Italia inicia su camino como patria de la ópera ante la Unesco | El Nuevo Siglo
Representación de la “Bohéme” de Puccini, bajo la producción de Emma Dante, en el Teatro San Carlo, en Nápoles.
Foto @teatrodisancarlo
Viernes, 20 de Mayo de 2022
Redacción Cultura con AFP

De Scarlatti a Verdi, las grandes arias de la ópera italiana son famosas en todo el mundo, un arte que nació hacia finales del siglo XVI en la península y que Italia anhela que sea reconocido por la Unesco como patrimonio inmaterial de la humanidad.

“La ópera nació en Italia”, subraya sin titubear el francés Stéphane Lissner, director desde 2020 del prestigioso Teatro San Carlo de Nápoles, inaugurado en 1737 y considerado el teatro de ópera más antiguo de Europa.

Una premisa que confirma José Daniel Ramírez, periodista cultural de la emisora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y especialista en ópera, quien ha seguido de cerca este arte lírico por varios años.

“Esta es una inquietud definitivamente legítima, porque efectivamente Italia es la cuna de la ópera, que inició antes del año 1600. Es importante tener en cuenta el contexto histórico, pues todo inició en Florencia, en Cremona y Mantua, como un experimento que se fue desarrollando a partir de cuatro compositores que se juntaron tratando de recrear lo que pudo ser el teatro antiguo romano o el teatro en Grecia y la necesidad de colocarle música a los textos, porque se dieron cuenta de que a través de la música los textos tomaban una expresión diferente”, le explicó el experto en entrevista a EL NUEVO SIGLO.

El periodista colombiano también señaló que esta iniciativa en sus primeros pasos solo se llevaba a cabo en la intimidad de los palacios para el entretenimiento de la burguesía y contaba con pequeñas orquestas e instrumentos característicos del periodo Barroco y del Renacimiento tardío. “Era como una serie de recitados cantados, no había todavía el concepto de aria, de ópera o coros. Fue algo que se vino creando gradualmente”.

Así mismo, el primer gran compositor de ópera, Claudio Monteverdi (1567-1643), era italiano y fue, como lo expresa Ramírez, “el padre de la ópera”.

“Si estudias la historia de la ópera del siglo XVIII, hubo 400 creaciones durante ese siglo en Nápoles”, que entonces era la capital del reino de la dinastía de los Borbón, reafirmó Lissner en una entrevista con la AFP, en medio del elegante y dorado palco real del teatro San Carlo.

Explica Ramírez que fue Monteverti quien se encargó de llevar este primer “experimento” a la vida pública. “Por eso, con él empiezan las óperas en teatros pequeños para el público, las óperas en Venecia, en Mantua. Se crea como una fiebre inmensa para estar creando nuevas óperas. Monteverdi da las bases para lo que es la ópera como la conocemos hoy”.



¿Cuál ópera es más valiosa?

Sin embargo, hay un antiguo debate dentro del mundo de este arte lírico: ¿La ópera italiana tiene más valor que la francesa o la alemana, para que forme parte del patrimonio inmaterial de la humanidad?

Para Lissner, que también dirigió La Scala de Milán y la Ópera de París, entre los teatros más importantes, no hay dudas sobre la cuestión: “La forma de cantar en italiano provoca más emoción entre los amantes de la ópera”, dice.

En la gran sala de teatro, que se encuentra en el corazón palpitante de la gran capital del sur de Italia, los sillones de terciopelo rojo, las lámparas resplandecientes, los detalles refinados, los palcos adornados con espejos, el amplio escenario, impresionan y encantan a la vez.

En el camerino del San Carlo, el barítono italiano Gabriele Viviani interrumpe sus ejercicios de vocalización antes de la “Tosca” de Puccini, una de las óperas más representativas del repertorio italiano, cuyo argumento combina amor, intriga, violencia, pasión y muerte.

“Sin querer quitarle nada a mis compañeros ni a los compositores franceses y alemanes… Creo que el canto italiano tiene ese toque especial para expresar con sensibilidad las emociones”, dice poco antes de la llegada del público.

En ello coincide el experto colombiano y reafirma que la petición de Italia ante la Unesco es válida, “porque los italianos fueron los que crearon este idioma musical, esta combinación de música y canto, que luego pasó, después de muchos años, a Francia, Inglaterra y Alemania, pero ya los italianos habían hecho absolutamente todo”.

Verdi en Odesa

Entre la multitud, llama la atención una elegante espectadora en kimono: Sumiko, una mujer japonesa de mediana edad que vive en Nueva York y que viajó especialmente a Nápoles para asistir al espectáculo.

El pedido de reconocimiento a la Unesco la entusiasma: “Las emociones que transmiten esos compositores son universales, van más allá de la historia y de las fronteras”, asegura.

Para el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini, con esa candidatura, presentada a finales de marzo y que será examinada por la Unesco a finales de año, “Italia aspira a que se reconozca una de sus expresiones culturales más auténticas y originales". 

El Ministro evocó las conmovedoras imágenes de la guerra en Ucrania que mostraban al coro de Odesa cantando en la calle la famosa aria "Va, pensiero" de Verdi, tomada del "Nabucco", que se convirtió con los años en Italia en un canto del exilio y por la unidad del país.

“Es una prueba más de que el canto lírico italiano es parte integrante del patrimonio cultural de la humanidad, que recurre a él en las horas más oscuras, para encontrar luz, fuerza y belleza”, comentó.

“Que sea reconocida como patria de la ópera permitiría que la ópera sea vista como un pilar de la cultura y un elemento más de los tantos que tiene Italia, como cuna del arte, la pintura, la escultura, la moda o la comida. Pero es un pilar muy merecido porque lleva muchos años en silencio y representa también una manera de mostrar la ópera no solamente para la gente mayor, seguidora del género, sino que quede como un legado para los jóvenes de hoy, los estudiantes y sus mismos hijos después, que quede como algo para admirar y sentirse más orgulloso”, indicó José Daniel.

El “Va, pensiero”, que fue el himno de los patriotas italianos bajo el yugo austríaco en el siglo XIX, ilustra como ninguna otra obra la popularidad de ese arte.

“En el siglo XIX, cuando llegabas a cualquier ciudad italiana, toda la población cantaba melodías de ópera. ¡Era algo normal!”, asegura Stéphane Lissner.

“Si vas en Italia a los pueblos, no hablo de ciudades, encuentras pequeños teatros donde se suele aún cantar”, subraya. La península en efecto cuenta con cerca de 60 teatros de ópera, un récord mundial.

El célebre tenor Luciano Pavarotti (1935-2007) es un ejemplo reciente de la fuerte relación que existe en Italia con la ópera. Ese gigante de la música era venerado como una estrella de rock, al igual que los cantantes más populares.