
La posibilidad de una reactivación de la economía colombiana pasa necesaria y casi que obligatoriamente por cambiar la tendencia negativa del sector de la construcción.
Cifras publicadas en los últimos días evidencian que la crisis en el sector edificador se mantiene. Por ejemplo, en el último trimestre de 2024 presentó una contracción de 3,1%, sumando así el sexto de estos lapsos en negativo. Esto explica el retroceso de 2,5% en todo el año pasado.
Casi todos los indicadores resultaron en rojo. Desde la producción residencial hasta la demanda e inversión. Por ejemplo, según la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), cuyo presidente es Guillermo Herrera, hay una sustancial reducción en los inicios de obra: en 2024 arrancaron construcciones en 12,4 millones de metros cuadrados, un 17,4% menos que en 2023.
Es claro que el sector edificador resulta clave para la generación de plazas de trabajo, ya que es uno de los más intensos en cuanto a demanda de mano de obra calificada y no calificada. Obviamente, en medio de esta crisis las perspectivas no son las mejores.
De hecho, el gremio alertó que en 2024 la construcción redujo su volumen de empleo promedio mensual en 23.000 trabajadores. Explicó que en ocho de los doce meses este nicho productivo reportó un número inferior de plazas frente a 2023. Precisamente por ello, el año pasado tuvo el peor comportamiento desde 2018, obviamente excluyendo la crisis pandémica en 2020 y 2021.
Es urgente, por tanto, que el Gobierno entienda la urgencia de generar un efectivo plan de reactivación de la construcción. Sin ello es imposible que el PIB este año pueda siquiera superar el 2,5%. Lamentablemente, señales como las del recorte del programa “Mi Casa Ya” y de otros subsidios y beneficios de tasa, van en la dirección contraria.