Cinco de los barrios afectados por las inundaciones del pasado domingo en Mocoa, se encuentran ubicados dentro de la ronda hídrica del río Mulato.
Por ello, para el profesor Santiago Duque Escobar, coordinador del Grupo de Investigación en Limnología Amazónica de la Universidad Nacional (U.N.) Sede Amazonia, es importante comprender que “Mocoa, y así lo redefinió nuevamente el Servicio Geológico Nacional el año pasado, está en lo que se conoce como un abanico aluvial, que quiere decir que los ríos de la cordillera confluyen en un punto, que es exactamente el municipio”.
La capital de Putumayo volvió a ser el centro de la atención nacional. Las fuertes lluvias de nuevo prendieron las alertas en el municipio y aunque en esta ocasión la crecida del río Mulato no dejó a su paso víctimas mortales, las cerca de 2.000 personas damnificadas sí tuvieron un claro recordatorio de la llamada “Avenida fluvio-torrencial” que arrastró rocas y lodo en 2017.
Según el experto, se trata de un escenario que se seguirá repitiendo si no se toman las medidas necesarias para reorganizar el municipio teniendo en cuenta las condiciones de riesgo que representa el río Mulato y otros afluentes de la región como el Sangoyaco, por sus características de fuerte pendiente.
Si a esto se le suma que el vertiginoso y desordenado crecimiento del municipio ocasionó que sus habitantes comenzaran a construir sus viviendas cerca al río, una condición que no cambió significativamente después de los eventos del 31 de marzo de 2017, “no es extraño que el episodio se haya repetido a menor escala el domingo pasado”.
De acuerdo con la información de la U.N. Sede Amazonia -que desde 2016 firmó un convenio con Corpoamazonia para adelantar estudios sobre tres ríos de capitales de la Amazonia colombiana, entre los que se encuentra el Mulato- los barrios San Agustín, José Homero, Miraflores, 17 de Julio y Naranjito, afectados durante la creciente del 11 y 12 de agosto, se hallan dentro de la ronda hídrica definida en el proyecto de investigación.
Se trata de asentamientos que ignoraron las resoluciones de Corpoamazonia y los actos administrativos de la Alcaldía de Mocoa, que imponían una restricción de construir en los 50 m a ambos lados de los ríos de Mocoa.
En la investigación de la U.N. y la Corporación se identificó que incluso en la margen derecha, a más de 400 m del cauce del río, se encuentran territorios que el afluente modeló y por los que alguna vez podría volver a pasar.
“Los ríos no se quedan siempre por el mismo cauce sino que migran”, señala el profesor Duque, y agrega que entender eso permite generar estrategias para que la comunidad y las autoridades aprendan a convivir con los afluentes y los riesgos que representan.
Además, características como una pendiente pronunciada en el recorrido del Mulato por la montaña, hacen que precipitaciones como las del domingo pasado eleven los caudales del río de manera intempestiva.
A esto se suman las condiciones de deforestación que han convertido a este río en uno bastante erosivo y de alta agresividad, que arrastra a su paso rocas y sedimentos debido a que ha perdido la protección natural de los árboles en las riberas, como el chiparo, que protegió algunas zonas en marzo de 2017.
Por estas condiciones, los eventos de los últimos dos años no son aislados en la historia de la zona. De hecho se tiene referencia de que durante el siglo XX se presentaron unos nueve episodios de intensidad similar a la de 2017, con la gran diferencia de que entonces la población del municipio aún no se había asentado en las cercanías del río, por lo que las pérdidas no fueron significativas.
Aprender a vivir con el riesgo
“Cuando yo reconstruyo una ciudad debo reconstruirla también mentalmente. La gente tiene que entender que vive en un sitio de riesgo y tiene que aprender o a vivir con él, o a reubicarse”, manifiesta el profesor Duque, quien hace énfasis en que reconstruir la ciudad en las mismas condiciones sobre las que se han producido las inundaciones es seguir exponiendo a la población al peligro.
Por eso sostiene que el Gobierno central, al igual que la Gobernación del Putumayo y la Alcaldía de Mocoa, deben revisar con cuidado el nuevo panorama que enfrentan y pensar en una verdadera reconstrucción de la ciudad que considere los ríos como corredores ambientales en el ordenamiento del municipio./U.N.