Con el objetivo de obtener nuevos datos sobre el proceso de reproducción y cría de las osas andinas, un equipo de investigadores colombianos estudió una serie de fotografías y videos capturadas por cámaras trampa durante cinco años (del 2011 al 2016) en el macizo de Chingaza para monitorear la presencia y el comportamiento de los osos andinos; obteniendo información importante sobre su ecología.
La investigación estuvo conformada y liderada por expertos de la Fundación para la Investigación, Conservación y Protección del Oso Andino (Fundación Wii), con el apoyo del Instituto Humboldt, Corpoguavio, la Fundación Parque Jaime Duque, Nexen Petroleum Colombia Limited y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá.
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Los resultados fueron publicados en el artículo: “Aspectos reproductivos de las hembras de oso andino (Tremarctos ornatus) en el macizo de Chingaza, en la cordillera oriental de los Andes colombianos”, el 17 de enero de 2024 en la revista alemana “Mammalia”.
Cinco años de análisis
Este estudio se convierte en uno de los más importantes para esta especie en el país, ya que se analizaron cinco años de información sobre los individuos que habitan en el macizo de Chingaza, encontrando datos nuevos y reafirmando otros ya existentes pero que no se habían confirmado para el país.
Para esto, las cámaras trampa fueron ubicadas en sitios estratégicos como senderos, fuentes de agua y áreas de alimentación con el objetivo de obtener un mejor registro de su comportamiento.
Las fotos y videos se recopilaron y se analizaron cuidadosamente para identificar a cada hembra. Las osas se individualizaron mediante características externas como las marcas faciales y pectorales y el tamaño corporal. También se determinó su estado reproductivo observando signos como mamas turgentes, vientre abultado y la presencia de oseznos (crías).
Uno de los primeros hallazgos fue sobre sus tiempos de apareamiento. Si bien, hay algunos análisis al respecto, no existían datos suficientes que permitieran concluir si su apareamiento era estacional o no.
Al respecto, aunque se pudo evidenciar que los osos andinos se reproducen de forma continua a lo largo del año (durante los cinco años de estudio en Chingaza se registraron hembras preñadas en casi todos los meses), se encontró que esta especie puede estar sincronizando sus tiempos de gestación para adaptarse mejor a las condiciones del ambiente.
Por tanto, en la zona estudiada se observó una concentración de partos en la época de lluvias entre junio y noviembre (un número más alto en comparación con el resto del año), dato evidenciado gracias a los registros obtenidos de hembras con crías de entre 4 y 7 meses de edad por fuera de su refugio en la época de verano, entre los meses de diciembre y abril.
Este hecho podría estar relacionado con la dieta; pues se encontró que “dos especies de arbustos de la familia Ericaceae que forman parte importante de la dieta de los osos andinos, fructificaron durante la época seca, es decir, entre noviembre y abril”, explicó la investigadora de la Fundación Wii y primera autora de esta investigación, Adriana Reyes.
Dichos frutos, la uva camarona (Macleania rupestris) y la uva de anís (Cavendishia bracteata), tienen un alto contenido de azúcar y antioxidantes y, por tanto, podrían ser uno de los recursos clave para las hembras lactantes y sus crías, ya que les proporcionan energía y nutrientes esenciales.
Otro de los hallazgos más llamativos fue el de una hembra (los investigadores la llamaron “Adriana”), la cual fue vista con crías de dos camadas diferentes en el mismo registro. El video recopilado muestra a la madre con dos crías de menos de 4 meses, acompañada de una tercera cría de más de 1 año de edad.
Sobre este hecho, se sugiere que la cría mayor podría ser de otra hembra y fue adoptada por la osa “Adriana” o que las crías son de la misma hembra, pero de camadas y padres diferentes (los osos no son monógamos), en cuyo caso, el proceso de crianza del osezno mayor se habría extendido lo suficiente para solaparse con la crianza de la nueva camada, lo cual no es común.
Este tipo de comportamiento no había sido registrado antes en el país y, además, sirve para confirmar un fenómeno previamente visto, en el 2017, para una osa andina en Ecuador, en el que ya se había evidenciado este mismo proceder.
En cuanto al tamaño de la camada, este estudio es el primero en Colombia en calcularla, con un promedio de 1.27 crías (número de crías que tiene la hembra en cada parto), es decir, el tamaño de la camada del oso andino resultó menor que el de otras especies de osos. Este es un dato que la ciencia debe entrar a revisar porque, previamente, otros autores habían sugerido que el oso andino podría tener camadas de hasta 4 cachorros.
“Esto podría deberse a factores genéticos, ambientales o fisiológicos; lo cual también deriva en la necesidad de una política de conservación para proteger al oso andino, el único oso nativo de Suramérica, pues este hallazgo sugiere un bajo ritmo de crecimiento poblacional en una especie que, además, está catalogada como vulnerable. Es fundamental protegerlo ante la pérdida de su hábitat, que abarca ecosistemas diversos y estratégicos como los páramos y los bosques andinos”, explica Nicolás Reyes, Curador de la Colección de Mamíferos del Instituto Humboldt y uno de los investigadores del estudio.