Planeado como una exuberante barrera contra la desertificación y las tormentas de arena, el “cinturón verde” de Kerbala, en Irak, se yergue como un fracaso marchito.
Hace 16 años que se puso en marcha el proyecto, pero solo se ha concretado una parte de la extensión verde de 76 km en forma de media luna, pese a la probada necesidad de protección contra los desafíos de la naturaleza.
En 2006, se empezaron a plantar eucaliptos, olivos y palmeras datileras, en el marco de un plan para formar un escudo verde de decenas de miles de árboles alrededor de Kerbala, en el centro de Irak.
“Estábamos contentos porque el cinturón verde sería una barrera efectiva contra el polvo”, comentó Hatif Sabhan al Khazali, poblador de Kerbala, una ciudad sagrada chiita que atrae cada año a millones de peregrinos.
Los numerosos problemas ambientales de Irak, incluidas la sequía y la desertificación, amenazan el acceso al agua en todo el país.
Pero en la actualidad, el eje sur del cinturón verde de Kerbala alcanza unos 26 km de largo mientras que el eje norte, de 100 metros de ancho, es de 22 km.
El riego es escaso y nadie arranca las malas hierbas. Las ramas de los olivos atrofiados se mecen entre las palmeras de dátiles que luchan por crecer.
“La construcción se detuvo”, indicó Nasser al Khazali, exintegrante del concejo provincial de Kerbala.
Lo atribuyó a la “falta de interés del gobierno central y de las autoridades locales”, al señalar que “faltó financiamiento”.
Según él, solo 9.000 millones de dinares (6 millones de dólares) se invirtieron en el eje norte, de los 16.000 millones de dinares previstos originalmente.
Poco resultado
Para Hatif Sabhan al Khazali, la palabra que mejor definiría la suerte del proyecto de cinturón verde sería “negligencia”.
Lo mismo dicen otros iraquíes, que citan también el “mal manejo financiero”, que motivó las grandes protestas contra la corrupción celebradas en numerosas ciudades en 2019, además del deterioro en los servicios públicos y el desempleo.
Irak ha figurado entre los últimos lugares del índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional. El año pasado ocupaba el puesto 157º de 180 países.
Así, lo que se planeó para amortiguar las tormentas de polvo que asolan al país hace más bien poco por aminorar su impacto.
En abril, Irak se vio azotado por dos tormentas en menos de una semana y hubo que suspender vuelos. Decenas de personas fueron hospitalizadas con problemas respiratorios.
Según el director de la oficina meteorológica de Irak, Amer al Jabri, las tormentas de arena y polvo se van a volver más frecuentes debido a un aumento de la “sequía, la desertización y a la disminución de las lluvias”, y también por la ausencia de áreas verdes.
Irak es especialmente vulnerable al cambio climático, tras registrar lluvias históricamente bajas y elevadas temperaturas los últimos años.
En noviembre, el Banco Mundial advirtió que Irak podría sufrir una caída del 20% en sus recursos hídricos para 2050 debido al cambio climático.
La escasez de agua se ha exacerbado por la construcción de represas río arriba en los vecinos Turquía e Irán.
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Grupos criminales
La falta de agua y la degradación del suelo han provocado un declive de la tierra cultivable.
Irak “pierde alrededor de 100.000 dunams (unos 250 km cuadrados) de tierra agrícola cada año”, señaló Nadhir al Ansari, especialista en recursos hídricos de la Universidad Tecnológica de Lulea, en Suecia.
“Esta tierra se convierte en un área desértica”, indicó, advirtiendo que cabe “esperar” que a Irak lleguen “más tormentas de polvo”, algo que tendrá consecuencias negativas en la agricultura y la salud.
Ansari responsabilizó de ello al gobierno iraquí y a la “falta de planificación hídrica”.
Durante la última tormenta de polvo del país, el Ministerio de Agricultura aseguró que estaba trabajando en “restaurar la cobertura vegetal” de Irak.
El año pasado, un funcionario del Ministerio del Agua se refirió a “varias iniciativas” para crear cinturones verdes pero admitió que “lamentablemente estos cinturones no fueron mantenidos”, según la agencia de noticias estatal INA.
Como ejemplo, citó Kerbala, donde Hatif Sabhan al Khazali sufre al ver el cinturón verde de la ciudad en manos de “grupos criminales y perros abandonados”./AFP