¿Sabe si padece de Vigorexia? | El Nuevo Siglo
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Jueves, 17 de Enero de 2019

Hay personas que sienten la necesidad de salir a trotar, hay quienes prefieren llevar una rutina física intensiva para llenar vacíos existenciales, otros prefieren escoger un deporte para curar alguna enfermedad o sentirse más delgados y fuertes ante el espejo. Estas conductas hacen parte de la vigorexia: adicción al ejercicio.

Para otros la hora de enfrentarse al espejo es una tortura, refleja una imagen que en varias ocasiones se distorsiona por la percepción errónea del aspecto físico. Ese es tan solo uno de los síntomas que caracteriza a este trastorno. Un problema que ha afectado la salud de deportistas, empresarios y miles de personas que se obsesionan por tener una apariencia más fuerte y tonificada.

“Estas personas desarrollan comportamientos compulsivos haciendo deporte, pueden estar más de cinco o seis horas en el gimnasio y todo para mantener una estructura muscular adecuada para el cuerpo que la persona desea y que para ellos es la ideal”, dice en entrevista con EL NUEVO SIGLO la psicóloga y directora del Centro de Terapia Estratégica Bogotá, María Andrea Hernández .

Con la ola de lo fitness, las personas enfrentan una lucha interna por estar sano o lucir bien, dos factores totalmente distintos que la gente suele confundir. Los excesos que se llevan a cabo como parte de este trastorno son tales como el consumo intenso de suplementos o anabólicos, la práctica de una dieta baja en carbohidratos u otros tipos de alimentos y el esfuerzo máximo en rutinas de ejercicio que pueden llegar a causar fuertes daños tanto en la salud física como mental.

Detrás de un cuerpo ideal

Mantener un cuerpo fitness y tonificado implica esfuerzo, constancia y una alimentación aparentemente sana, pero ¿es la vigorexia una enfermedad solo de personas que quieren verse bien? Para muchas personas es una manera de olvidar un mal día, despejar la mente o un hobby, pero otros encuentran en él un estilo de vida, una opción para subir la autoestima o incluso para sanar antiguas adicciones.

En varios casos la práctica del deporte también es una forma saludable de combatir otro tipo de patologías como la depresión o la bipolaridad, pero según el deportólogo de la Academia Canadiense de Medicina Deportiva y del Ejercicio, Orlando Angulo, “si no se da un manejo multidisciplinario, las personas pueden encontrar en el ejercicio un reemplazo a su adicción anterior o una vía de escape para afrontar los problemas de su realidad y esto puede resultar en una vigorexia”, le explica a este Diario. 

Para la psicóloga Hernández, detrás de este trastorno no solo se puede ver a la persona que quiere llenar un vacío en su vida, sino que también “se encuentra una personalidad de base excesiva compulsiva, es decir, querer tener una idea reiterativa sobre obtener un cuerpo con una muy buena estructura muscular y la parte compulsiva que responde a esta idea sería realizar mal el ejercicio intensamente todos los días, más de tres horas o hacer un entrenamiento fuera de casa”.

Adicción sin tregua

En  la vigorexia se pueden encontrar diferentes perfiles de quienes la padecen, uno de ellos es aquella persona que sufrió de obesidad y cambió su estilo de vida, buscando un cuerpo perfecto, pero su conducta obsesiva lo lleva a la adicción perdiendo no solo algunos kilos, sino también su hogar y proyectos profesionales.

“Hay casos de quienes han perdido su hogar o sus empresas por convertirse en los mejores atletas de la zona, por cumplir ciertos horarios de entrenamiento que son propios de aquellas personas que son profesionales y que se dedican solo a vivir de eso. Allí está el problema con este trastorno”, asegura el especialista en medicina deportiva.

Sin embargo, el perfil del deportista sobresale en el trastorno, ya que el doctor Orlando Angulo afirma que uno de los casos que más recibe en su consultorio son de quienes practican Crossfit, “un deporte que no es para todo el mundo”, pues señala que hay que tener un acompañamiento médico y revisar las condiciones físicas de cada persona.

Asimismo, dijo que “podemos ver el caso del fisicoculturista, que tiene bastante masa muscular pero aún se siente flaco, entonces empieza cometer abusos con algunos fármacos para lograr ciertos los objetivos y ahí está el peligro, todos sabemos que la prescripción de cualquier fármaco es un acto médico”.

El perfil más común en la vigorexia es el de personas que al igual que la anorexia y la bulimia sufren de algo en común: la dismorfia, la cual altera la percepción propia del cuerpo. Un ejemplo claro es cuando una persona se ve al espejo y en su reflejo observa la imagen de una figura de 75 kilos, pero en realidad pesa 45. Estas personas a pesar de su poco peso se siguen sintiendo obesas. “Es decir, en su cerebro hay un trastorno a la hora de la interpretación de esa imagen”, comenta el experto.

Músculos sin salud

Los factores de riesgo son innumerables. Respecto al estado físico, el esfuerzo que implica una rutina intensiva de ejercicio todos los días conlleva a la exposición de tendinitis, esguinces, fracturas por estrés, miositis de los músculos, desgarres musculares, entre muchas más lesiones por sobreuso.

El campo de la salud no se queda atrás, las consecuencias pueden ir desde fallas cardiacas por falta de potasio en el cuerpo, fallas en los riñones o en el hígado debido al consumo compulsivo de proteínas químicas, hasta caer en una desnutrición por un mal balance entre la alimentación y el ejercicio. Puede resultar al borde de la muerte.

Es por ello que el especialista Angulo aconseja poner en práctica “la regla del éxito, que es la de las ‘Tres P:’ paciencia, persistencia y perseverancia” para que de esta forma se logre un cuerpo ideal sin llegar al punto de una obsesión o adicción.