LA reina Isabel II hizo su reaparición pública tras el funeral de su marido para inaugurar una nueva sesión parlamentaria y presentar el programa de "recuperación nacional" tras la pandemia de un Boris Johnson reforzado por las elecciones locales.
"La prioridad de mi gobierno es lograr una recuperación nacional de la pandemia que haga al Reino Unido más fuerte, más sano y más próspero que antes", afirmó la reina ante un número reducido de senadores y diputados, distanciados y con mascarillas, en la cámara alta del parlamento británico.
La pomposa ceremonia, en que los Lores vistieron sus togas rojas y pelucas blancas, pero la monarca no llevó las tradicionales capa de armiño y cadena de oro, se vio reducida debido a la pandemia. La soberana, de 95 años, llegó en automóvil en lugar de carroza.
Como dicta la tradición, Isabel II, con abrigo y sombrero color lavanda, leyó un discurso escrito por el ejecutivo exponiendo sus planes para el próximo año.
Estos incluyen dar mayores recursos al agotado sistema público de salud, con financiación adicional, nuevas tecnologías y programas contra la obesidad y los problemas de salud mental. También impulsar la investigación y seguir ayudando a las empresas asfixiadas por meses de restricciones.
Pero, tras la profunda revisión del pasado colonial británico desatada por el movimiento Black Lives Matter, también "se presentarán medidas para abordar las disparidades raciales y étnicas".
La agenda política incluye establecer objetivos legalmente vinculantes de emisiones de gases con efecto invernadero, cuando el Reino Unido se prepara para acoger la COP26 en Glasgow en noviembre y quiere predicar con el ejemplo.
Johnson pretende también reforzar su política de seguridad, impulsar la inversión en Defensa y endurecer las leyes migratorias, una de las promesas claves del referéndum de 2016 sobre el Brexit, que logró llevar plenamente a cabo el pasado 1 de enero.
Viuda desde el 9 de abril, la monarca, a quien la muerte del príncipe Felipe, con quien estuvo casada 73 años, dejó un "enorme vacío" según su familia, estuvo acompañada por su hijo mayor, el príncipe Carlos, de 72 años, y la esposa de este, Camila.
Fue la primera vez que se la vio en público desde el funeral de su esposo el 17 de abril en el castillo de Windsor.
La última vez que la monarca llevó a cabo esta pomposa ceremonia anual, retrasada esta vez por el coronavirus, fue en diciembre de 2019, cuando Johnson acababa de lograr una aplastante mayoría absoluta arrebatando bastiones a la izquierda gracias a la promesa de atajar la creciente brecha entre la riquísima Londres y el resto del país.
Ahora, con el triunfo de su Partido Conservador en las elecciones municipales de la semana pasada demostró que no ha perdido al electorado que confió en él para realizar el Brexit.
"Utilizaremos los poderes que hemos recuperado de la Unión Europea para reforzar nuestras fronteras y reformar el sistema de asilo", afirmó Johnson tras la intervención de la monarca. "Por primera vez, el hecho de que las personas entren en el Reino Unido de forma legal o ilegal tendrá un impacto en su solicitud de asilo".
Y todo "lo haremos como un solo Reino Unido, combinando el genio de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte (...) en la unión política, económica y social más exitosa que el mundo haya conocido", enfatizó el primer ministro, tras la victoria en las elecciones del jueves al Parlamento regional de Escocia de las fuerzas independentistas que reclaman un nuevo referéndum de autodeterminación.