Alimentados por la sequía y el viento, los incendios siguen propagándose este miércoles desde California al vecino estado de Washington, en la costa oeste de Estados Unidos, y desatan alertas de evacuación y polución del aire.
Más de una veintena de focos arrasaban California y casi un millar de bomberos combaten el fuego en la región de Fresno, al norte del estado.
Otro incendio forestal, el llamado Bobcat Fire, devastó 4.000 hectáreas y sigue fuera de control pese a que 400 bomberos fueron desplegados, informaron autoridades del condado de Los Ángeles.
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"Estén preparados y sigan las consignas", dijeron en un mensaje a los habitantes de esa zona, quienes podrían recibir la orden de evacuarla.
Órdenes de evacuación fueron también lanzadas al sur de California, cerca de San Diego donde casi 7.000 fueron quemadas, según las autoridades locales.
El fuego se propagó al norte de California, en Oregon y en el centro del estado de Washington.
El gobernador de Washington, Jay Inslee, dijo el martes que más de 130.000 hectáreas fueron devoradas por las llamas en 24 horas, lo cual es casi el doble la superficie quemada en todo el año pasado. Los bomberos combaten nueve incendios "importantes", dijo.
"Las condiciones son tan secas, tan calurosas porque el clima ha cambiado", dijo el gobernador. Añadió que más de 100.000 personas quedaron sin servicio de electricidad.
El viento hizo llegar los humos hasta el área de Seattle, la ciudad mas grande Washington, donde el departamento de Ecología local lanzó una alerta de contaminación del aire.
California está desde hace varios días bajo fuerte calor. Los termómetros marcaron 49 grados Celsius en Woodland Hills, cerca del condado de Los Ángeles, según el servicio nacional de meteorología.
A mediados de agosto una ola de calor ya había azotado a California donde se llegó a registrar la temperatura récord de 54,4 grados Celsius en el Valle de la Muerte. Ese calor es de los más altos jamas registrados en el planeta.
Este año el fuego ya lleva devorados 8.000 kilómetros cuadrados en California, una superficie inédita desde 1987 y dejó al menos siete muertos, y la temporada de incendios aún está lejos de su fin.