¿Revivirá gobierno israelí las negociaciones con los palestinos? | El Nuevo Siglo
EL nuevo primer ministro de Israel, Naftali Bennett, firma una carta mientras inicia su mandato como nuevo primer ministro en Jerusalén Oeste el 14 de junio de 2021
Foto Anadolu
Sábado, 19 de Junio de 2021
Agencia Anadolu

CON la juramentación del nuevo Gobierno de coalición de Israel, que puso fin al mandato de 12 años del primer ministro Benjamín Netanyahu, ha vuelto a llamar la atención la posibilidad de reactivar las negociaciones israelí-palestinas que se han detenido desde abril de 2014.

Las conversaciones de paz entre los líderes palestinos e israelíes fracasaron por la negativa israelí a detener la construcción de asentamientos en la ocupada Cisjordania y liberar a los palestinos detenidos.

Se espera que el recién posesionado Gobierno dé prioridad a los problemas internos, ignorando en gran medida el tema palestino dentro de su programa político; por temor a crear fracturas dentro de una frágil coalición unida únicamente para deshacerse de Netanyahu.

Según el nuevo acuerdo de coalición entre ocho partidos israelíes, Naftali Bennett dirigirá el Gobierno durante dos años, seguido por el centrista Yair Lapid durante dos años más.

Netanyahu, quien ahora lidera la oposición, ha prometido trabajar para derrocar al nuevo Gobierno que comprende varios partidos con diferentes ideologías políticas.

Papel de Estados Unidos

Bennett prometió el día de su inauguración respaldar la construcción de asentamientos en todas las áreas de la ocupada Cisjordania, incluidas las áreas clasificadas como C.

En virtud de los Acuerdos de Oslo de 1995 entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Cisjordania, incluida Jerusalén Este, se dividió en tres partes: Área A, B y C, con el área C bajo el control administrativo y de seguridad de Israel hasta que se llegue a un acuerdo de estatuto final con los palestinos.

El liderazgo palestino sigue respaldando una la solución de dos Estados sobre la base de la Iniciativa de Paz Árabe, presentada en la Cumbre Árabe de 2002 en Beirut. La iniciativa ofrece el pleno reconocimiento de Israel por parte de todos los Estados árabes a cambio de una retirada total israelí de todos los territorios árabes ocupados desde 1967 y el establecimiento de un Estado palestino con Jerusalén Este como su capital.



Los analistas coinciden en que la reanudación de las negociaciones de paz depende sobre todo de la voluntad de Estados Unidos de hacerlo.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, expresó el domingo el pleno compromiso de su administración de trabajar con el nuevo Gobierno israelí y promover la seguridad y la paz para los israelíes, los palestinos y los pueblos de la región.

Omar Jaara, experto en asuntos israelíes, dice que la decisión de tener guerra o paz en Oriente Medio "no es una decisión regional, y no está en manos de ninguna capital de la región", sino que más bien está bajo el "completo control ”de Washington.

Para sustentar su tesis, Jaara señaló varios ejemplos históricos.

"Si no hubiera sido por el presidente estadounidense Dwight Eisenhower (1953-1961), Israel no se habría retirado de la península del Sinaí en Egipto y la Franja de Gaza después de semanas de su ocupación en 1956. Y si no fuera por el presidente Jimmy Carter (1977 -1981), los Acuerdos de Camp David entre Egipto e Israel de 1979 no habrían sido posibles”, recordó Jaara.

Según Jaara, la necesidad de la "voluntad estadounidense también es aplicable al proceso de paz palestino-israelí", y agregó que la llamada telefónica de Biden con Bennett menos de media hora después de que el nuevo Gobierno ganara la confianza de la Knéset (parlamento israelí) es un testimonio de esto.

Bennett podría suavizar su postura

El escritor y analista Hafez al-Barghouti no descarta un "cambio" en las posiciones de Bennett después de convertirse en primer ministro.

Según al-Barghouti, Bennett recibió una "dosis de diplomacia" de Biden luego de su reciente llamada telefónica.

Al-Barghouti cree que Bennett no podrá decir "No" a Biden, especialmente si Estados Unidos presiona al Gobierno naciente para que reanude las conversaciones con los líderes palestinos; algo que cree generará divisiones entre los miembros del Gobierno de coalición debido a las opiniones divergentes que existen sobre cómo tratar el tema palestino.

Recordó que el primer ministro suplente y actual ministro de Relaciones Exteriores, Lapid, declaró anteriormente que el Estado palestino debería permanecer como está ahora, sin fronteras y sin ninguna autoridad.

Al-Barghouti, sin embargo, espera que Bennett, quien ha expresado incluso posturas más extremistas que las de su predecesor Netanyahu, se abra a negociaciones con el liderazgo palestino ante la presión de Estados Unidos.

Pero, "¿Cómo negociaría, con quién y sobre qué base?" son preguntas que, según al-Barghouti, siguen sin respuesta.

Por esa razón, al-Barghouti cree que Bennett reanudará las negociaciones "por el bien de la negociación y no para llegar a un resultado" mientras continúa con sus planes de ampliar los asentamientos y de limpieza étnica.

Pocas posibilidades

Antoine Shalhat, investigador de asuntos israelíes, optó por diferir de al-Barghouti argumentando que hay "pocas posibilidades" de abrir el camino hacia las negociaciones. Señaló que el nuevo Gobierno israelí carece del "mandato para llevar a cabo negociaciones".

Shalhat argumentó que la composición del nuevo Gobierno con sus marcadas diferencias ideológicas "no podrá llegar a un entendimiento para reanudar las negociaciones".

Los ocho partidos israelíes que componen el nuevo Gobierno son Yesh Atid, los laboristas y Azul y Blanco, tres partidos centristas y tres partidos de derecha: Nueva Esperanza, Yamina e Yisrael Beiteinu. Los dos restantes son el partido izquierdista Meretz y un partido árabe, la Lista Árabe Unida.

Shalhat afirmó que Israel nunca ha anunciado previamente que rechaza las negociaciones, pero sí las entabla solo cuando está "bajo presión".

Por esa razón, Shalhat sostiene que las negociaciones solo serán posibles si la administración estadounidense "ejerce una presión real" sobre el nuevo Gobierno israelí.

Sin embargo, coincide con al-Barghouti en que incluso si se reanudan las negociaciones, la pregunta sigue siendo "¿Sobre qué?".

Para Shalhat, la cuestión palestina demostrará ser la mayor prueba para el nuevo Gobierno de coalición.