LA doctrina diplomática de Rusia anunciada este viernes por su ‘hombre fuerte’, Vladimir Putin, es una evidencia más de la concepción geopolítica que junto a sus dos gigantes aliados (China e India), develó y ha venido implementando sobre un nuevo orden mundial.
Con estos dos países, no sólo los más poblados del mundo sino con un enorme potencial económico y cada vez mayor influencia en otros continentes, especialmente América Latina e incursionando con fuerza en África -donde veladamente libran una lucha con Estados Unidos-, el Kremlin reafirma un eje de poder con miras a convertir el Indo-Pacífico en un factor de peso en la escena internacional.
La táctica y estrategia implementada por Putin y su homólogo chino, para gestar un nuevo orden mundial, eliminando el dominio occidental pero específicamente de la hegemonía estadounidense se ha materializado con varios hechos, desde los pasos agigantados chinos de inversión en Latinoamérica y el Caribe hasta la reciente invasión militar rusa a Ucrania, así como el inesperado rol de mediador para solucionar la misma que está ejerciendo el reelecto Xi Jinping. Y éste, de su parte, tiene como norte convertir al gigante asiático en una potencia en el corto plazo.
Manteniendo prudente silencio, que no significa inacción, está el tercero de este gran eje, el premier de India, Narenda Modi, en el cargo desde hace nueve años y que si bien es un socio fundamental de Estados Unidos, en el contexto de los desafíos estratégicos y la importancia que gana la región del Indo-Pacífico estaría considerando ser protagonista en esta naciente concepción de orden mundial.
Esa es la lectura que puede darse con la nueva doctrina diplomática develada por Putin en la que además de dibujar a Occidente -con Estados Unidos a la cabeza- como una ‘amenaza existencial’ para su Rusia, designa a China e India como socios claves, en todos los aspectos, para construir un mejor futuro global.
Así, y en medio de la “guerra híbrida” en que según argumenta ‘Occidente ha convertido’ su operación militar especial en la vecina Ucrania, el presidente ruso señaló que la “dominación” occidental debe combatirse.
Este lineamiento, centro de su renovada doctrina diplomática, formaliza la ruptura entre el Kremlin y los países occidentales, iniciada hace trece meses con la invasión militar y que condujo a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) a expandirse -con el inminente ingreso de Finlandia, al que seguirá Suecia- y a Moscú a mirar hacia las dos gigantes asiáticos mencionados.
En un documento de más de 40 páginas, que según analistas por su contenido y tono recuerda a la Guerra Fría del siglo pasado, Rusia se presenta como la defensora del mundo rusohablante, frente a unos occidentales que quieren "debilitarla por todos los medios".
El nuevo documento, publicado en la web del Kremlin, rremplaza una versión de 2016, y no se anda con rodeos.
"Rusia se propone prestar una atención prioritaria a la eliminación de los vestigios de dominación de Estados Unidos y de otros Estados hostiles en los asuntos globales", estipula el documento.
En una reunión de su Consejo de Seguridad nacional, el presidente, Vladimir Putin, justificó este cambio amparándose en "los grandes cambios en la escena internacional", que obligan a Rusia a "adaptar sus documentos de planificación estratégica".
La nueva doctrina subraya "la naturaleza existencial de las amenazas (...) creadas por las acciones de países inamistosos", y designa a Estados Unidos como "el instigador principal y jefe de orquesta de la línea antirrusa", resumió el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.
"De manera general, la política de Occidente tendente a debilitar a Rusia por todos los medios se caracteriza como una guerra híbrida de un nuevo tipo", agregó el canciller Lavrov, al tiempo que explicó que "las medidas antirrusas adoptadas por parte de los países hostiles serán combatidas constantemente, con severidad si es necesario".
Socios
Estados Unidos y sus aliados implementaron una serie de sanciones económicas contra Rusia, que los acusa a su vez de librar una guerra subsidaria en Ucrania, al entregar armas a Kiev.
Rusia, cada vez más aislada en Occidente, se ha acercado acercarse política y económicamente de Asia, concretamente de China, que considera una prioridad en su nueva doctrina.
En la nueva estrategia, Moscú hace hincapié en la importancia de "la profundización integral de los vínculos y la coordinación con los centros globales soberanos de poder y de desarrollo amistosos situados en el continente euroasiático es de particular importancia".
