EN PLENA crisis generada por una pandemia global que interrogó la sociedad mundial y cuestionó la relevancia de sus prioridades y objetivos, la Filarmónica de Bogotá, con mucha audacia, entendió que era un buen momento para enviar señales de esperanza, y una oportunidad para poner en juego una sensibilidad más afín con el reconocimiento de la cultura local y las tradiciones ligadas a la historia musical del país.
A partir de dicho razonamiento se dio inicio a la creación de la Filarmónica de Música Colombiana, que marca una apuesta en favor de los jóvenes y la música del país. Reconociendo la importancia cultural de los instrumentos de cuerda y las tradiciones sonoras locales, la Filarmónica de Bogotá busca ofrecer condiciones dignas y artísticas para la música andina, en un esfuerzo por celebrar la belleza sonora y las ricas historias que conforman la identidad musical de Colombia. Este paso valiente demuestra el compromiso de la institución en promover la apertura estética y el reconocimiento de nuestras raíces.
Conformada por jóvenes músicos formados en la tradición musical clásica, los integrantes de esta agrupación han encontrado bajo la dirección del maestro Jorge Andrés Arbeláez, un espacio para desarrollar sus destrezas a través de clínicas de estilo y clases magistrales donde se estudia la forma, se comprenden las soluciones técnicas de la composición o el arreglo, se enfatizan necesidades expresivas del conjunto, se potencian las individualidades y se consolida la sonoridad y la estética del ensamble; a su vez permite a sus integrantes, tener unas condiciones laborales e institucionales que nadie había tenido en la ciudad de Bogotá para hacer música andina colombiana de alto nivel.
Como resultado de esta formación y gran apuesta, la Filarmónica de Música Colombiana presenta su primera producción titulada “Yerbabuena”, un disco doble con un amplio abanico de recursos expresivos y técnicos, que dan cuenta de un notable dominio del lenguaje de la música andina colombiana, y el rigor, la solidez y el virtuosismo alcanzados durante el proceso. Ha sido grabado por jóvenes músicos de primer nivel, algunos ya cuentan con una trayectoria como solistas o como miembros de agrupaciones de amplio reconocimiento nacional. La producción ejecutiva de este álbum, contó con la colaboración de Germán Puerta Zuluaga.
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Sus integrantes
“Yerbabuena” está conformado por veinte obras: seis bambucos, seis pasillos, dos guabinas, dos torbellinos, dos danzas, una gavota y un fox, de compositores que abarcan desde Gonzalo Vidal, nacido en 1863 hasta Gabriel Chaparro, bandolista de la agrupación, nacido en 1997. El maestro Fernando León, uno de los más reconocidos conocedores de esta tradición y tal vez su arreglista más renombrado, ha realizado ocho versiones para este disco, el compositor Mauricio Lozano ha ajustado al formato su guabina “Genet”, mientras que las restantes han sido escritas por el compositor y director del proyecto, Jorge Andrés Arbeláez.
Ninguna de las obras había sido grabada previamente en las versiones que aquí se presentan. Los veinte temas del repertorio recogen más de un siglo de innovaciones poéticas y estilísticas, con un tratamiento de la orquestación que debe mucho a la tradición de las grandes estudiantinas del pasado y a los proyectos innovadores surgidos desde finales del siglo XX y comienzos del XXI.
La Filarmónica de Música Colombiana está formando artistas para un futuro distinto en la música del país. Músicos que aúnan la capacidad de interpretar con altos estándares de calidad, ser conceptualmente sólidos, con capacidad de agencia, con competencia suficiente para versionar y componer, con conocimiento amplio de la tradición y de las tendencias experimentales y contemporáneas de estas y otras músicas populares de raíz urbana y campesina.