La grieta: el chavismo y la oposición sufren fisuras internas | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 29 de Abril de 2023
Pablo Uribe Ruan

En la agenda de la mesa de conversación entre delegados del régimen de Nicolás Maduro y la oposición venezolana el tema de las elecciones libres y democráticas ha generado enormes diferencias entre las partes mostrando, además, que los dos sectores hoy tienen -en diferentes niveles- divisiones internas.

Hoy algo fragmentada, aquella idea de que la oposición venezolana es la única que se divide frente a un régimen unitario, ha quedado lejos. El chavismo, como reporta desde Caracas Alonso Moleiro, en Tal Cual, tampoco goza de una cohesión inquebrantable.  

Esta semana, algunos partidos minoritarios que han acompañado al régimen de Nicolás Maduro han criticado el monopolio del partido de gobierno, el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), y los pocos espacios que este concede para debatir sobre el país dentro de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, estructurada por el régimen.

Mientras, la oposición tampoco parece estar unida. La salida de Juan Guaidó de Venezuela el martes pasado, obligada por la persecución del régimen en su contra, demuestra que el gobierno interino que ha liderado ya no tiene tanto poder y varios sectores opositores han empezado a proponer nuevas fórmulas para enfrentarse a la dictadura.



El purismo chavista

Los gobiernos de izquierda tienden con el paso de los años a mostrar sus fisuras, incluso más que la derecha. El gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende tenía más de diez partidos en coalición, mientras que Manuel Azaña en la Segunda República en España invitó a sectores anarquistas y comunistas a su gobierno socialista. En ambos casos, la coalición implosión, con trágicas consecuencias.

Con enormes diferencias, Hugo Chavéz agrupó diferentes sectores de la izquierda venezolana alrededor de su proyecto populista. Hasta su muerte (2013) mantuvo la unidad, con pequeñas diferencias con sectores moderados de partidos tradicionales y organizaciones populares.

Llegado al poder, Maduro rompió la unidad dentro del chavismo. Líder de un régimen autoritario, se ha rodeado de los hermanos Rodríguez, Delcy y Jorge, Nicolás Padrino y el número dos del régimen, Diosdado Cabello. Ellos manejan el PSUV y las fuerzas militares, son el cerebro del régimen, y limitan los espacios de discusión, como lo ha denunciado el Partido Comunista de Venezuela (PCV).

El presidente del PCV, Óscar Figuera, ha denunciado esta semana en la ilegitima Asamblea Nacional Constituyente que existe un plan orquestado por el PSUV para tomarse judicialmente el tradicional partido comunista de Venezuela.

La pelea entre los dos partidos más fuertes del chavismo viene de meses atrás. Desde La Habana, Héctor Rodríguez, miembro del directorio de los comunistas, criticó el régimen de Maduro. “La de Venezuela es una experiencia concreta que revela los límites del progresismo”, dijo. Desde ahí se desató el choque.

La denuncia de Figuera en la ilegítima Asamblea viene precedida de la persecución contra otros dos partidos, Patria para Todos y Podemos, que recibieron órdenes judiciales que exigían su cierre, luego de presentar críticas contra el régimen.

Solitario, el Partido Socialista se empieza a quedar sin aliados políticos. Con los hechos de esta semana ha demostrado que no busca mantener unido políticamente al impopular chavismo. Poco se sabe de las disputas internas dentro del sanedrín de Maduro, pero se estima que, como van las cosas con agrupaciones aliadas, dentro del régimen verde olivo es posible que se estén presentando fisuras con otros sectores.

 

Fin del interinato

No lejos de su génesis, la oposición tampoco goza de unidad. La apuesta de Guaidó -que llegó a ser reconocido como presidente interino por más de 50 países- empieza a claudicar. En búsqueda de una nueva estrategia de cara a las posibles elecciones primarias de este año, algunos sectores creen que el joven líder opositor debe dar un paso al costado.

Desde Florida, donde presuntamente va a estar una temporada y luego volverá a Venezuela, Guaidó habló este jueves en contra de Maduro y Gustavo Petro y aclaró que sigue siendo el líder del interinato. “Hoy el mejor candidato para derrotar a la dictadura es la unidad”, dijo.

Varios líderes opositores como Henrique Capriles y María Corina Machado se pronunciaron desde Caracas en contra de la persecución contra Guaidó. “Nuestra solidaridad con @jguaido, su esposa, sus pequeñas hijas, familiares y miembros de su equipo. Ningún venezolano debería ser presionado a abandonar su país”, dijo Capriles, en Twitter.

Estos mensajes de solidaridad no significan que el gobierno de unidad que lideró el joven líder siga siendo la principal estrategia para lograr que el régimen libere a los presos políticos y convoque elecciones libres y democráticas.

Lejos de esta realidad, la oposición le puso fin al gobierno interino de Guaidó el 30 de diciembre de 2022 y desde entonces cada partido ha empezado a presentar sus candidatos para las posibles primarias de octubre de este año.

Estados Unidos, además, ha tomado posesión de la embajada de Venezuela en Washington con el argumento de que finalizado el gobierno interino los venezolanos no tienen un representante legítimo dentro del territorio norteamericano. Esto puede ser aplicado en otras instancias internacionales en donde el entonces gobierno interino tomó posesión de bienes y activos de Venezuela.

En el exilio temporal, la figura de Guaidó ya no parece ser tan relevante. Viejas y nuevas voces empiezan a sonar para tomar la vocería de una oposición que llegó en su momento a convocar a los cuatro partidos opositores (G-4) más importantes (Voluntad Popular, Primero Justica, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática) y otras fuerzas minoritarias alrededor del líder opositor.

Lograr la unidad, sin embargo, resulta una proeza dentro de la oposición venezolana, los hechos lo demuestran. El régimen lo sabe y siempre apunta a dividir. A funcionarios de Guiadó como Carlos Vecchio, embajador interino en Washington, partidos opositores lo acusan de haber renunciado unilateralmente de su cargo y dejar vacía la embajada; también pasa lo mismo con el ex embajador en la OEA, Tarre.

Sin un líder que convoque, fraccionada, como de costumbre, la oposición empieza mayo de 2023 con la ilusión de las primarias para nombrar su candidato en 2024 y la posibilidad de volver a la mesa de México con el régimen.

El chavismo, entretanto, pasa por un momento de asfixia. Las sanciones impuestas por Estados Unidos golpean fuertemente sus finanzas, en medio de disidencias internas como la del Partido Comunista, que comienzan a mostrar que las fisuras dentro del régimen son más grandes de lo que se creía.