Putin mostró una relación de complicidad con su homólogo chino Xi Jinping durante una cumbre en Moscú en marzo y puso en valor la "naturaleza especial" de las relaciones entre ambos países.
Los vínculos parecen sin embargo cada vez más desequilibrados a favor de China, debido a la creciente dependencia de Rusia.
La nueva doctrina rusa otorga también un lugar importante a las relaciones con África, donde Moscú ha reforzado su presencia entre otros a través del grupo paramilitar Wagner.
El documento también presenta a Rusia como una "civilización" que reúne a los pueblos que definen "el mundo ruso". El concepto ha sido usado por el Kremlin para justificar la ofensiva en Ucrania, donde asegura defender la minoría de habla rusa.
Putin se presenta como el estandarte de los "valores tradicionales" de la Iglesia ortodoxa frente a la decadencia de Occidente, lo que se refleja también en esta nueva doctrina.
En el documento, se puede leer que es necesario "neutralizar los intentos de imponer principios ideológicos pseudo-humanistas y neoliberales, que conducen a la pérdida de la espiritualidad tradicional y de los principios morales".
Riesgo nuclear
En la ajustada doctrina diplomática de Putin, las autoridades rusas se reservan el derecho a responder en caso de sentirse amenazadas y advierte de potenciales conflictos a escala global, "incluso con la participación de potencias nucleares".
El Concepto de Política Exterior fija la 'hoja de ruta' del Gobierno en materia diplomática pero también de Defensa. Según explicó el mandatario ruso ante su Consejo de Seguridad, responde a los "cambios radicales en la escena internacional".
Putin considera que el nuevo texto es "equilibrado" ante las "modernas realidades geopolíticas" y si bien no hizo alusión a la actual guerra aseguró que "debemos trabajar para fortalecer la soberanía de Rusia", ha subrayado.
El canciller Lavrov insistió en que el documento plantea la posibilidad de tomar medidas "simétricas y asimétricas" en caso de "acciones hostiles". El plan abre la puerta a responder en caso de ataques contra Rusia, pero también contra sus "aliados", así como a reaccionar si hay agresiones contra ciudadanos rusos en el extranjero.
Moscú reconoce que el riesgo de nuevos conflictos ha aumentado, con la posibilidad de "una guerra local, regional o global" y advierte de la "difuminación" en ocasiones de lo que puede entenderse como medios militares y no militares. Además, cita entre los escenarios de guerra "el espacio de la información".
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En otro acápite manifiesta que espera que los gobiernos occidentales asuman que el de hoy es un "mundo multipolar" y respeten a otros países. "Sobre esta base", apunta, "la Federación rusa está lista para el diálogo y la cooperación".
La divulgación de esta hoja de ruta diplomática y de defensa se da a conocer en la antesala de que Rusia asuma la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU (este sábado) y luego de que la Corte Penal Internacional emitiera una orden de arresto contra Putin y la comisaria rusa para los Derechos de la Infancia, Maria Lvova-Belova por la deportación de niños ucranianos.
Y aunque Ucrania ha sostenido que la presidencia rusa en ese Consejo es un mal chiste porque ese país “usurpó su puesto, libra una guerra colonia, su líder es un criminal de guerra buscado por la CPI y el mundo no puede ser un lugar seguro con Rusia”, vale recordar que no es el primero ni el único país que han fungido en ese cargo teniendo cuestionamientos a su manejo de los derechos humanos.
Así, Francia y Reino Unido, presidieron años atrás el Consejo de Seguridad estando acusados de crímenes en sus guerras coloniales, mientras que China lo hizo recientemente a pesar de los señaladas violaciones a los derechos humanos de la minoría Uigur, en Xinjiang.
Y como lo señala Stephen Zunes, profesor de Política y coordinador de Estudios de Medio Oriente en la estadounidense Universidad de San Francisco, “es cierto que Rusia sería la primera en anexionarse ilegalmente un territorio tomado por la fuerza militar. Sin embargo, dado que Estados Unidos ha reconocido formalmente las anexiones ilegales por parte de Israel y Marruecos de territorios tomados por la fuerza militar, no es que Rusia sea el único miembro permanente que piense que eso está bien de alguna manera".