EL ESTRÉS fue denominado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la epidemia del siglo XXI. Debido a la inmediatez del mundo digital, las personas tienden a exigirse cada vez más, al punto de manejar cargas laborales altas que se convierten en los principales detonantes de este trastorno que afecta todos los ámbitos de la vida de quienes lo padecen.
Según la Asociación Americana de Psicología (APA), por sus siglas en inglés, existen tres tipos: estrés agudo, estrés agudo episódico y estrés crónico. Cada uno de ellos presenta diferentes características, duración y tratamientos. El primero se manifiesta como respuesta a presiones del pasado y futuro cercano, como por ejemplo, la pérdida de un contrato importante. El segundo, se presenta con mayor frecuencia y quienes lo padecen suelen ser algo desordenados o estar comprometidos en muchas actividades que les dificultan organizar su tiempo. Finalmente, el tercer tipo es el más peligroso de todos y se siente de manera permanente, llevando a la persona al agotamiento máximo.
Este estado de cansancio y conjunto de alteraciones tienen incidencia directa en la alimentación. De acuerdo con Clara Valderrama, nutricionista, dietista e integrante del Consejo Consultor de Dietistas de Herbalife Nutrition Colombia, las emociones descritas anteriormente pueden influir en el aumento del consumo de alimentos altos en grasa y azúcar o el exceso de bebidas alcohólicas lo cual, puede causar diferentes patologías como diabetes, dislipidemias, hipertensión y/o aumento de peso.
Frente a la estrecha relación que existe entre los hábitos de vida saludables y el manejo del estrés, la especialista hace una serie de recomendaciones nutricionales que contribuyen a la disminución de los síntomas de este trastorno:
● Establecer un horario de comidas.
● Controlar el tamaño de las porciones.
● Incluir proteína en cada tiempo de comida procurando tener una sensación de saciedad y disminuir la ansiedad por comer alimentos poco saludables.
● Evitar los excesos de azúcares y bebidas estimulantes.
● Incluir 5 porciones de frutas y verduras al día, ya que estas aportan mayor cantidad de vitaminas, minerales y fibra necesarias.
● Evitar las bebidas alcohólicas.
Finalmente, respecto a la actividad física, la OMS determina que los adultos entre 18 y 64 años deben realizarla dos veces por semana o más, actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares. Esta recomendación apunta al cuidado de la salud ósea y a mitigar el riesgo de padecer depresión. Además, sugiere que esta población dedique como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica y de intensidad moderada. Todos estos aspectos integrados ayudan a disminuir los niveles de estrés y contribuyen al correcto funcionamiento del cuerpo.