Don Elkin Giraldo, oriundo de la capital antioqueña, pasó de ser un profesor de Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, a un próspero comerciante de zapatos y vinilos en el centro de Bogotá.
Ubicado en pleno centro de la capital, el almacén de calzado Cosmos, a punto de cumplir 40 años, alberga en su bodega y entre las estanterías de zapatos de manufactura nacional un promedio de 100.000 discos en formatos de 33, 45 y 78 rpm, tesoros y rarezas de músicas del mundo, clasificados por orden alfabético: ritmos, orquestas, compositores e intérpretes.
El almacén de don Elkin es visitado por coleccionistas, melómanos, pinchadiscos, artistas, radiodifusores y curiosos del formato vinilo, de Colombia y otras latitudes, a la par de clientes de muchos años del calzado elegante y de buen material, hecho en casa.
Pero más allá, de las ventas que realiza en el local, este hombre de negocios por naturaleza pero con el oído fino del melómano, ha llegado también a las redes sociales, en donde aparece como Discos Cosmos, acompañado del eslogan “Para recorrer el camino, un buen calzado; para la mente y el corazón, buena música”.
Este diario habló con él acerca de cómo es este mundo en donde los cueros lustrosos y olorosos de los zapatos nuevos se mezclan con discos, carátulas y vinilos de todas las épocas.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué es esto, un almacén de zapatos en el que se venden discos o un almacén de discos en donde se venden zapatos?
ELKIN GIRALDO: Cuando compré el local no se vendían sino zapatos, pero mi gusto por la música clásica y por el jazz me llevó a comprar discos y colecciones como las de Salvat, que dejaba caprichosamente a manera de decorado en el almacén. La clientela que iba a comprar calzado empezó a interesarse por la música; preguntaban si también estaban a la venta, y así fue creciendo el negocio de ambos productos. Lo bueno del negocio es que discos y zapatos se venden por igual.
ENS: ¿Qué pasó cuando explotó el 'boom' del CD, que mermó el interés por el acetato y el casete?
EG: El CD fue una fiebre fuerte, pero pasajera, porque el vinilo ha imperado siempre. De hecho, después del cierre de tantas tiendas musicales, la expectativa por el disco se ha incrementado en coleccionistas de todas las edades, al punto que algunas disqueras volvieron a imprimir en vinilo, igual que las importaciones de sellos internacionales, y varios artistas, como Andrés Cepeda, que quieren lucirse con este formato. Pero por los compactos también preguntan. Aquí los vendo.
ENS: Usted tiene música de todo el mundo y de todos los ritmos, ¿cuáles son los que más vende y cuáles por los que menos preguntan?
EG: De muchas partes del mundo. No soy un gran estudioso de la música. Lo mío es el negocio, pero soy muy selectivo y cuidadoso con lo que ofrezco: siempre en perfecto estado. Esa ha sido mi función como curador y vendedor, presentar un producto que satisfaga al cliente y a un precio razonable. Y claramente lo que más se vende son el rock, la salsa y la música tropical. Y por lo que menos preguntan, desafortunadamente, es por la música clásica.
ENS: ¿En dónde consigue tanto vinilo?
EG: Con la experiencia de años, uno ya sabe dónde ponen las garzas. Se compran remates, la mayoría de personas que en su momento llegaron a tener grandes colecciones, lo mismo que de disqueras que en el pasado fueron prósperas, y por el auge de las tecnologías y las plataformas musicales se vieron obligadas a cerrar, o el inventario de emisoras que en el pasado manejaron el formato vinilo.
ENS: ¿Cuáles son los discos más raros que tiene?
EG: Hay cantidad de curiosidades. Pero por nombrar algunas: un disco de un mariachi de la antigua Checoslovaquia, otro del senegalés Laba Sosseh, interpretando el tema salsero "Errante y bohemio", que hizo famoso Ray Barreto; el "Magnificat" de J.S. Bach en la versión de Henrich Schutz, "El mártir del Calvario", producción musical dirigida por el actor español-mexicano Enrique Rambal, que vio la luz a mediados de los años 50 y que inspiró la inolvidable película; música del Lejano Oriente, de India, Egipto, China, Mongolia, Japón, Francia, Alemania o Australia.
ENS: También ha ingresado a las redes sociales y vende vía Instagram. ¿Cómo le ha ido con esa red?
EG: Muy bien. Esa iniciativa se dio a partir del encierro de la pandemia. Se venden combos de discos de acuerdo con las preferencias solicitadas, en estuches de cartón, y se despachan a domicilio en Bogotá y por correspondencia a distintas partes del país. En Instagram figuramos como Discos Cosmos y nuestro eslogan es "Para recorrer el camino, un buen calzado; para la mente y el corazón, buena música".
ENS: Es de suponer que la mejor época de venta es la de fin de año, ¿verdad?
EG: Sí, claro, pero también las celebraciones de amor y amistad, de la madre y el padre, de la mujer, y también acostumbran obsequiar para cumpleaños. En época decembrina, los clásicos bailables: la colección de los 14 Cañonazos Bailables, Rodolfo Aicardi, Los Hispanos, Los Graduados, Pastor López, La Billo's, Los Melódicos, Fruko y sus Tesos, Latin Brothers, Los Corraleros de Majagual. Mucha música para disfrutar y recordar, como "El año viejo", del maestro Crescencio Salcedo, interpretado por Tony Camargo; "Parranda de Navidad", en la voz de Tania de Venezuela, y "Faltan cinco pa las doce", del venezolano Oswaldo Oropeza, entre otros que han sonado siempre para esas celebraciones.
ENS: Su almacén de calzado es una suerte de museo del vinilo, quizás único en Colombia. ¿Cómo ha percibido la impresión de la gente cuando lo visita?
EG: Es una experiencia bonita y reconfortante para el que entiende y sabe valorar la buena música. Vienen de Europa, Estados Unidos, México, Latinoamérica. Por aquí han pasado el maestro Fruko, Noel Petro, personajes de la radio como Marco Aurelio Álvarez, que pasa con bolígrafo y libreta a desentrañar recuerdos, o ‘viejeras’, como él las llama; programadores musicales, pinchadiscos de ayer y de hoy, mucha gente joven aficionada al vinilo.
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ENS: ¿Cuál ha sido el disco más caro que ha vendido?
EG: Eso depende del álbum, el género, el sello, la antigüedad, y del cliente, por supuesto. La bolsa crece en la medida del interés de quien lo quiere comprar. Hay joyas de joyas escasas en el mercado, y el coleccionista sabe cuánto pueden valer. Pero, como le dije, mis precios son razonables.