DIFERENTES agendas políticas pero un mismo fin: llegar al No.10 de Downing Street para, entre otros, reactivar la economía, contener la inflación, posicionar el Reino Unido en la escena internacional y de paso fortalecer al partido conservador para un contundente triunfo en las próximas elecciones (enero 2025), como lo hizo hace dos años el saliente primer ministro, Boris Johnson.
El proceso para suceder al hombre de la ‘rebelde cabellera’ concluyó el viernes con la votación de los afiliados a la colectividad tory (no menos de 200 mil) y el elegido será develado mañana. Las encuestas vaticinan que será la actual canciller Liz Truss, archifavorita desde semanas atrás frente al exministro de finanzas, Rishi Sunak, a quienes muchos miembros consideran ‘traidor’ al precipitar la caída del actual gobierno con su inesperada renuncia, tras propiciar una grave división partidaria.
Política y economista graduada en la prestigiosa Universidad de Oxford, Truss tiene 47 años, la mitad de los cuales ha dedicado al servicio público. Sunak, un multimillonario exbanquero de 42 años, nieto de inmigrantes indios, es un gran financista y buen gerente, tal cual lo evidenció tanto con el manejo de la pandemia del covid-19 como en la consecución de recursos para ayudar los ucranianos frente a la guerra desatada por Rusia.
Comparten que su mentor político fue Boris Johnson y fueron piezas claves del gobierno que está a punto de concluir. Sin embargo, Truss mantuvo inamovible su apoyo al saliente premier y con su discurso de fuerte arraigo en el conservatismo tradicional se ganó el apoyo de un vasto sector de los tories, al punto que podría convertirse este lunes en la tercera mujer en ocupar la jefatura del gobierno británico, siguiendo los pasos de Margaret Thatcher (mayo 1979 - noviembre 1990) y de Theresa May (julio 2016 - julio 2019), quién debió resignar su mandato al no lograr sacar avante el Brexit.
Thatcher, conocida como la “Dama de Hierro”, fallecida hace una década estuvo omnipresente en esta carrera interna, no solo por la pública admiración reiterada por Truss, sino por su legado, que pervive en el Partido Conservador británico. Vale recordar que ella se convirtió en un icono entre los conservadores por la presión a los sindicatos, bajar los impuestos, promover el acceso a la propiedad, ganar la guerra de Malvinas en 1982 y vencer en tres elecciones generales.
Una encuesta de YouGov realizada en 2019 entre los miembros del Partido Conservador la situó como la segunda líder más respetada, con un 93% de apoyo, solo por detrás de Winston Churchill y muy por delante de todos los demás. El 56% de los afiliados se describieron como "thatcheristas", más que cualquier otra etiqueta.
Politólogos británicos como John Curtice, señalan que la situación económica es "muy parecida a la que afrontó Thatcher en 1979: inflación muy alta y conflictos sociales". Y, con base en ello, consideran que otra mejor al frente del gobierno es la mejor opción en el momento actual, máxime porque Truss aboga por reducción de impuestos, defender el libre comercio y mantener la política de inmigración del gobierno Johnson.
Consciente de la sombra Thatcher en la campaña, Sunak visitó Grantham, la ciudad natal de la expremier, se declaró “thatcherista” y fue más allá al prometer aplicar reformas radicales que desbloquearán el crecimiento de la economía.
Los candidatos tienen prioridades y propuestas diferentes de ser elegidos líder de los conservadores y, por ende, nuevo jefe de gobierno. Así mientras la canciller prometió “centrarse en los precios de la energía para los consumidores y en cómo hacer que la economía del Reino Unido vuelva a activarse", el exministro fijó el control de la inflación como prioridad.
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Propuestas diferentes
Los dos candidatos centraron su agenda programática en la economía, dilucidando grandes diferencias en áreas claves.
En el tema impositivo, Sunak quiere mantener las recientes alzas porque considera que es urgente equilibrar las cuentas públicas tras el endeudamiento récord realizado para hacer frente a la pandemia de coronavirus y calificó de irrealistas los planes de su oponente Truss en esta materia.
Esta lo ha acusado de llevar al Reino Unido al borde de la recesión y ha prometido "empezar a recortar impuestos desde el primer día", incluido el tributo de sociedades, al tiempo que quiere revisar el mandato del Banco de Inglaterra para fijar los tipos de interés.
Frente al costo de vida, Sunak lanzó en mayo -cuando fungía como ministro de finanzas- un paquete de 15.000 millones de libras (USD18.000 millones de dólares) para ayudar a los británicos a superar la peor crisis de alza de precios en décadas. Sin embargo, sus rivales lo califican de insuficiente, ya que las tarifas de la energía volverán a subir en octubre.
Truss ha prometido utilizar el crecimiento económico alimentado por sus prometidos recortes fiscales como la principal forma de abordar la crisis inflacionista.
La jefa de la diplomacia, dirige desde diciembre las negociaciones con Bruselas sobre conflictivas cuestiones como el estatuto posbrexit de Irlanda del Norte. Para ello está impulsando una nueva legislación que modificaría unilateralmente los compromisos del país con la UE en relación a esa región británica, lo que Bruselas y sus detractores denuncian como una violación del derecho internacional.
Su competidor respalda las controvertidas propuestas sobre el "protocolo de Irlanda del Norte", tras promover como ministro los "puertos francos" en el Reino Unido como una forma de beneficiarse del Brexit.
En otro polémico tema como es la política de inmigración, ambos candidatos coinciden con mantener la política de enviar solicitantes de asilo a Ruanda para su reasentamiento. Sin embargo, mientras Sunak ha cuestionado en privado el elevado coste del programa, unos 120 millones de libras.
En el sector de la defensa, mientras Sunak se negó a establecer "objetivos arbitrarios" sobre el gasto militar a raíz de la guerra de Ucrania, pero considera que el objetivo de la OTAN -que los Estados miembros gasten el 2,0% de su PIB en defensa- es un "suelo y no un techo".
Así plantea que el presupuesto de defensa británico aumente hasta el 2,5% del PIB "con el tiempo", mientras que Truss se comprometió a gastar el 3,0% para 2030.
Tal vez en lo único que coinciden los candidatos es en mantener los objetivos vinculantes del Reino Unido para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Difieren en la financiación para la lucha contra el cambio climático ya que la canciller plantea suprimir los “impuestos verdes” en la factura de energía, en contrario a su rival que los considera una vía efectiva para impulsar el sector de las energías renovables.
El que resulte elegido, tras contabilizar la votación que por correo o internet hicieron los afiliados al partido conservador, será recibido el martes por Isabel II, por primera vez en la historia de su reinado, en el castillo escocés de Balmoral, debido a los crecientes problemas de movilidad que padece dada su avanzada edad (96).
Durante las siete décadas en el trono, la monarca ha recibido a 15 primeros ministros, diez de ellos conservadores, en la tradicional ceremonia del ‘besamanos’ que marca el inicio del gobierno.
Independientemente de quien sea el ganador que se anuncie este lunes, deberá enfrentar múltiples desafíos económicos y políticos, por lo que la reunificación partidaria es clave. Amacenerá y…sabremos.