El gobierno del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció el viernes el relanzamiento de un importante programa de obras que prevé inversiones públicas y privadas por 1,7 billones de reales (casi 348.000 millones de dólares).
"Estoy seguro de que con el nuevo programa el país volverá a crecer y entrará en el camino correcto", dijo Lula, al presentar el "Nuevo Pacto de Aceleración para del Crecimiento (PAC), en el Teatro Municipal de Rio de Janeiro.
Lula destacó que el programa, que ya tuvo dos versiones anteriores en 2007 y 2010 durante el primer y segundo período del izquierdista (2003-2010), contará con "participación decisiva del sector privado" y pondrá "toda la capacidad del Estado al servicio de los sueños" de los brasileños.
"Hoy empieza mi gobierno. Hasta ahora lo que hicimos fue reparar lo que se había dañado", aseguró.
Los resultados de los dos programas anteriores habían sido mixtos, ya que una gran cantidad de obras planificadas tuvieron que detenerse debido a la falta de financiamiento.
El gobierno planea invertir ahora 1,3 billones de reales hasta el final del mandato de Lula en 2026 (unos 265.000 millones de dólares), y 83.000 millones de dólares adicionales posteriormente.
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Casi un tercio de las inversiones anunciadas debe provenir de sociedades con el sector privado y un quinto de fondos proporcionados por empresas públicas, como la gigante petrolera Petrobras.
"Queremos reducir las desigualdades sociales, regionales, reducir los costos de producción y estimular la inversión privada en todos los sectores", dijo el jefe de gabinete de Lula durante la ceremonia.
Una de las prioridades de este nuevo PAC es retomar las obras ya iniciadas, pero paralizadas por falta de financiación.
El mayor volumen de inversión está previsto en el sector de la construcción (unos 125.000 millones de USD), de los cuales más de la mitad se destinará a la financiación de viviendas sociales para el programa Minha Casa Minha Vida, una de las banderas de los mandatos anteriores de Lula.
El PAC también invertirá en proyectos de energía y transporte, en particular para carreteras, así como en educación y salud.
Para que los fondos sean liberados, el gobierno depende de la aprobación final por parte del Congreso brasileño del nuevo "marco fiscal", una ley que reemplaza el Techo de Gastos vigente desde 2016.