Estados Unidos guerrea contra Tranq, la droga que mata | El Nuevo Siglo
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Martes, 18 de Abril de 2023
Redacción internacional

A FINALES de la década de los 90’s, Estados Unidos enfrentó su primera epidemia de opioides, registrando un inusitado aumento, al punto que en dos décadas casi medio millón de personas murieron a causa de sobredosis relacionadas con alguno de este grupo amplio de medicamentos que concebidos como analgésicos para el dolor se convirtieron en el ‘alucinógeno’ ideal para los adictos.

Ese registro fatídico que a finales del 2019 entregaron los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos ha ido no solo creciendo sino agravándose ya que a estos opioides que tienen como base la amapola real o el fentanilo, sin son sintéticos, se han adicionado otras drogas ‘legales’ pero peligrosas, convirtiéndolas en coctel letal que tiene en máxima alerta a autoridades y familias en todo ese gigantesco país.

Es así como Estados Unidos enfrenta una ‘segunda epidemia’ con el consumo cada vez mayor del fentanilo, un narcótico 50 veces más potente que la heroína, y al que ahora los ‘comerciantes’ le adicionan (al igual que a otros estupefacientes) xilazina, un potente sedante para animales. Por sus efectos altamente dañinos para varios órganos, especialmente la piel, así como potencialmente mortales fue bautizada como Tranq o “droga zombi”.

Y si los registros oficiales daban cuenta de que en la primera pandemia, entre 1999 y 2019, casi 500.000 personas murieron a causa de una sobredosis relacionada con algún opioide (fuese ilegal o recetado como medicamento) en tan solo un año (agosto 2021 – agosto 2022), la Agencia Estadounidense de Medicamentos (FDA) informó de 107.735 fallecidos por sobredosis o envenenamiento accidental, al desconocer que en opioide que ingerían estaba ‘potenciado’ con Tranq.

Para enfrentar esta crisis de drogas, la peor de su historia, las autoridades estadounidenses atacan por todos los frentes desde el sanitario, comercial, policivo y preventivo hasta el financiero.

En ese esfuerzo por frenar la creciente epidemia de esta ‘droga zombi’, semanas atrás impuso restricciones para la entrada al país de la xilazina, que desde 1972 está autorizada por la FDA como sedante y analgésico veterinario, por ejemplo, para calmar el dolor de los caballos y ciervos. Ahora tiene estricto seguimiento desde el punto de importación hasta la llegada y uso que los centros de atención para animales le dan.

El pasado miércoles reforzó su blindaje al declarar, por primera vez en la historia del país, a dicha droga como una “amenaza emergente”, lo que le permitirá una rápida liberación de fondos para luchar más eficazmente y en todos los flancos contra esta sustancia cada vez más extendida y con graves estragos en esa nación.

Tanto Rahul Gupta, director de la oficina encargada de la lucha contra las drogas en la Casa Blanca como la FDA recordaron que el consumo en personas de ‘Tranq’ no es seguro "y puede causar efectos secundarios graves y potencialmente mortales" dado que puede "reducir la respiración, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal a niveles críticos e, inclusive, desarrollar heridas graves en la piel y parches de tejido muerto y en descomposición que se infectan fácilmente y, si no se tratan, pueden provocar una amputación”.

Dichas heridas, según explican las autoridades médicas, pueden desarrollarse incluso en zonas del cuerpo alejadas del lugar donde se inyecta y "convertirse en una amenaza para la vida".

Por su parte la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) informó que entre 2020 y 2021, la detección de xilazina aumentó casi un 200% en el sur del país y más del 100% en el oeste. Según su directora, Anne Milgram, “esta es la amenaza de drogas más mortal que nuestro país ha enfrentado” y agregó que su Departamento ha incautado mezclas de ese sedante veterinario con fentanilo en 48 de los 50 estados de la Unión.



Otro estudio de 2020 descubrió esta droga zombi en el 26% de las sobredosis mortales en Pensilvania y el 20% en Maryland, un estado aledaño a la capital, Washington.

De igual forma, este potente sedante de uso veterinario, “se ha encontrado cada vez más en drogas ilícitas como el fentanilo (...) y se ha detectado cada vez más en muertes por sobredosis", sostiene la FDA, al tiempo que destaca que en las calles se le conoce como como "droga zombi" porque los consumidores literalmente parecen eso: criaturas sin conciencia ni autoderminación. En otras palabras, “un muerto viviente”.

