El ahorro interno es la pieza clave que mantiene en marcha la maquinaria económica de cualquier país. En el tercer trimestre de 2024, el ahorro en Colombia alcanzó un 15,4% del PIB, su punto más alto en el año.
Sin embargo, al considerar el promedio de los últimos cuatro trimestres, esta cifra desciende al 11,3 %. Esto evidencia que, aunque hay avances, el desafío estructural del ahorro persiste y, con él, la capacidad de financiar la inversión necesaria para un crecimiento sostenible. Así lo demuestra un estudio hecho por Mauricio Hernández Monsalve, economista de BBVA Research en Colombia.
De acuerdo con él, los países que han logrado transformarse en potencias económicas, como Corea del Sur o Singapur, comparten un denominador común: tasas de ahorro internas que en su momento superaron el 30% del PIB. Estos niveles, junto con políticas públicas coherentes, permitieron financiar inversiones estratégicas.
Colombia, en contraste, enfrenta el reto de consolidar su ahorro, especialmente en sectores como los hogares y el Gobierno.
Así mismo, señala que el reciente aumento trimestral al 15, 4% del PIB proviene principalmente del sector privado, con las sociedades no financieras representando un ahorro equivalente al 14,0 % del PIB. Los hogares aportaron un 3,4 %, aunque muestran signos de debilidad frente a trimestres anteriores.
“Este esfuerzo queda opacado por el desahorro del sector público, que resta 3,0 puntos porcentuales al total. Corregir el desbalance fiscal es crucial para evitar que el ahorro privado se vea neutralizado por una gestión pública deficitaria”, sostiene Hernández.
El ahorro no solo financia la inversión, sino que es el puente hacia un mayor PIB potencial. Sin una base sólida de ahorro interno, Colombia continuará dependiendo del ahorro externo, lo que expone su economía a la volatilidad internacional. Más preocupante aún, la insuficiencia del ahorro podría perpetuar un ciclo de bajo crecimiento, limitando la capacidad del país para cerrar brechas estructurales en empleo, infraestructura y productividad.
Las recomendaciones
También, recomienda que es hora de que el país tome conciencia de la importancia estratégica del ahorro. Así como un río crece con los afluentes que lo alimentan, el esfuerzo conjunto de hogares, empresas y Gobierno es clave para consolidar el ahorro como un pilar del desarrollo. Ese esfuerzo debe traducirse en una base que sostenga el crecimiento económico y reduzca las vulnerabilidades futuras.
Hernández recuerda que para financiar la inversión se necesita del ahorro. “Sin ahorro no hay recursos para invertir en infraestructura, educación, tecnología y otros motores del crecimiento”, señala el especialista.
Asegura que si bien el préstamo neto mostró una mejoría (es el saldo de ingresos vs. gastos y es positivo cuando sobra dinero para prestar en lugar de tener que endeudarse), en particular este balance para los hogares fue del 0,1 % del PIB, una disminución respecto al 0,2 % un año atrás, pero manteniéndose en terreno positivo.
El experto sostiene que este indicador fue negativo entre septiembre de 2021 y diciembre de 2022.
Resalta que, a su vez, la economía general redujo su posición deudora del 4,3 % del PIB en marzo de 2023 al 2,5 % este año. Esto está en línea con el menor crecimiento del crédito y la reducción del déficit externo, pero también es un síntoma de menor inversión empresarial y baja compra de vivienda: un claro ejemplo de cómo una noticia buena puede ser mala al mismo tiempo.
Por último, indica que para fortalecer nuestra capacidad de inversión y asegurar un mayor crecimiento, es vital aumentar tanto el ingreso disponible como el ahorro. Las políticas deben centrarse en fomentarlos, especialmente en sectores claves que impulsen la productividad. Además, se requiere reactivar el crédito productivo, aquel que financia la inversión empresarial y la compra de vivienda.
Ahorro desde la ANIF
Por su parte, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) señaló que el país se caracteriza por tener altos niveles de consumo y bajos niveles ahorro, lo que crea un círculo vicioso en el que no hay suficientes recursos para invertir. De ahí que recientemente varios analistas señalen que el crecimiento potencial de nuestra economía haya disminuido luego de la pandemia.
En ese sentido, señala la entidad, es paradójico que, como resultado de las restricciones por el covid, se registró un incremento significativo en el ahorro de los hogares, alcanzando la cifra más alta en términos de ahorro como porcentaje del producto interno bruto (PIB) en los últimos años.
La ANIF destacó que el ahorro de los hogares alcanzó su punto más alto en 2020 debido a la pandemia, para luego reducirse en la reactivación económica.
No obstante, desde la reactivación económica en 2021, el consumo de los hogares fue el principal motor de la economía colombiana, lo que generó una caída en el ahorro neto hasta niveles mínimos. Durante 2023 y 2024, los niveles de ahorro de los hogares retomaron la senda positiva, pero parece que no logran consolidarse y con ello alcanzar los niveles previos a la pandemia.
El segundo trimestre del 2024 presentó un crecimiento de 13,4 % en el ahorro de los hogares, alcanzando un total de $25,6 billones. La cifra se consolida como la primera variación positiva desde el tercer trimestre del 2023.
La agremiación sostuvo que, a pesar de esta mejora, el panorama general respecto al ahorro en la economía no es tan positivo. Sin embargo, en el segundo trimestre de 2024 el ahorro de los hogares aumentó levemente, impulsado por un mayor ingreso disponible, aunque sigue lejos de los niveles observados antes del 2020.
Por el otro lado, establece la ANIF, los impuestos corrientes sobre el ingreso son el gasto de mayor proporción dentro del total del ingreso disponible (47,4 % en promedio para el periodo analizado), al mismo tiempo que es el componente que más ha aumentado año a año.
Asimismo, el gasto en contribuciones sociales ha ganado participación dentro del gasto y ha crecido de forma significativa en los años posteriores a la pandemia. Como resultado, para el periodo pospandemia (2022-2024) las cifras muestran que el gasto agregado está creciendo a una velocidad mucho más rápida que los ingresos: en promedio (para el periodo analizado) 7,9 % vs. 5,8 % respectivamente. Así, se tiene que en términos reales el ingreso disponible bruto se reduce con el tiempo, disminuyendo la capacidad de ahorro de los hogares.
De esta manera, la ANIF concluye que, en suma, aunque en lo corrido de 2024 hubo un aumento en los ingresos de los hogares, los gastos también lo hicieron y en una mayor proporción, especialmente en impuestos y transferencias corrientes, lo que ha limitado la capacidad de los hogares para ahorrar a largo plazo. Para lograr una mejora en los niveles de ahorro, sería necesario que los hogares redujeran su nivel de consumo o aumentaran su nivel de ingreso.
Pero advierte que estas dos premisas parecen difíciles de cumplir en el corto plazo, en un contexto donde el consumo de final de hogares crece por debajo del promedio de la economía y la ocupación no termina por consolidarse para generar mayores ingresos.