Ya hace parte de la cotidianidad política la continua emulación entre Sergio Fajardo y Gustavo Petro, derivada de su participación en la campaña presidencial de 2018 y agudizada en el contexto de la expectativa por un nuevo pulso electoral en 2022.
El más reciente choque se dio a propósito de un trino en el que el exgobernador Fajardo sostuvo que “como es natural, yo no comparto la posición de que el Gobierno es ilegítimo, de que ganó Petro, o llamar a la desobediencia social. Eso es un adefesio”.
El comentario fue respondido por el represente por Bogotá, David Racero, de la Lista de la Decencia, con otro tuit: “¿Por qué es “natural”?
¿Porque lo dice Petro? ¿No es la evidencia del fraude electoral lo que debe soportar el argumento y la toma de posición? ¿O es “natural” porque está buscando los votos uribistas? Expresiones como esa evidencian que su lucha contra la corrupción es un fraude”.
Igualmente intervino el senador Gustavo Bolívar, también de la Lista de la Decencia, diciéndole a Fajardo que “quien desconoce la putrefacción y a los corruptos que la producen, no puede gobernar un país tomado por el narco, la politiquería y secuestrado por los conglomerados. Un tibio puede ganar, pero es incapaz de generar cambios, hacer reformas y derrotar la corrupción”.
Y el propio senador Petro, de Colombia Humana, sostuvo que “para Sergio, el Gobierno es legítimo a pesar de la compra de votos. Luego la corrupción tiene poder legitimador. Esto sí es un adefesio, si se es un demócrata”.
Cabe señalar que, poco antes de esta controversia, Fajardo había dicho en sus redes sociales que “recordemos que el Presidente se posicionó con un discurso de unión, pero han pasado dos años y aún no hemos visto su propuesta de unión para el país. Su discurso sigue desconectado de la realidad que vive el país”.
Como lo ha publicado EL NUEVO SIGLO, Petro ha planteado la desobediencia civil -reditando el llamado a la resistencia civil hecho en 2016 por la campaña por el no a los acuerdos de paz- calificando la presidencia de Iván Duque de ilegítima porque “se hizo elegir con el voto comprado por el dinero del narcotráfico” y argumentando que “de acuerdo a las sentencias del Consejo de Estado, basta que un solo voto haya sido fraudulento para anular una elección”. Para él, “aquí estamos ante la presencia de centenares de miles de votos comprados y los autores son los narcotraficantes amigos del Presidente, aparte de las amistades narcotraficantes de la Vicepresidenta”.