Su vistosa cola de color ocre la ayuda a impulsarse por los árboles para recoger semillas que luego, “sin querer queriendo”, planta en la tierra, muchas de las cuales nacen, lo que la convierte en reforestadora.
Se trata de la ardilla de cola roja, un animal que se encuentra en los bosques ribereños o de galería, praderas, áreas de cultivo, parches de bosque y coberturas de bosque más amplias, en diferentes ecosistemas que van desde los 1000 a los 3100 msnm, en países como Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Trinidad y Tobago y Venezuela.
En Colombia, una de las regiones privilegiadas es Boyacá y por ello la bióloga Lina Fernanda Moreno Guerrero, especialista en gestión ambiental, se encarga de trabajar con esta especie en Corpochivor.
La ardilla de cola roja (Sciurus granatensis) pesa entre 450 y 500 gramos, la coloración del pelaje y el tamaño son muy variables, ya que responden tanto a variables geográficas como ambientales. Durante la temporada lluviosa el color del pelaje es rojizo, mientras que en tiempo seco cambia a anaranjado. Presentan el dorso color ocre, variando de amarillo a negro, y el vientre varía entre blanco y anaranjado. La cola es ocre con salpicaduras (manchas pequeñas) de negro.
Es diurna y muy activa. Se observa a tempranas horas de la mañana cuando despliega su mayor actividad. Es muy ágil y mueve verticalmente la cola para impulsarse.
Lina Fernanda, quien tiene a cargo el apoyo de los procesos de rehabilitación comportamental de fauna silvestre en Corpochivor, dice que “la ardilla de cola roja tiene una importancia ecológica bastante amplia, ya que ella es dispersadora de semillas, controladora de insectos y cumple el rol de presas para depredadores dentro de la cadena alimenticia”.
Cuentan quienes se dedican a estudiar esta especie que la ardilla de cola roja “entierra en el suelo frutos de diversos arboles a modo de despensa, cuando abundan en la naturaleza, para consumirlos posteriormente cuando escasean los alimentos. Muchas de estas semillas no las localiza o quedan olvidadas, posibilitando que de ellas nazca un nuevo árbol. De aquí que la ardilla ha sido llamada como ‘plantadora de árboles’”.
Zonas donde se encuentra
“En Colombia se encuentra en las regiones pacífica, andina, amazónica y caribe, ocupando bosques primarios, secundarios o intervenidos; zonas húmedas o secas, y en ocasiones centros poblados”, explica Lina Fernanda.
Señala que “pueden ocupar de 1 a 4 hectáreas, se desplazan por bosques ribereños o de galería, praderas, áreas de cultivo, parches de bosque y coberturas de bosque más amplias, en diferentes ecosistemas que van desde los 1000 a los 3100 msnm”.
Se alimenta fundamentalmente “de frutos grandes y semillas, aunque su dieta es muy variada y también consume nueces e insectos”.
Indica que “según la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), es una especie de Preocupación Menor (LC); sin embargo, se resalta su importancia ecológica y se promueve su protección bajo cualquier tipo de amenaza”.
En cuanto a los mayores peligros que enfrenta la especie, la bióloga de Corpochivor afirma que “principalmente la reducción de áreas de bosque, la tala y la quema, así como el atropellamiento en las diferentes vías”.
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Manifiesta que “día a día se trabaja con los pobladores de las zonas en donde habita la ardilla de cola roja, para lograr que entiendan la importancia de la especie. Hay zonas donde existe desconocimiento y es cuando se genera un conflicto entre la ardilla y el hombre; aun así, el trabajo en conjunto y la información promovida por parte de Corpochivor han generado que este tipo de conflictos disminuya”.
En cuanto a qué se hace para protegerla, Lina Fernanda dice que “desde Corpochivor se realizan diferentes campañas de divulgación sobre su importancia; sin embargo, es necesario seguir trabajando día a día en pro de esta especie y toda la fauna silvestre para evitar cualquier tipo de amenaza”.
Reproducción
Señala la bióloga que se tiene un estimativo de que “aproximadamente hay entre cuatro y veinticinco ardillas por kilómetro cuadrado en lo que es la parte de los Andes, sobre todo en ecosistemas que se encuentran por encima de los 2300 msnm”.
“Su reproducción es de 2 a 3 camadas por año, teniendo un aproximado de 2 a 8 crías, manteniendo así estos importantes dispersadores de semillas y controladores de insectos”, explica.
Sin embargo, la tala de bosques se ha convertido en un enemigo para estos pequeños animales. “Podemos decir que es su principal afectación, ya que la reducción de áreas de bosque influye en la disminución de las poblaciones de aves rapaces y otros depredadores naturales, lo cual genera un aumento de población de ardillas al tener más alimento y menos depredación, generando así un acercamiento a zonas de cultivo como por ejemplo el maíz”.
Pero la ardilla de cola roja no solo es una reforestadora, sino que sirve de alimento para “aves rapaces, zorros y las serpientes”.
Asimismo, ha sido objeto de caza, ya que venden su piel o disecan el animal, dada la belleza y atractivo que siempre ha tenido para el hombre. Otra amenaza es que era utilizada como alimento.
Por la naturaleza
Lina Fernanda, quien lleva aproximadamente dos años y seis meses vinculada a Corpochivor, cuenta que su motivación para trabajar por la ardilla de cola roja y en general por el medio ambiente es que “debemos entender que la naturaleza nos brinda tantos recursos que nosotros los seres humanos utilizamos sin permiso de ella y además de utilizar esos recursos no somos agradecidos, desperdiciamos agua, no clasificamos basura, cazamos animales, no ahorramos energía, etc. y sin darnos cuenta le estamos causando un daño inmenso a la naturaleza. Quiero desde mi profesión devolverle a la naturaleza, al medio ambiente, algo de lo que nos brinda día a día”.
Dice que su mayor satisfacción en el desempeño de sus funciones en la Corporación Autónoma Regional de Chivor es que “hay diferentes proyectos que trabajamos día a día por una meta específica, por un bien para nuestro medio ambiente. Hago parte del proyecto ‘Ecosistemas estratégicos y biodiversidad’ y uno de sus fines es promover la importancia de la fauna silvestre. A la jurisdicción de Corpochivor, en donde contamos con un centro de atención, valoración y rehabilitación de fauna silvestre, día a día llegan animalitos ya sea por rescate, incautación, entrega voluntaria, y junto con los profesionales realizamos diversos trabajos con el fin de que cada ejemplar que llegue vuelva a su hábitat natural. Eso me llena de vida”.
Desde luego en sus labores también ha tenido decepciones. “He tenido la oportunidad de trabajar en campo y me he dado cuenta de que aún nos falta mucho por hacer en pro del medio ambiente. Hay personas que aún no entienden el valor y lo importante de lo que tenemos alrededor. Por ejemplo, nuestros recursos naturales y nuestros animales, ya que hoy en día es muy común la tenencia ilegal e irresponsable de fauna silvestre, eso realmente es decepcionante, pero desde la Corporación se trabaja para que con la comunidad entendamos el valor y la importancia ecológica que nos brinda la naturaleza”.