Seis prioridades para últimos seis meses de Duque | El Nuevo Siglo
SON MUCHAS las metas que el presidente Iván Duque tiene para su último semestre en el poder, lo que lo obliga a concentrarse en las de mayor impacto público.
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Lunes, 7 de Febrero de 2022
Redacción Política

Mañana comenzará a correr la cuenta regresiva de los últimos seis meses del actual Gobierno. Mediando la campaña electoral para Congreso y Presidencia, que sin duda concita el foco de atención de la opinión pública, es evidente que la Casa de Nariño ya está concentrada en lo que será su agenda de cierre y los temas prioritarios dentro de la misma.

Con un Plan de Desarrollo que se ha ejecutado en un 70%, según lo informó esta semana el Departamento de Planeación Nacional, es claro que hay muchas metas de programas, proyectos y políticas, de ámbito estructural, que el Ejecutivo aspira a dejar lo más avanzado posibles antes del 7 de agosto, cuando se producirá el relevo presidencial.

Sin embargo, más allá de esa agenda profunda, hay una serie de temas prioritarios de alto impacto público, político, económico, social e institucional que el presidente Duque y su equipo ministerial son conscientes de que serán determinantes no solo para la calificación final de la gestión gubernamental (que hoy ronda el 40% de favorabilidad) sino, incluso, frente al nuevo mapa de poder resultante de los comicios parlamentarios y para Jefatura de Estado.  

¿Cuáles son esos rubros prioritarios? EL NUEVO SIGLO presenta los seis flancos que serán claves en este último semestre de mandato, en los que el Gobierno tiene la oportunidad de darle un impulso definitivo a su imagen y favorabilidad o, por el contrario, en caso de un mal desempeño, podría terminar “borrando con el codo lo que hizo con las manos” en tres años y medio de una gestión marcada en gran parte por la crisis económica y social derivada de la pandemia.


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1.  Superar la pandemia:

aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que es muy temprano para “cantar victoria” ante la crisis sanitaria producida por el covid-19, en muchos países de Europa, pese a que aún presentan altas tasas de contagio por la variante ómicron, ya empezaron a desmontar los protocolos de bioseguridad y se habla de pasar a la fase endémica. En Colombia, el jueves pasado el ministro de Salud, Fernando Ruiz, indicó que el país estaría a dos semanas de empezar a superar al cuarto pico de la pandemia, debido a la reducción gradual en contagios y muertes, pese a que estas últimas se mantienen por encima de 230 diarias. En ese orden de ideas, en estos seis meses no solo debe acelerarse la vacunación para alcanzar el esquema completo en toda la población mayor de tres años, sino agilizar la aplicación de la dosis de refuerzo. Si no hay nuevas variantes ni cepas del virus, Colombia podría dejar atrás a emergencia sanitaria antes del 7 de agosto.

2. Contener la inflación: todas las alarmas están prendidas en torno al aumento en los precios de los alimentos, víveres y demás productos de la canasta familiar. El 2021 cerró con un indicador de 5,62% y el resultado de enero, dado a conocer ayer por el DANE, evidenció que se continúa en la tendencia alcista. Aunque el pico inflacionario tiene un origen externo, sobre todo por el aumento de la demanda global y la crisis en el comercio marítimo, fenómenos que solo se desactivarían en el segundo trimestre, es evidente que la carestía interna en productos básicos ya tiene desesperados a muchos sectores poblacionales, lo que aumenta las críticas al Gobierno y, por obvias razones, podría tener un coletazo político en las elecciones. Aunque el Banco de la República está subiendo las tasas de interés para reducir la liquidez y controlar la inflación, se requiere más audacia del Ejecutivo para frenar el costo de vida, so pena, incluso, de dar pie a nuevos paros, bloqueos y asonadas como las de abril y junio del año pasado.

3. Desempleo menor a un dígito: al igual que la inflación, la tasa de desocupación continúa siendo una de las preocupaciones más grandes de la Casa de Nariño. Esta semana el DANE indicó que, aunque para diciembre la tasa de desempleo fue de 11%, el promedio de todo el año fue de 13,7%. Esto significa que hay en el país 2,7 millones de personas sin trabajo. Lo más complicado es que el flagelo golpea con más drasticidad a las mujeres y los jóvenes. Frente a todo ello, es obvio que el Ejecutivo tiene un margen de acción limitado en apenas seis meses que le restan en el poder. Ya en la reforma tributaria del año pasado se aprobó la prórroga del programa de subsidios a la nómina así como de los incentivos para la contratación de personas menores de 28 años. Por lo mismo, la meta gubernamental de tratar de dejar la tasa de desempleo por debajo del 10% es un objetivo que, por el momento, no parece fácil de cumplir.

4. Elecciones en paz: la escalada de ataques a la Fuerza Pública y la ciudadanía en las últimas dos semanas evidencia la intención del Eln así como de las disidencias y reincidencias de las Farc de sabotear la campaña electoral, no solo con el objetivo de afectar la imagen gubernamental en su recta final sino para poner el tema del conflicto armado en el primer plano de la contienda proselitista y condicionar al próximo Presidente a tomar posturas sobre un eventual nuevo proceso de paz. En ese orden de ideas, para Duque es imperativo que el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares y de Policía redoblen su ofensiva contra los grupos armados ilegales y garanticen que tanto la campaña como la cita en las urnas se realicen en condiciones adecuadas de seguridad y orden público. Una de las prioridades en este campo es aumentar la eficacia del plan de choque en la frontera con Venezuela. Por igual, hay que aumentar las medidas de protección a los candidatos y recurrir a los organismos de inteligencia para desactivar a tiempo acciones de las milicias urbanas.

5. Acelerar erradicación de narcocultivos: tras quedar claro con el reciente fallo de la Corte Constitucional que no habrá posibilidad de reanudar en el corto plazo las fumigaciones aéreas con glifosato sobre los cultivos ilícitos, el Gobierno se ve conminado a acelerar la erradicación forzada terrestre y la concertada con los campesinos. En el segundo trimestre se conocerán los respectivos reportes de la ONU y de la oficina de la Casa Blanca sobre la extensión de narcocultivos con que cerró el 2021. Ya el año pasado el primero reportó una caída del 7% a 143 mil hectáreas y el segundo, por el contrario, un aumento del área sembrada hasta las 245 mil hectáreas. A ello se suma que el Gobierno no cumplió el año pasado la meta de destrucción de 130 mil hectáreas y se fijó la misma para este 2022, del cual solo estará al frente por apenas siete meses. Es evidente que a Duque le urge apretar el acelerador en este frente, más aún en medio del debate electoral y político entre partidarios y opositores a la legalización de las drogas

6. Apuntalar la reactivación económica: todos los pronósticos nacionales e internacionales sobre lo que pudo haber crecido la economía colombiana en 2021 apuntan a un 10% o unas décimas menos. De hecho, esta semana el Banco de la República proyectó un 9,9% para el año pasado, en tanto que para 2022 las apuestas locales y externas rondan entre el 4% y 5%. Visto todo ello, resulta evidente que para el Gobierno es clave mantener el ritmo de la reactivación económica, no solo para comprobar que lo ocurrido en 2021 no es un simple efecto rebote tras la caída recesiva de 2020 producto de la pandemia, sino que Colombia volvió a la senda de crecimiento sostenido del aparato productivo. Hay indicadores positivos al respecto, como el alto precio del petróleo (barril por encima de 90 dólares) así como del café en los mercados externos, aumento de exportaciones (44%) y repunte de comercio, industria, turismo y consumo, entre otros.