La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) presentó la campaña “Condenados” que busca desincentivar el tráfico de fauna silvestre y exótica en los 104 municipios de su jurisdicción.
“Cada vez que se saca un animal de su hábitat para convertirlo en mascota, sentenciamos a un inocente al cautiverio o la muerte, porque muchos pierden su instinto, sus habilidades para cazar, reconocer los alimentos y huir de sus depredadores naturales”, dijo Luis Fernando Sanabria, director general de la CAR.
Con el fin de generar sensibilidad ante el tráfico de la fauna silvestre, la Corporación construyó una jaula gigante que ubicó en lugares públicos de Bogotá (plaza de mercado de Paloquemao, centro comercial Gran Estación, Plaza de Bolívar y Terminal de Transporte Salitre) para conocer la reacción de las personas.
Además, realizó un ejercicio experiencial con estudiantes y docentes de la Universidad Santo Tomás, introduciéndolos en la jaula para conocer qué se siente perder la libertad y estar encerrados como les sucede a muchas especies de animales.
“Según varios estudios, solo 1 de cada 10 animales que son recuperados por el tráfico ilegal pueden retornar a su hábitat natural. Es decir que 9 son sentenciados al encierro de por vida”, manifestó el director de la CAR.
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Horace Williams y Viktor Grante, en su libro Illegal trade in wildlife, aseguran que el tráfico ilegal de especies es una de las actividades más lucrativas y que menos sensibilización tiene en la sociedad.
“Es un negocio que mueve al año más de 5.000 millones de dólares y potencialmente puede llegar a 20.000 millones de dólares en todo el mundo, generando una amenaza que mantiene a miles de especies en peligro de extinción”, destacan.
Por su parte, Harold Gómez, biólogo de la CAR, recuerda que muchos animales son monógamos y al perder a sus parejas pierden la posibilidad de reproducirse, situación que amenaza la continuidad de su especie.
“Algunos animales pertenecen a especies exóticas, es decir, que provienen de otros países y, por tanto, no pueden ser liberadas en Colombia debido al riesgo que representan para la fauna silvestre nativa y su hábitat. Tampoco pueden ser repatriados por los altos costos que este proceso acarrea y los engorrosos trámites que exigen los países para recibir a los animales”, explicó el biólogo.
Es importante tener en cuenta que la tenencia de animales silvestres constituye dos delitos: tráfico ilegal y maltrato animal.
Según un informe de tráfico de fauna silvestre realizado por la CAR, de 2019 a 2022 su Centro de Atención y Valoración de fauna (CAV) ha atendido a 3.181 individuos, de los cuales el 22% ha sido liberado en los diferentes ecosistemas.
Actualmente allí hay más de 500 animales silvestres, de los cuales el 60% corresponde al grupo de las aves, el 23% a reptiles y el 18% a mamíferos.
La CAR recordó que el 78% de las especies de fauna silvestre que ingresa al CAV no puede volver a la vida silvestre sin depender del cuidado humano, por eso están condenados a cadena perpetua, a muerte, al destierro, al encierro.
“Tu casa no es la suya, por eso el llamado a denunciar el tráfico de animales. El mejor regalo que podemos dar en esta Navidad es dejar a la fauna en su hábitat para que cumpla con su ciclo natural”, puntualizó Sanabria.