Hace unos años era común ver las quemas de grandes hectáreas de tierra en la cuenca del río Las Ceibas, ubicado en el departamento del Huila, ocasionadas por los propios agricultores, como una manera de preparar los suelos para la siembra del frijol.
Un método fácil y cultural, pues luego de la quema, sólo resta hacer la siembra. Sin embargo, no eran conscientes de los lamentables efectos y daños que esta práctica le generaba al suelo, y de paso al medio ambiente. Incluso, no dimensionaban estos efectos cuando estas propias quemas, terminaban ocasionando incendios forestales de gran envergadura, por las dificultades para controlarlos.
No obstante hoy estas acciones de los agricultores son parte del pasado, pues en la cuenca baja del río Las Ceibas, considerada la zona productiva de esta área protegida, los cultivadores de frijol empezaron a cultivar este año a través de una técnica de labranza mínima, donde no se utilizan las quema y reduce los niveles de erosión que producen las quemas en el suelo, y que de paso, desencadenan las remociones en masa que generan taponamientos de vías y aumento en el caudal del río.
Beneficios
“Tradicionalmente los campesinos acostumbran a sembrar sin técnica, por lo que la densidad de siembra es escasa, hay poco manejo del suelo, no se prepara, no se pica, no se surca lo que genera impedimentos para fertilizar y limpiar, y hay mayor erosión”, explicó Andrés Quintero, Técnico Agrícola del Proyecto Cuenca Río Las Ceibas.
Estas dificultades en la producción, sumado a la topografía del terreno de la cuenca, lleno de pendientes donde el agricultor debe sembrar, obligaba a la implementación de estas nuevas buenas prácticas, que mejorarán la productividad y calidad del frijol y de paso, evitarán la erosión del suelo.
“Es mucho mejor sembrar frijol con buenas prácticas agrícolas, el suelo se encuentra picado, la planta tiene mayor desarrollo, con el terraceo se puede fertilizar y limpiar mejor y eso nos ayuda a evitar la erosión, porque cuando llueve el suelo no se nos va sino que se queda en las terrazas, sobre todo en zonas de ladera”, agregó Quintero.
Señaló además que durante la quema, además de generar mayor erosión, se eliminan unos microorganismos que son importantes para la fertilidad del suelo, lo que a su vez garantiza mayor producción. Y explicó que se ha podido constatar con los propios agricultores que sembraron una parte de su producción con el método tradicional y la otra con estas buenas prácticas agrícolas y se observa cómo la planta se desarrolla mejor, crece más rápido, adquiere un mejor color y de paso produce más.
Esta es la primera vez que los agricultores cambian de chip y utilizan métodos amigables con el medio ambiente en una de las cosechas más tradicionales en la cuenca del río Las Ceibas como lo es el frijol. Para su implementación, el proyecto Cuenca río Las Ceibas que ejecuta la CAM, aportó semillas, asistencia técnica, abonos orgánicos, fertilizantes y el acompañamiento necesario para la implementación de esta nueva cosecha que muy pronto dará sus frutos.
Testimonios
“Me parece muy buena la iniciativa porque la gente estaba acostumbrada por aquí a quemar y sembrar porque de otra forma no se daba el frijol y sí se da, la prueba es que sí se da”, explicó Aldemar Tique, uno de los cultivadores que ha implementado el nuevo sistema de siembra. “Nos han ayudado con semillas, con fertilizantes, con abono, con asistencia técnica, y abonos orgánicos para evitar el uso de químicos.
“Uno ve en las matas el trabajo que se hace porque mire cómo están de bonitas las plantas”, resaltó por su parte Alexander Saldaña, otro de los agricultores que le han apostado a las buenas prácticas. Y aunque señala que con este método hay mayor trabajo para preparar el suelo, porque hay que limpiar, picar, surcar y terracear antes de la siembra, lo que puede tardar hasta un mes, los resultados se ven en la productividad y en la facilidad para sembrar y fumigar./CAM