Retamo espinoso, planta invasora que causa daño en Cundinamarca | El Nuevo Siglo
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Sábado, 14 de Mayo de 2022
Redacción Medio Ambiente

El caso del retamo espinoso, especie exótica originaria de la costa occidental de Europa, es uno de los más graves porque no solo provoca desequilibrio en los ecosistemas, sino también porque en épocas de sequía intensifica el riesgo de incendios forestales de gran magnitud en los cerros de Bogotá, debido a su capacidad inflamable.

El estudiante Andrés Figueredo, del Grupo de Estudio de Animales Silvestres (GEAS) de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional (UNAL), explica que “el retamo espinoso absorbe una gran cantidad de agua dejando sin humedad sus alrededores; además, como crece muy rápido, en este proceso libera hojarasca, lo cual hace que un incendio se expanda más rápido”.

En febrero, durante la primera temporada seca, se presentaron en Bogotá 11 incendios forestales en las localidades de Bosa, Sumapaz, Usme y Usaquén, zonas extensamente colonizadas por el retamo espinoso, considerado como una de las 100 especies invasoras más agresivas del mundo.

En Cundinamarca, las zonas más afectadas con los incendios forestales son: Nimaima, Nilo, Viani, Soacha, Cota, Tenjo y Tabio. “Estos reducen las poblaciones de fauna local como venados, tigrillos, zarigüeyas, zorros, osos y nutrias, de aves como búhos, águilas, turpiales y loros, y de reptiles como tortugas, boas e iguanas”, mencionó el estudiante Sebastián Álvarez, también del GAES.

Agrega que “durante la temporada de vientos, las semillas viajan largas distancias, se esparcen y llegan a otras zonas. Esto no sería un problema en entornos más secos que los de la región cundiboyacense, conformados por bosque andino, altoandino páramo y humedales de montaña, en donde esta situación ocasiona un daño a las especies nativas y otras como como bambú y helechos”.

Otras características del retamo espinoso –de 1 a 3 m de alto– y que lo convierten en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades ambientales, pues impiden frenar su proliferación, son: rápido crecimiento, alta tasa reproductiva, diferentes mecanismos de transporte de semillas (vehículos, ropa, zapatos, animales, viento, fuentes hídricas), fácil adaptación al estrés ambiental y alta densidad de matorrales.

Invasiones dañinas

El estudiante Figueredo menciona que, “además del retamo espinoso, entre otras plantas invasoras de especial cuidado está, por ejemplo, el diente de león, que suele colonizar parques o zonas verdes y quitarle espacio a las prados y pastos nativos de Bogotá”.

“Las plantas acuáticas, como los buchones, proliferan tanto que disminuyen la cantidad de luz que logra llegar hasta el fondo de lagos o lagunas donde se encuentran los sedimentos que sirven de alimento a los peces y otros animales”.

Explica además que “las especies invasoras no solo son aquellas que llegan traídas de un ecosistema ajeno al de ellas, sino que también son las que logran proliferar y generar un impacto negativo en nuevos ecosistemas”.

Según la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), existen 69 especies invasoras, 50 de flora y 19 de fauna.

Entre la fauna invasora se encuentra el cangrejo rojo americano, el caracol café de jardín, el caracol gigante africano, la garza bueyera, el geko casero, la paloma doméstica, el perro doméstico, la rana toro, la rata casera, la rata noruega, la tilapia del Nilo, la trucha arcoíris y la trucha común, entre otras especies.



Hábitat fragmentado

Acciones humanas, como la creciente urbanización de los espacios rurales, también afectan el hábitat natural de la fauna y la flora autóctona de Cundinamarca.

La estudiante Gabriela Osorio, del GAES, explica que “la fragmentación impide el intercambio genético entre las especies y dificulta el desplazamiento para cubrir necesidades como la alimentación, pues al estar en un hábitat reducido no logra desplazarse”.

Los estudiantes del GAES participaron en la charla “Problemas que enfrenta la fauna de Cundinamarca”, realizada durante la Semana Veterinaria 2022, organizada por la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL.