los congresistas se quedaron a medio camino e incluso varias se hundieron sin mayor pena ni gloria.
¿Muy pasivo?
En los pasillos de la Alcaldía de Bogotá se afirma que ha sido muy débil la reacción del Congreso y del propio Gobierno nacional al caso del asesino serial que vivía en una de las laderas del cerro de Monserrate y que confesó que había matado a más de 16 mujeres por negarse a mantener relaciones sexuales con él. Una alta fuente de la Administración Distrital indicó que en otros casos de tragedias o hechos de impacto público tan alto, se ha visto una reacción más pública y contundente del Parlamento y el Ejecutivo, pero que no ha ocurrido lo propio con este hecho tan dramático en la capital del país. ¿Será?