Si bien la xilazina se suele mezclar con varias drogas narcóticas como la heroína, las mentanfetaminas o la cocaína, tanto por costos, facilidad en la producción y propagación de su consumo, se hace con el fentanilo, que generalmente se vende en píldoras o en polvo.

Como se sabe, el fentanilo se fabrica sobre todo en instalaciones de los carteles mexicanos, en particular el Cártel de Sinaloa y el Cártel Nueva Generación, con precursores químicos procedentes de China. Es por ello que el presidente Joe Biden apuesta simultáneamente por sanciones y colaboración internacional contra el fentanilo y sus letales mezclas.

En esa línea su administración, tras reforzar los controles a las importaciones de xilazina, prevé aumentar las sanciones para impedir el acceso de los traficantes de fentanilo a su sistema financiero y "liderar" un esfuerzo global contra este flagelo de los opioides sintéticos, que como reseñamos crece y se expande porque son de bajo costo, más fáciles de producir y transportar que otras drogas.

Al presentar la hoja de ruta de este nuevo frente de combate interno, porque esta epidemia de opioides es “una amenaza para la seguridad nacional, la seguridad pública y la salud pública”, como la definió Biden, la Casa Blanca explicó que Washington "está construyendo una coalición global" contra las drogas sintéticas ilícitas mediante enfoques bilaterales y multilaterales y se ofrece a "liderar" el esfuerzo que estará destinado a desarrollar soluciones e impulsar acciones.

Proteger más el sistema financiero nacional es otra de las prioridades del presidente demócrata y en ese marco indica el comunicado oficial que como los narcotraficantes necesitan fondos para las cadenas de suministro, el gobierno prevé aumentar "las medidas de rendición de cuentas, incluidas las sanciones financieras, contra objetivos clave" para obstruirles el acceso al sistema financiero.

En ese ámbito también espera colaborar con socios internacionales sobre financiación ilícita y lavado de dinero.

Para apoyar esta estrategia, el presidente Biden ha pedido al Congreso que solvente las lagunas legales en la lucha contra la crisis de opiáceos y una inversión histórica de 46.100 millones de dólares para las agencias del Programa Nacional de Control de Drogas.

Antídoto insuficiente

La designación del mencionado la “droga zombi” como una “amenaza emergente” permitirá utilizar los fondos solicitados por el presidente Joe Biden al Parlamento para el presupuesto de 2024, explicó Gupta, quien enfatizóque “necesitamos el apoyo del Congreso para no tener que desviar dinero destinado a otras causas”.

"No es un problema de los estados demócratas o republicanos, es el problema de Estados Unidos", insistió el experto.

El gobierno está obligado, dentro de los tres meses siguientes a la designación, a presentar un plan de acción al Congreso, que abordará varias áreas: más pruebas para detectar la droga y análisis para entender mejor de dónde viene con el fin de luchar contra su creciente presencia en el mercado ilegal.

La investigación médica es otra prioridad. "Reuniremos a expertos nacionales en este ámbito para (...) identificar los enfoques más prometedores para la estabilización clínica, la gestión de la abstinencia y los protocolos de tratamiento", detalló Rahul Gupta.

Además "necesitamos un antídoto", agregó. Narcan, cuyo principal componente es la naloxona, aprobado en a finales de marzo por la FDA se usa para reanimar a una persona que sufre una sobredosis por un opioide, por ejemplo el fentanilo, pero no es eficaz contra la xilazina.

Sin embargo, los expertos recomiendan administrarla cuando una persona sufre una sobredosis.

Todos en Estados Unidos que el consumo de opioides va en aumento, que daña o arrebata la vida a diario a decenas de personas y es una grave crisis de salud pública. De allí que testimonios desgarradores se hayan escuchado en las audiencias del Congreso como el de Rebecca Kiessling, una abogada y madre de Caleb, de 20 años, y Kyler, de 18, quienes murieron por fentanilo en julio de 2020. "Pensaban que tomaban Percocet", un analgésico, recordó.

Como ella hay miles de miles de padres que han perdido a sus hijos y en un grupo de apoyo en Facebook “todos los días se añaden caras, es desmoralizador…hay padres que para recordarlos pintan sus sillas vacías de color morado", dijo Kiessling, al tiempo que aseguró que quienes necesitan una silla de este color “para no olvidar” y “actuar ya” contra este flagelo de los opioides son “El Congreso y la Casa Blanca”