Esta semana se reunieron, los jefes de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, y su homólogo chino, Wang Yi, quienes reafirmaron antes los ojos del mundo no solo que su amistad persiste y que incluso se mantiene firme “como una roca”, sino que están caminando juntos hacia la consolidación de un nuevo orden mundial. Esto implicaría un paso agigantado para en la gestación de un eje geopolítico amplio y de gran influencia.
Para entender si lo anunciado por el diplomático ruso es un más que un enunciado, EL NUEVO SIGLO consultó al profesor de Relaciones Internacionales experto en Medio Oriente y Eurasia de las universidades del Rosario, Externado y la Academia Diplomática, Marcos Peckel, quien explicó lo que está ocurriendo y lo que se otea en el mediano plazo.
EL NUEVO SIGLO: Al finalizar la semana tanto China como Rusia confirmaron que el mundo se dirige hacia un nuevo orden mundial. ¿Es eso cierto?
MARCOS PECKEL: En efecto, el mundo se está deslizando hacia dos grandes burbujas, un multilateralismo de dos burbujas: una con occidente, liderada por Estados Unidos y la Unión Europea, y otra alrededor del eje Pekín-Moscú. Esto será algo así como dos soledades compartiendo el planeta. Y porque lo digo: porque el eje que estará conformado por China-Rusia se va a manejar una moneda de cambio distinta; se va a desacoplar el sistema financiero y se van a manejar estándares tecnológicos diferentes, eso por hacer mención de algunos.
Y con relación al tema de gobernanza global, el mundo basado en normas y en reglas, ahí (Rusia-Moscú) se van a acabar y serán reemplazadas por otras. Ahí van a encontrar refugio los regímenes autoritarios y las dictaduras, mientras que alrededor de occidente van a permanecer otros países, en otra burbuja, y ambas van a ser un juego de suma cero en donde los países o se alinean en una o se alinean en otra y difícilmente van a poder estar en ambas.
Esto, además, es algo que pensábamos que estaba acabado. Todo el sistema internacional, desde la Primera Guerra Mundial, se construyó alrededor del Estado como una unidad atómica, el respeto a la soberanía y el respeto a la no injerencia de un Estado sobre otro.
El Artículo 2 de la carta de las Naciones Unidas dice que ningún Estado puede obtener territorio de otro por la fuerza, lo que llevaría a pensar que las guerras entre Estados estaban acabadas. Pero ese es uno de los cambios que se están dando ahora, en donde vemos cómo un Estado le está quitando territorio a otro. Ahora vemos a Estados que por discrepancias limítrofes hacen actos de facto y se toman un territorio, porque el mundo de reglas ya no existe.
ENS: Lo que me acaba de describir, ¿podría leerse como un fracaso, como una derrota de lo que tradicionalmente se ha entendido por Derecho Internacional?
MP: Absolutamente. Aunque esto viene fracasando desde hace mucho tiempo. Más allá de que el Derecho Internacional se aplique a la mayoría de los países del mundo, los Estados grandes siempre han estado ajenos al Derecho Internacional. ¿Qué algunos países trataron de respetarlo? Sí, pero si usted analiza situaciones como la de la misma invasión de Estados Unidos a Irak, esto se dio en contra de este derecho.
No hubo una resolución de Naciones Unidas ni del Consejo de Seguridad y fue una acción unilateral. Lo que vimos en Siria, en donde el régimen de Bashar al Ásad junto con Rusia cometieron genocidio, el Derecho Internacional no pudo hacer nada. Esta es una herramienta que está ahí para ser usada en algunos casos si, en algunos casos no; por algunos países sí y por algunos países no. Pero, sin duda, la invasión de Rusia a Ucrania y el subsecuente deslice hacia un sistema de dos burbujas es un golpe fuerte al Derecho Internacional. Va a sufrir y quién sabe si vamos a poder recuperarlo.
Esferas
ENS: Van a ser dos islas. En ese orden de ideas países como India e incluso Turquía, ¿entrarían en la esfera Pekín-Moscú que me acaba de describir?
MP: Yo creo que países como la India van a tratar de tener un pie en cada una y es lo que de hecho están haciendo; están viendo como mantienen un equilibrio que será cada vez más difícil de sostener.
