Únicamente el 18% de los colombianos considera que la forma en que nos alimentamos es la principal causa de la pérdida de naturaleza y la degradación ambiental. Más aún, la mayoría de la población es optimista: el 65% de los encuestados cree que se puede hacer producción de alimentos sin tener un impacto negativo en la naturaleza y el 62%, que ésta solo contamina por el uso de pesticidas.
Incluso, cuando se les preguntó si la producción de alimentos como la papa, el arroz y la carne de res se asociaban a problemas ambientales como la degradación de páramos y humedales o la deforestación, los encuestados no encontraron una relación directa.
Estos son algunos de los hallazgos de ‘El verdadero valor de los alimentos’, la más reciente investigación de WWF Colombia, realizada en conjunto con la agencia Sancho BBDO, la investigación realizó 1950 encuestas y visitó 47 hogares en ocho ciudades.
Los hallazgos demuestran que, día a día, los colombianos viven al menos tres paradojas que terminan perjudicando la naturaleza e incluso, el bolsillo de los hogares.
1. Creen que su alimentación es variada, pero no lo es, principalmente porque sus hábitos de compra son siempre los mismos. El 43,7% de los encuestados considera que su alimentación es lo suficientemente variada, aunque repite con frecuencia alimentos como el arroz y el café. Sin embargo, afirman comprar siempre las mismas marcas y frecuentar las mismas tiendas, lo cual dificulta que se incorporen nuevos ingredientes a la alimentación, un aspecto clave para reducir las presiones sobre la naturaleza y aprovechar la biodiversidad de Colombia.
¿Por qué esto es importante?
● Sólo nueve alimentos representan el 66% del total de la producción agrícola global. Esta forma poco variada de producción implica un mayor desgaste para el suelo y sus nutrientes, la pérdida de variedades de alimentos y la cultura en torno a ellos, y en ocasiones, un mayor uso de fertilizantes, algunos, generadores de gases efecto invernadero.
● Si bien el 84% de las personas considera importante consumir alimentos variados, también afirman que la tradición familiar es la segunda razón que más ha definido su manera de comer.
● Para los entrevistados, las prácticas alimentarias que son heredadas y son parte de la herencia cultural no generan daños ambientales. Al estar atadas a las tradiciones no se ven como un peligro para la naturaleza, sino como prácticas que acompañan una enseñanza familiar.
● La preparación de grandes porciones que terminan desperdiciándose, el gasto de agua innecesario para ciertas preparaciones, la decisión de botar ciertas partes de comida, o comer siempre lo mismo, son prácticas que se consideran correctas y buenas, que no esperan ser cambiadas.
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2. Identifican los alimentos procesados como aquellos que causan el mayor impacto en la naturaleza debido a los químicos, ignorando que la producción de alimentos frescos también tiene un impacto. El 53,7% de los encuestados asocian alimentos como empacados y enlatados como aquellos que más efectos negativos tienen frente al ambiente, mientras que, solo el 8% cree que las frutas y las verduras causan este mismo efecto. Esto indica que hay una falsa asociación: lo más natural no causa daño ambiental.
¿Qué implicaciones tiene?
● La mayoría de los colombianos piensa que cuando una fruta o verdura es arrojada a la caneca, volverá a la naturaleza, pero se ignora que, al descomponerse, contribuye a la generación de gases efecto invernadero, responsables del cambio climático. Justamente las frutas y verduras son los alimentos que más se pierden o desperdician en el país.
● El 80,8% de los encuestados considera que la estética y la buena apariencia de los alimentos son características importantes al momento de comprar. Esto lleva al desperdicio de muchos alimentos con formas irregulares, que tienen algún defecto mínimo, pero son igualmente nutritivos.
● La gente considera que las afectaciones al ambiente se dan desde los insumos químicos que se usan para producir alimentos como pesticidas y plaguicidas. La principal preocupación es que estas sustancias lleguen al plato de comida.
3. Realizan cambios en su alimentación motivados por la salud, sin entender que una alimentación sana, depende de un planeta sano. Un 70% de los encuestados han realizado cambios en su alimentación motivados por estar más sanos. Mientras tanto, ayudar al ambiente se encuentra en último lugar con un 3%, lo que denota un desconocimiento de la relación entre alimentación y naturaleza.
¿Cómo nos afecta?
● Globalmente, la forma como producimos y consumimos alimentos ha ocasionado el 80% de la deforestación, es responsable del 70% de la pérdida de biodiversidad en ecosistemas terrestres y del 50% en ecosistemas de agua dulce, y genera el 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
● El cambio climático pone en riesgo la producción de alimentos a nivel global, y Colombia no es la excepción. Incluso el café, uno de los cultivos insignia del país, está en grave riesgo si la temperatura del planeta sigue aumentando.
● Los polinizadores son una de las maneras más evidentes de ver cómo la comida depende de la naturaleza. El declive en las poblaciones de abejas, por ejemplo, está poniendo en jaque a los productores y ocasionando grandes pérdidas económicas.
Las soluciones: comer más variado, más local y evitar el desperdicio. “Necesitamos entender el verdadero valor de los alimentos”, explica Camila Cammaert, coordinadora de Sistemas Alimentarios Sostenibles de WWF Colombia.