“Por más de 60 años mi familia ha conservado este territorio. Nuestro más grande anhelo es que Colombia lo sepa preservar”. Este es llamado que hace don Gildardo Rey, uno de los propietarios de los 37 predios en la Serranía de Manacacías, que hacen parte de las 68 mil hectáreas proyectadas a convertirse en una nueva área protegida para la Orinoquia colombiana.
Como don Gildardo, los pobladores de la Serranía de Manacacías, a seis horas en carro de San Martín en el Meta, han hecho un enorme esfuerzo por mantener en buen estado su territorio, logrando que su actividad productiva de ganadería extensiva fuese compatible con los ecosistemas. Gracias a este esfuerzo, hoy el país se encuentra ante la oportunidad de blindar estos territorios de presiones externas como la agroindustria y la cacería furtiva.
De acuerdo con Constanza Atuesta, abogada y consultora en áreas protegidas para WWF-Colombia, “la urgencia de protección surge ante el proceso acelerado de transformación de la Orinoquia colombiana, principalmente, por la agroindustria, que conlleva no solamente la modificación del paisaje sino la pérdida de biodiversidad”.
Para lograr los objetivos de conservación de la Serranía de Manacacías, se requiere de una figura de protección estricta, lo cual implica tener un acuerdo social y sectorial que permita la adquisición de los predios de manera gradual sin afectar los derechos de los pobladores, quienes le apuestan a la conservación antes que a la agroindustria.
La alianza
En 2011, Parques Nacionales Naturales de Colombia publicó un estudio realizado por los biólogos Germán Andrade y Germán Corzo en el que se identificaban los grandes vacíos en conservación de todo el país. Los ecosistemas de la Orinoquía –junto con los marinos y los de bosque seco– lideraba la lista de prioridades, pues no estaban suficientemente representados en el SINAP.
Desde entonces, los esfuerzos por declarar áreas que incluyan este patrimonio natural han sido incesantes. Una nueva fórmula de trabajo emergió en 2016 con la creación de la Alianza por la Conservación de la Biodiversidad, el Territorio y la Cultura, conformada por Parques Nacionales Naturales de Colombia, el World Wildlife Fund (WWF), Wildlife Conservation Society (WCS), la Fundación Argos y la Fundación Mario Santo Domingo.
“La mega meta que se trazó este gobierno en materia de creación y ampliación de áreas protegidas exigía que actores diversos pusieran sus conocimientos, gente y recursos para sacar adelante los objetivos”, explica Atuesta.
El patrimonio
El imponente paisaje de la Serranía de Manacacías se caracteriza por sus llanuras onduladas y disectadas (altos relieves), que resguardan seis tipos de ecosistema: sabanas de pastizal, bosques de galería, matorrales, esteros, complejos lagunares y palmares mixtos. En este territorio están presentes más de 1.200 especies de flora, más de 450 especies de aves, más de 180 especies de mamíferos y dos nuevas especies de mariposas nunca antes vistas en el mundo. Además, cuenta con una inmensa riqueza hídrica de la cual dependen los distintos sistemas productivos de la región. En palabras de Juan Carlos Clavijo, jefe de área de Parques Nacionales Naturales de Colombia, “conservar Manacacías permite al país tener un esquema de conservación compatible con modelos de desarrollo”.