Pero con relación al sistema financiero, cuando por ejemplo la moneda de cambio ya no será el dólar sino el rublo, el yuan o lo que surja de ahí, sin duda se generarán muchas dificultades en el sistema internacional, incluido el comercio mundial.
¿De qué manera se va a comerciar? Hoy el dólar es la moneda de cambio, entonces habrá dificultades de todo tipo. Aun así, eso no significa que países como la India o Turquía no puedan, de alguna forma, moverse entre ambas esferas, pero no se sabe por cuánto tiempo. Pero hasta ahí mis pronósticos no van a llegar.
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ENS: En esta reconfiguración, ¿qué pasaría en materia de seguridad? ¿Sobre todo en lo que sería la fórmula China-Rusia?
MP: Ellos tendrán, sin duda, un paradigma de seguridad y seguramente habrá algunos temas en donde probablemente habrá acuerdos con occidente, como de hecho lo hubo. Recordemos que Rusia colaboró con la OTAN hasta el año 2014 en la guerra contra el terrorismo, pero ello va a ser cada vez más difícil.
Por ejemplo, el presidente Vladimir Putin sacó el jueves de esta semana un decreto en donde se permite el contrabando ¿y quien maneja el contrabando en Rusia? Organizaciones de crimen organizado muy poderosas. Por lo tanto, incluso en la lucha contra el crimen trasnacional y en la lucha contra el tráfico de drogas, habrá grandes retrocesos porque no habrá acuerdos sobre cómo hacerla ni contra quién.
Por lo tanto, el tema de seguridad se va a ver afectado sin lugar a dudas y a eso se sumará el hecho, como ya se lo mencioné, de que se volvió aceptable que un país grande ataque a un país chiquito. Eso comenzó con Rusia-Ucrania, pero yo dudo que termine ahí.
ENS: En esta configuración, ¿qué postura cree que tomará Estados Unidos?
MP: La alianza occidental se está fortaleciendo a través de unos valores y unos principios comunes y con una de sus organizaciones más fuertes como la OCDE, que es una organización que conglomera a países con buenas prácticas y valores democráticos. La pregunta es sí habrá un enfrentamiento armado entre Estados Unidos y Rusia, y eso es algo que tampoco sabemos en este momento, pero que no podemos descartar. Estamos más bien ante un sistema internacional de muchas incertidumbres y no tenemos certeza frente a muchas cosas.
Ahora, con relación a la postura de Estados Unidos, este país está enfrentando un problema que a mi manera de ver es más grave que incluso Rusia y China. Es la división interna y la falta de consensos en la unión americana sobre muchos temas. Uno no puede llevar a cabo una política exterior coherente si al interior su sociedad está dividida. Y este es uno de sus grandes desafíos: la cohesión interna está faltando y eso está generando grandes problemas en su política exterior.
ENS: ¿En este nuevo orden mundial en dónde quedaría parado Ucrania?
MP: Primero habría que ver si Ucrania va a existir cuando esto se acabe y eso no lo sabemos. Y si existirá ¿cómo existirá? Hay escenarios: si Rusia anexa a toda Ucrania, para efectos prácticos este país dejará de existir.
Podría quedar dividida (sin el territorio de Crimea, que ya lo perdió, y el de Donbás, que para efectos prácticos está perdiendo) que es una posibilidad altamente probable. Pero si el país sobrevive, al igual que su democracia, Ucrania quedaría con una libertad de maniobra supremamente restringida. Sin embargo, a nivel de valores y principios, si sobrevive el régimen actual, Ucrania será parte del mundo democrático.
ENS: ¿Es equivocado comparar esta configuración con la que se presentó en la Guerra Fría?
MP: Yo me cuido mucho en hacer comparaciones de ese tipo. Estamos en una situación distinta que puede tener ciertas similitudes con la Guerra Fría. En el punto más álgido de esta guerra, incluso los no alineados terminaron completamente alineados en el bloque soviético. Así que las comparaciones son complicadas.
Habrá que ver hasta dónde llega ese rompimiento, si finalmente se van a desacoplar los sistemas financieros, qué va a pasar con las Naciones Unidas que, en estos momentos, nos estamos preguntando para qué existen. El multilateralismo está sufriendo una transformación tan importante que la misma existencia de la ONU, que tal como está concebida, es cuestionable.