Tras el parón forzado por la pandemia, las negociaciones sobre el clima de la ONU se reanudaron con un nuevo impulso abanderado por Estados Unidos, a seis meses de la COP26, cita determinante para actuar contra el calentamiento.
Hasta el 17 de junio, unos 200 países mantendrán reuniones por videoconferencia a razón de tres horas diarias. Normalmente, estas negociaciones preparatorias de las Conferencias de la ONU sobre Clima (COP) tienen lugar en junio en Bonn (Alemania).
"Nos reunimos en un momento de crisis global, de una envergadura sin precedentes", dijo al abrir las negociaciones Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención de la ONU sobre el Cambio Climático.
La presidencia de Joe Biden relanzó el proceso político internacional contra el cambio climático, después de que Donald Trump retirara durante su mandato a Estados Unidos del Acuerdo de París, obstaculizando los esfuerzos emprendidos en los últimos años. Así, la COP25 de Madrid de 2019 se había saldado con un fracaso.
Biden organizó en abril una cumbre telemática, que animó a grandes países emisores a reforzar sus compromisos climáticos, empezando por Estados Unidos, que duplicó su meta de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
Japón, Canadá, la Unión Europea y Reino Unido también dieron un paso al frente. Incluso el presidente brasileño Jair Bolsonaro prometió la neutralidad carbono para 2050 y la eliminación de la tala ilegal para 2030, si bien la devastación de la Amazonía aumentó drásticamente durante su mandato.
También la cumbre del G7 agendada del 11 al 13 de junio en Cornualles (Reino Unido) tiene previsto hacer del cambio climático un tema central, después de que sus Estados miembros se comprometieran recientemente a poner fin a las ayudas públicas a las centrales de carbón, muy contaminantes.
Esta movilización renovada es esencial para responder a la emergencia climática, según los científicos.
A la vez que se multiplican las catástrofes, el mundo acaba de vivir su década más cálida jamás registrada y las posibilidades de alcanzar la meta de limitar el calentamiento a 2 ºC y a ser posible 1,5 ºC respecto a la era preindustrial se reducen cada vez más.
Por eso, la COP26 de Glasgow (Reino Unido), que se celebrará en noviembre, un año más tarde de lo previsto debido a la pandemia, es considerada crucial.
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Cuestiones por resolver
"Nuestra trayectoria actual no se alinea con las metas del Acuerdo de París", recordó Espinosa. "Es hora de hacer nuestro trabajo", dijo.
Pero sobre la mesa de negociaciones quedan muchas cuestiones clave por resolver, desde el funcionamiento de los mecanismos de los mercados de carbono hasta las normas en materia de transparencia.
La comunidad internacional también debe finalizar los planes de adaptación a las consecuencias del cambio climático y concretar el compromiso de los países desarrollados de financiar con unos US$100 mil millones anuales las políticas climáticas de los países pobres.
Y si bien algunas naciones ya revisaron sus compromisos de reducción de emisiones, las llamadas NDC (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional), tal y como preveía el Acuerdo de París para 2020, algunos todavía no lo hicieron.
Todo ello será abordado hasta el 17 de junio por los "órganos subsidiarios permanentes" de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático mediante videconferencias.
No es un formato "ideal, pero es inevitable", según la noruega Marianne Karlsen, presidenta del grupo SBI, uno de los órganos subsidiarios.
Debido a la ausencia de negociaciones durante 18 meses, "hemos acumulado mucho trabajo" por lo que es necesario avanzar "si queremos alcanzar un acuerdo en Glasgow", según Karlsen.
Las reuniones no desembocarán en decisiones pero los negociadores confían en que sentarán las bases para "tomarlas cuando nos reunamos en persona" durante la COP26, según Tosi Mpanu Mpanu, presidente del grupo subsidiario SBSTA. /AFP
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Cinco campanazos en la última semana:
- Se requieren US$8,1 billones
Para abordar con éxito las crisis interrelacionadas del clima, la pérdida de biodiversidad y la degradación de la tierra, se requiere invertir US$ 8,1 billones en la naturaleza entre ahora y 2050, y garantizar que la inversión anual alcance los US$ 536.000 millones para 2050, según el informe sobre el Estado de las Finanzas para la Naturaleza, publicado la semana pasada. El estudio encuentra que las inversiones anuales en soluciones basadas en la naturaleza deberán triplicarse para 2030 y multiplicarse por cuatro para 2050, a partir de la inversión en soluciones basadas en la naturaleza de US$ 133.000 millones de 2018.
- Temperatura subirá 1,5 °C
Existe cerca de un 40% de probabilidades de que, por lo menos en uno de los próximos cinco años, la temperatura media anual del planeta suba temporalmente 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Y esas probabilidades aumentan con el paso del tiempo, advirtió un nuevo estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), publicado días atrás. Según el documento Global Annual to Decadal Climate Update (Boletín sobre el Clima Mundial Anual a Decenal), las estadísticas también marcan que es un 90% probable que en el periodo 2021-2025 se observe el año más cálido en la historia registrada. Hasta el momento 2016 ha sido el año más caliente.
- Reducción de menos de 1%
Han transcurrido más de cinco años desde la firma del Acuerdo de París y los avances son pocos. Los nuevos planes nacionales deben reducir la contaminación global por gases de efecto invernadero en al menos un 45% para 2030 con respecto a los niveles de 2010. Ya se han presentado muchos planes en los que se establecen políticas claras para adaptarse a los efectos del cambio climático y promover el acceso a las energías renovables. Sin embargo, hasta la fecha, esos planes solo han conseguido reducir las emisiones en menos de un 1%, una situación que debe considerarse como una auténtica alerta roja para las personas y el planeta.
- 30% de muertes por canículas
Más de un tercio de las muertes (37%) provocadas por las canículas en el mundo son directamente atribuibles al cambio climático y la proporción es superior en países como Brasil, Colombia y Perú, según un estudio divulgado ayer en la revista Nature Climate Change, que compiló datos de 43 países entre 1991 y 2018. En cifras, este porcentaje representa 100.000 muertos cada año. Y el dato podría estar subestimado puesto que falta información de determinadas regiones especialmente afectadas por las olas de calor, como África Central y Asia del Sur. En los países desarrollados, como Estados Unidos, Australia, Francia, Gran Bretaña y España, el porcentaje de muertes atribuibles al calentamiento oscila entre 35% y 39%, pero este supera 40% en naciones como México, Chile, Sudáfrica, Tailanda y Vietnam. En Brasil, Colombia, Perú, Guatemala y Filipinas, se dispara por encima del 60%.
- Alerta en América Latina por tormentas
La Federación Internacional de la Cruz Roja previó ayer una dura temporada de tormentas en Estados Unidos y América Latina, que podría causar devastación y grandes pérdidas en una región ya castigada por la pandemia de covid-19 y con una vacunación muy lenta. "Nos estamos preparando para una nueva temporada de récords", dijo. "Solo en el océano Atlántico podrían registrarse hasta 20 tormentas que lleguen a tener nombre, de las cuales cinco podrían convertirse en peligrosos huracanes mayores. Un solo huracán o tormenta basta para causar un desastre que afecte a millones de personas", detalló Alonso. En 2020, más de 200 personas murieron en Centroamérica por los huracanes Eta y Iota (que también golpearon a Colombia). /Agencias ONU y AFP