Colombia tiene gorrión de corona blanca, único en Suramérica | El Nuevo Siglo
Foto cortesía U. Nacional
Lunes, 10 de Junio de 2019
Agencia de Noticias UN

Zonotrichia leucophrys, una especie de ave propia de Norteamérica, que posiblemente llegó hace un mes al campus de la Universidad Nacional (UNAL), se convierte en el primer registro de esta especie en Suramérica.

Este pájaro, de aproximadamente 18 cm de largo, recorre en solitario las 121 hectáreas del campus, en especial las zonas con arbustos y árboles aislados, como el terreno cercano al Instituto de Genética y las canchas de fútbol, donde se vio por primera vez, el pasado 4 de mayo.

“Después de encontrar a esta ave, un biólogo de la Universidad nos informó que durante el conteo mundial de aves Global Bird Day había avistado y fotografiado a este pájaro en el mismo lugar donde lo encontramos y pensaron que era un copetón anómalo”, cuenta el profesor Andrés Cuervo, del Departamento de Biología, quien encontró al gorrión durante el Primer Bioblitz de la Universidad.

A diferencia del copetón criollo (Zonotrichia capensis), de color rojizo y propio del país, este macho de cola larga tiene rayas blancas y negras en su cabeza, cara gris, partes superiores veteadas de color marrón, alas marrones con barras y pecho gris claro.

Es una de las cinco especies de los Zonotrichia: albicollis, atricapilla, querula y capensis, que tienen un plumaje similar propio de la familia Emberizidae. Se alimentan principalmente de insectos y semillas u otras partes de las plantas.

Aunque el grueso de la distribución de Zonotrichia leucophrys es Norteamérica, cuando termina el otoño y llega el invierno varias poblaciones de este copetón cejiblanco migran desde Canadá y toda la Costa Oeste hacia el sur de Estados Unidos, a veces hasta el centro de México.

El registro más próximo a Suramérica de esta ave fue en Costa Rica. El profesor Cuervo señala que una de las posibles razones para que se haya encontrado esta ave en Colombia es que se hubiese desviado de su ruta de migración o que haya sido transportada de manera accidental como “polizón” en algún barco o avión de carga.

Todo indica que las condiciones del terreno donde fue ubicada, la elevación y el clima de Bogotá, fueron algunas de las particularidades que encontró en el campus para quedarse.

“Estas características propias de nuestro entorno resultan similares a las que encuentra en los climas mediterráneos en esta época del año, en el norte de Canadá y en el noroccidente de Estados Unidos, donde se reproducen”, explica el profesor Cuervo.

Cuenta además que esta es una temporada del año en la que más se reproducen, por lo que este individuo no tiene la predisposición de moverse. Así que, quizá en unas semanas, cuando los individuos en su área de distribución terminen su ciclo reproductivo, salga del campus.

Mientras eso sucede, este gorrión, que puede estar despierto hasta dos semanas durante la migración, deberá lidiar con varias amenazas del entorno, entre ellas ser depredado por animales como los gatos domésticos y ferales o callejeros, principales fuentes de moralidad para las aves.

“Si se mueve también puede colisionar con automóviles o edificios, ya que puede volar a una altura mayor de 4 m y un poco más si están migrando, o pueden ser víctimas de sus reflejos al estrellarse contra una ventana”, señala.

El oasis o cinturón verde que resulta el campus universitario junto al corredor verde de la calle 53, el barrio la Esmeralda, el Parque Simón Bolívar y el Jardín Botánico, en conjunto, son áreas muy importantes para la fauna y la flora remanente urbana.

“Estas zonas también permiten conexiones entre estas poblaciones; muchas de las aves más extrañas que se han registrado en la Sabana de Bogotá se han observado en el campus de la UNAL y en el Parque Simón Bolívar”, comenta el docente.

Durante el recorrido que se hizo el pasado miércoles 5 de junio, con motivo de la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente, el profesor y 10 estudiantes más que integraron el grupo de búsqueda, además del nuevo registro encontraron mirlas, garzas, lechuzas, chirlomirlos, pincha flores y gavilanes.

“También observamos un “residente” del campus, es un ave restringida de la cordillera Oriental que está en Cundinamarca, algunos sectores de Boyacá, Santander, Norte de Santander y la Sierra Nevada de Santa Marta. Se llama Conirostrum rufum o “pico cono”, tiene el pico superagudo y anda en grupos pequeños”, concluye el docente, quien pudo tomar el sonido que emite, pese al ruido del entorno