La ignorancia frente al fenómeno del Niño | El Nuevo Siglo
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Domingo, 20 de Enero de 2019
Mario F. Hurtado
Desde los noticieros, la prensa, el Gobierno y hasta el Presidente hablan del Fenómeno del Niño con enorme desconocimiento. Unas clases de geografía serían fundamentales para que puedan comentar mejor informados

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EL AÑO comenzó con un escándalo por los pobres conocimientos de historia en las personas cercanas al Gobierno, cuando el Presidente afirmó en Cartagena que estábamos agradecidos por la ayuda de Estados Unidos en la independencia colombiana. De inmediato, salieron defensores y detractores, inclusive un asesor cercano al Gobierno y la Vicepresidenta salió en defensa de los argumentos expresados por Duque. Pero todo el debate evidenció vacíos en la enseñanza de la historia colombiana y la repetición de unos mitos que se han desvirtuado desde los estudios académicos. En síntesis, se habló de la importancia de la enseñanza de la historia en la escuela.

El asunto de ahora es quizá más preocupante. El profundo desconocimiento de geografía básica que existe entre los asesores del gobierno, los medios de comunicación y la sociedad en general. Y tiene que ver con el mito que han montado sobre el “fenómeno del Niño”.

¿Qué es?

La explicación más sencilla es la siguiente. En el océano existen corrientes marinas que son como autopistas de agua que van de zonas ecuatoriales a polares o viceversa. Las primeras se llaman cálidas y llevan humedad y precipitaciones a regiones frías. Además, hacen que sean menos frías. Por ejemplo, la corriente que nace en el golfo de México cruza el atlántico hasta las islas británicas y Escandinavia, por eso hay vida en regiones en las que si no llegara la corriente no sería posible la concentración de humanos en ciudades y campos. Una corriente fría muy cercana a nosotros es la corriente de Humboldt, parte de la Antártida bordeando la costa suramericana hasta el ecuador. Dicha corriente hace que el litoral de Chile, Perú y Ecuador sea muy frío, que se genere plancton y por ende haya una riqueza pesquera excepcional. Además, que la mayoría de la costa sea desértica, porque al ser el agua fría no se evapora y no se forman precipitaciones.

Por una extraña razón no determinada, en periodos de entre tres y 10 años, la corriente deja de correr por un tiempo. Las consecuencias, se calienta el océano, llueve donde nunca lo hace y hay sequía en países donde siempre llueve como Colombia, Venezuela y Panamá. A eso se le llama Fenómeno del Niño. Pero no se puede predecir, solo se sabe que está ocurriendo cuando se mide la temperatura del Pacífico suramericano y esta ha aumentado. Pero la ignorancia sobre un tema que se enseña en geografía en la escuela, hace que noticieros y periódicos digan que se pronostica que en seis meses llegará, eso es tan ilógico como predecir un terremoto.

El cuentico del fenómeno del Niño es un pretexto para justificar nuestra mediocridad en suministro de agua y energía. Parecemos un país básico donde si llueve la tenemos y si no, no es posible, a pesar que nos ufanamos de ser un país biodiverso y rico en agua. Países desérticos y pobres como Egipto, Túnez y el mismo Perú no están justificando ausencia de energía o agua por si deja de llover un mes, pues en los mismos pueden pasar tres años sin una gota de agua en las regiones más pobladas.

Lo que pasa es que el desconocimiento es tan elevado, que ponen a los medios y a los dirigentes del gobierno a hablar de algo que no está ocurriendo. Otra cosa que se enseñaba en las clases de geografía, es que el sistema de lluvias de las regiones Andina y Caribe de Colombia, las más pobladas, es bimodal. Eso quiere decir que hay tres meses de lluvias, tres de sequía, tres de lluvias y tres de sequía. Finales de diciembre, enero, febrero y los primeros días de marzo son meses de sequía, desde siempre. Eso no es fenómeno del Niño. No se puede banalizar un proceso ambiental de una forma tan burda. Por favor, que esto sirva para volver a llevar las clases de geografía a la escuela, que los asesores, viceministros, ministros se informen y le enseñen a la sociedad. Porque eso no es de confundir y justificar la precariedad a los procesos ambientales. Si en abril, mayo y junio no cae agua en nuestro país, entonces sí podremos afirmar que hay una sequía o un asunto relacionado con la temperatura del agua en el Pacífico. Pero si eso es en enero, solo es amarillismo e ignorancia.

 

*Especialista en educación. “La opinión del autor no refleja necesariamente la posición del medio y es responsabilidad exclusiva del que la escribe” @hurtadobeltranPrincipio del formulario