Carrillo propone consulta popular como salida a crisis | El Nuevo Siglo
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Martes, 1 de Junio de 2021
Redacción Política

Una consulta popular sobre las grandes reformas sociales que necesita Colombia. Esa es la propuesta que pone sobre la mesa el exprocurador general Fernando Carrillo ante la grave crisis política, social y de orden público que atraviesa el país, tras más de un mes de paros, vandalismo y bloqueos viales.

El exembajador y exconstituyente considera que, a diferencia de Chile, en nuestro país no se necesita avanzar hacia una Asamblea Constituyente, pero sí es necesario acudir al constituyente primario para plantear una salida concertada a la difícil coyuntura.

EL NUEVO SIGLO: ¿Qué está pasando hoy en el país?

FERNANDO CARRILLO: La protesta social hay que canalizarla en capacidad de las reformas que Colombia no ha podido hacer desde 1991. Por eso proponemos una consulta popular para que se pueda capitalizar y encauzar todo ese descontento de los jóvenes y se discutan las reformas sociales que el país necesita. Hay que acabar la forma en que la violencia está afectando, por un lado, la protesta social y, por otro, el prestigio de la Fuerza Pública.

Colombia se encuentra en un perverso juego de suma cero, en el que mientras los extremos tensan la cuerda, la derrotada es la sociedad. Prevalece la incertidumbre, el desánimo se apodera de la gente, lo social colapsa, la economía entra en declive y reina el miedo, como factor paralizante del accionar político. La toxicidad del lenguaje político aceita con maestría el salto a otro abismo de perplejidad.

ENS: Todos los sectores hablan de dialogar y concertar, pero cuando se sientan a la mesa priman los inamovibles. ¿Por qué no funcionan los llamados al diálogo nacional?

FC: Porque este es un país que no se ha acostumbrado a dialogar. Nosotros (en la Procuraduría) instauramos una plataforma de diálogo social a través de seis cumbres y dejamos un legado de seis consensos fundamentales sobre esa materia. Nos dimos cuenta de que la capacidad de sentarse en una mesa a tratar de conciliar con el contradictor en Colombia se puede lograr.

Es posible el consenso, la conciliación, pero el radicalismo y el extremismo de los sectores involucrados en este momento, desde los extremos, impide que pueda lograrse por el momento esa concertación. Al día de hoy el futuro de la negociación entre el Gobierno y el Comité Nacional del Paro es bastante oscuro. Y la zozobra, desesperanza y desconfianza hacia los actores que están sentados en la mesa hacen mucho daño a ese intento de diálogo.

ENS: Principio de autoridad y derecho a la protesta pacífica, ¿cómo equilibrar estas dos premisas?

FC: Ese equilibrio viene por cuenta del respeto de las normas constitucionales. La victoria de la protesta es que sea pacífica. La derrota de la protesta es que sea violenta. Creo que hay unos factores de violencia que pretenden deslegitimar tanto a la protesta social como el actuar de la Fuerza Pública, y esos son los actores que hay que sacar, precisamente, de la mesa de negociación.

Entonces…

ENS: ¿Cuáles podrían ser las salidas a la crisis?

FC: Hay que encauzar al país a una salida para superar el déficit histórico de equidad, inclusión y desarrollo. Es indiscutible que la covid-19 impactó todas las previsiones, obstruyendo, por ejemplo, el cumplimiento de los Planes de Desarrollo. Una partitura anterior a la pandemia que no puede ser la respuesta. Es prioritario ajustar ya los planes de desarrollo y de inversiones con una amplia participación ciudadana.

ENS: En medio de todo esto, ¿cómo ha venido actuando el Congreso?

FC: La agenda legislativa tampoco se sintoniza con lo que pasa en la calle. Mientras el Congreso legisla a control remoto, el país gira a velocidades exorbitantes exigiendo respuestas institucionales a profundas fallas del modelo económico, político y social no atendidas. Las nuevas generaciones están en la primera línea de una protesta que ha sido reprimida con fuerza y atendida con poca empatía desde el Estado.

La solución a la aguda crisis exige soluciones realistas que se apoyen en el terreno de la constitucionalidad democrática. Es hora de marchar unidos hacia reformas estructurales aplazadas por décadas. Acortemos el camino dando el primer paso ya.

ENS: ¿Colombia está en el ojo internacional?

FC: El país está inmerso en una tormenta perfecta que de no resolverse acertadamente puede llevarse por delante la democracia. El populismo y el autoritarismo acechan, la polarización no cesa, el país se desangra, la pobreza crece, el desempleo no disminuye.

La violación a los derechos humanos ha puesto a Colombia en el ojo de la comunidad internacional. La pandemia profundizó los problemas y hoy somos más vulnerables. Crece la desconexión entre la sociedad y la política, mientras el liderazgo social se expresa de manera pacífica en las calles. Duele que la protesta que de día es pacífica, en la noche se cubre de abusos, vandalismo y violaciones a los derechos humanos.

Ir a las urnas

ENS: Como exconstituyente y exprocurador, ¿qué salidas ve?

FC:  La respuesta es simple: aplicar la Constitución, fortalecer la democracia y empoderar las voces ciudadanas. Es momento de escuchar, entender, proponer y actuar. Colombia, a diferencia de Chile, no necesita Constituyente pero sí debe acudir al constituyente primario para legitimar las reformas. Alcanzar ese objetivo pasa por las urnas y las herramientas de participación ciudadana que están en la Carta Política. Es la hora de poner los temas de la mesa de la negociación en el escenario constitucional apropiado: una consulta popular sobre las grandes reformas sociales que necesita Colombia.

ENS: ¿Cómo sería?

FC: Una consulta popular con iniciativa ciudadana libre, para que la sociedad tenga la opción de definir los lineamientos en materia de equidad social, reactivación económica y concertación que se requiere. Una consulta que recoja la expresión unánime de rechazo a la violencia y las violaciones a los derechos humanos; el silencio de las armas y el repudio de la justicia por mano propia.

Una consulta popular para que la ciudadanía se exprese ya sobre las políticas necesarias en campos como: la inclusión productiva de los jóvenes y la creación de oportunidades; la renta básica y el fortalecimiento de la protección social; el acceso y la calidad del derecho a la salud; la generación de empleo y el trabajo decente; la equidad con la mujer; la reforma de la justicia; la reforma de la policía hacia su acercamiento a la ciudadanía; el retorno al campo y la seguridad alimentaria; acciones de reconocimiento y diversidad; y la institucionalización del diálogo social para arbitrar el conflicto social.

Una consulta popular como herramienta para transformar a Colombia y dejar atrás los odios, superando obstáculos que han impedido las grandes reformas que alimentan la inconformidad y la protesta ciudadana. Las urnas serán el punto de convergencia. Será, además, un proceso pacífico contra el miedo, la incertidumbre y la desconfianza. Una solución política en manos de los ciudadanos.

ENS: ¿Pero no es peligroso una propuesta en medio de una época electoral?

FC: Es imperativo desmarcar esta ruta de ambiciones electorales y del proceso electoral de 2022. La urgencia de hoy no es alimentar el envanecimiento y las pretensiones presidenciales de nadie sino abrir un espacio de unidad que permita solidificar un acuerdo nacional sobre la ruta y el contenido de las reformas.

Para salir del maniqueísmo de la ideologización partidista, los sectores sociales del país deben estimular plataformas y movimientos ciudadanos nacionales y locales que encaucen tanta energía hacia las reformas necesarias, con los nuevos liderazgos que promueve la juventud.