El Simón Bolívar, uno de los principales pulmones de Bogotá, recibió un certificado por lograr la carbononeutralidad es decir, por compensar su huella de carbono gracias a medidas sostenibles que contribuyen a la mitigación del cambio climático en la ciudad. Así se convierte en el primer parque urbano de América Latina en alcanzar esta meta.
“Este parque es quizás uno de los patrimonios más importantes de Bogotá, por eso, con este sello Carbono Neutro se realiza un aporte al patrimonio de Bogotá que son estas estructuras vivas un pulmón para la ciudad. Este es un paso de lo que tenemos que hacer con los demás parques de Bogotá, debemos transformar la cultura ambiental de los parques desde su producción y junto con los organizadores, ser ejemplo y poder cooperar ya que somos el primer parque Carbono Neutro de América Latina”, comentó Catalina Valencia, seccretaria de Cultura, Recreación y Deporte.
Con el objetivo de seguir reverdeciendo la ciudad, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) también anunció la construcción del Parque Aguaviva, antiguo parque Veraguas en la localidad de Puente Aranda, que se renovará para convertirse en un escenario ecológico con senderos, jardines y huertas que evocan los diferentes ciclos del agua.
“Seguimos trabajando por reducir el impacto del cambio climático en Bogotá. Por eso, hoy estamos felices de que nuestro Parque Simón Bolívar sea el primero de su tipo en América Latina que llega a ser carbono neutro. También celebramos la construcción del Parque Aguaviva, que deja atrás su pasado industrial para convertirse en una fuente de vida, porque la vida está en reverdecer la ciudad”, señaló Blanca Durán, directora del IDRD.
Acciones que marcan la diferencia
La estrategia “Si al Simón Bolívar voy, Carbono Neutro soy”, desarrollada en este icónico parque de Bogotá, se enfoca en cuatro medidas que buscan la aplicación de economías circulares, en las que los residuos serán reaprovechados como fuente para la generación de otros productos.
La primera se trata de producir harinas a partir de la biomasa resultante del proceso de control de la especie invasora cangrejo rojo americano, Procambarus clarkii, convirtiéndolo en un residuo orgánico libre de patógenos que puede ser utilizado en la producción de abonos o como complemento alimenticio para mascotas.
La segunda consiste en desarrollar un proceso de biotransformación que permite generar abono orgánico a partir de heces de mascotas, capturando carbono. Este abono regresará al parque para la fertilización de los árboles.
La tercera busca optimizar el reciclaje de los residuos sólidos inorgánicos y su reincorporación a cadenas de producción, de forma que se reduzca la contaminación y se minimice el material que llega al relleno sanitario.
Por último, la cuarta medida se trata del aprovechamiento de la biomasa vegetal obtenida a partir de la poda del césped y del arbolado, así como de los residuos de alimentos crudos generados por los establecimientos de venta de comida del parque, mediante la producción de abonos por medio del compostaje.
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Un trabajo colectivo
Otra acción que se tomó en el parque en busca de la sostenibilidad, fue la instalación de ocho paneles que suministrarán la energía de toda la zona de la administración, es decir, en oficinas, bodegas, salas de juntas e iluminación exterior de los corredores. La medida permitirá reducir emisiones asociadas a la eficiencia energética y servirá como ejemplo para otros parques de Bogotá.
Cabe destacar que esta iniciativa no sería posible sin el apoyo de las personas recicladoras del parque, que antes, sin un proceso óptimo de reciclaje, se exponían a riesgos de salud y solo alcanzaban a separar el 14 % del material aprovechable. De esta forma, también se ha optimizado y dignificado la labor de los trabajadores, que ahora logran reciclar al menos el 80 % de los residuos. Por eso, este gran logro también se debe al apoyo prestado por la Asociación Colombiana de Recicladores (Gaiarec).
Otros actores claves para poner en marcha estas acciones son las empresas Biocírculo, Empacor, Darnel y Ecopoop, que han apoyado al IDRD en los procesos de optimización del reciclaje y de aprovechamiento de los residuos sólidos que se producen dentro del parque.
El certificado otorgado por Versa, una empresa experta en la materia, permitirá darle más visibilidad a la estrategia, con el objetivo de que se repliquen acciones en otros escenarios para mitigar la huella de carbono, es decir, el volumen total de gases de efecto invernadero que generan los visitantes. Así mismo, es una forma de asegurar la continuidad de las medidas.
Tributo al ciclo del agua en Aguaviva
Por su parte, la renovación del antiguo Parque Veraguas también es un logro para la protección del medio ambiente en Bogotá. Este escenario, que tenía un pasado de alta contaminación por albergar una planta de asfalto de la Unidad Especial Administrativa de Mantenimiento y Rehabilitación Vial, se convertirá en un espacio totalmente ecológico, que busca mejorar la calidad del aire, hacer conciencia sobre el cuidado del agua y albergar flora y fauna vital para la localidad.
El parque beneficiará a más de 330.000 personas, con zonas de juegos y de práctica deportiva que se suman a los protagonistas: los senderos ecológicos, los jardines de agua, los hoteles para insectos, la huerta urbana y el jardín polinizador, entre otros elementos que evocan épocas históricas de la humanidad y hacen referencia al ciclo del agua.
Tanto el reverdecimiento del Parque Aguaviva, como la certificación del Parque Simón Bolívar por alcanzar la carbononeutralidad, servirán como ejemplo para los demás escenarios de la ciudad, en los que el IDRD se compromete a seguir apostando por la sostenibilidad.