MOCIÓN SIN FUTURO (I). Se les preguntó a varios senadores si veían alguna posibilidad de que progresara el anuncio de un debate de moción de censura contra el canciller Luis Gilberto Murillo por cuenta de la controvertida postura del Gobierno colombiano frente al régimen dictatorial de Venezuela. La mayoría de los consultados indicó que no era muy viable esa iniciativa. Fueron tres las razones que se expusieron al respecto. La primera: Murillo está ya de salida del gabinete y si en algún momento llegara a progresar el intento de sanción política muy seguramente renunciaría antes de arriesgarse a que lo saquen por la puerta de atrás.
MOCIÓN SIN FUTURO (II). En segundo término, se coincidió en que no se podía confundir el escenario político. Por un lado, está que en el segundo semestre del año pasado las mayorías parlamentarias, contando a las bancadas de centroizquierda, aprobaron sendas proposiciones en las plenarias de Senado y Cámara para urgir al gobierno Petro a que reconociera el triunfo del candidato opositor Edmundo González y luego también solicitaron que Colombia no asistiera a la posesión del jefe del régimen dictatorial Nicolás Maduro. Sin embargo, pensar que esas mismas mayorías se repetirían para votar una moción contra el canciller Murillo no responde a la realpolitik, ya que seguramente el Gobierno exigiría a sus bancadas votar en contra y buscaría que hicieran lo propio algunos parlamentarios conservadores, liberales y de La U que tienen cuotas burocráticas en el Ejecutivo.
MOCIÓN SIN FUTURO (III). Y finalmente, según algunos parlamentarios, para casi todo el país es claro que Murillo siempre le puso peros a la línea del presidente Petro en cuanto al relacionamiento con la dictadura. De hecho, la tesis de que no se reconocería a Maduro si no presentaba las actas electorales que probaran su triunfo fue originalmente de Murillo, pero en las últimas semanas, el jefe de Estado impuso su decisión: asistir con el embajador a la posesión del jefe del régimen chavista, pero no reconocer oficialmente la legitimidad de su mandato. En ese orden de ideas, sancionar a Murillo sería injusto, ya que la determinación final fue más presidencial que ministerial.
AL TABLERO. Para algunos senadores y representantes la decisión gubernamental en torno a citar sesiones extraordinarias en el Congreso con el objetivo de discutir el proyecto de reforma a la salud es una buena oportunidad para adelantar algunos debates de control político o, al menos, presentar proposiciones sobre varias problemáticas y coyunturas. Por ejemplo, hay múltiples pronunciamientos en torno a si la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo tiene los recursos necesarios para enfrentar las emergencias derivadas del fenómeno de La Niña.
CABALLITO DE BATALLA. Un ex alto cargo de la Registraduría le dijo a un periodista de EL NUEVO SIGLO que este 2025 es muy posible que detrás de algunas iniciativas de revocatoria del mandato que se empezaron a anunciar contra alcaldes y gobernadores lo que, en realidad, subsiste es la intención de sus promotores de ambientar sus propias candidaturas a la Cámara y el Senado. De esta forma, la recolección de firmas y la vitrina mediática les permitirá posicionarse para buscar llegar al Parlamento en marzo de 2026. Así las cosas, intentar sacar de sus cargos a los mandatarios locales y seccionales es apenas una estrategia de fachada política y electoral.