Así empieza a jugarse el póker político alemán | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 3 de Octubre de 2021
Redacción internacional

DESCONTANDO que será complejo y demorado, la formación de un nuevo gobierno en Alemania se configura como una partida de póker con más de ‘una mano’, varias cartas tapadas y que ganará quien tenga tanto la inteligencia como la astucia para lograr un acuerdo programático sin ceder a sus principios políticos rectores.

En la mesa hay cuatro ‘jugadores’, dos de ellos con reconocido favoritismo por su tradición y experticia mientras que los otros dos, más noveles, buscan un gana-gana con cualquiera de ellos. La razón: no son sus contrincantes sino un inefable comodín para poder gobernar el país, la primera potencia europea, en los próximos seis años.

Como en los naipes que componen esta baraja inglesa (corazones, picas, tréboles y diamantes), los actores políticos en juego, a saber, el socialdemócrata alemán Olaf Scholz, el conservador Armin Laschet, el liberal Christian Lindner y la ecologista Anna Baerbock tienen algunas cartas abiertas y muchas más tapadas. De allí que la atención de la partida se centra en qué tanto los dos primeros están dispuestos a ‘negociar’ ante los últimos, máxime cuando éstos buscan una ‘carta común’ de alto valor que ponga fin a la partida y poder así alzar, en tripartito, el trofeo de la coalición gobernante.

Con la reina de corazones aún al mando, la canciller Ángela Merkel, los conservadores liderados por Laschet mantienen su ganada apuesta de formar gobierno, porque si bien fueron los segundos más votados a nivel nacional, su diferencia con los socialdemócratas del actual ministro de finanzas, Scholz, fue de tan solo 1.5%. Con ambas opciones abiertas y la certeza de que solo una coalición tripartita, las que se han bautizado como “Jamaica” (conservadores, liberales y ecologistas) o “Semáforo (socialdemócratas con esos otros dos partidos) será posible un ejecutivo de largo aliento.

Transcurrida una semana de la cita en las urnas, tanto socialdemócratas como conservadores iniciaron la difícil partida con quienes hoy tienen el as para ganar la partida que, sin embargo, no se vislumbra rápida ni fácil ante las abismales diferencias programáticas que hay en algunos temas especialmente con los liberales, que tradicionalmente son más afines a los principios de la Unión Democristiana (el partido de Merkel).

Defender la democracia y mantener la estabilidad que el país ha logrado tras 16 años de mando de la considerada ‘mujer más poderosa del mundo’ es el reiterado llamado que ella ha hecho a todos los dirigentes políticos que son conscientes de la importancia geopolítica que Alemania tiene para Europa.

Precisamente ayer, con motivo de un aniversario más de la reunificación alemana, Merkel hizo un llamado implícito a los partidos para que superen sus divisiones tras las elecciones legislativas.

La canciller, que en cierto modo hacía balance de sus 16 años en el poder, en un discurso pronunciado con motivo de tal efeméride, exhortó a los alemanes a defender la democracia frente a los demagogos.

Hay que continuar moldeando nuestro país. Podemos discutir sobre la forma precisa de hacerlo en el futuro, pero sabemos que tenemos la solución, que tenemos que escucharnos todos, unos a otros, y dialogar", declaró Merkel, quien se retirará de la vida pública en cuanto se forme un nuevo gobierno, algo que podría tomar meses, aunque conservadores y socialdemócratas esperan sea antes de navidad.

"Tenemos diferencias, pero también cosas en común. Estén dispuestos a reunirse con los demás (...) y tengan la capacidad de soportar las diferencias", agregó en Halle, ciudad del este, donde presidió los actos conmemorativos. "Esa es la lección de 31 años de unidad alemana", recalcó.

Este fue el primer pronunciamiento de la canciller tras el resultado de las elecciones y la incierta situación política deriva del mismo, por la partida abierta que, como reseñamos, da igual chance de alcanzar el poder a conservadores y socialdemócratas.


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Tres partidos

Se da por descontado que se necesitará una alianza de tres formaciones con programas muy distintos para alcanzar una mayoría, algo que no ocurría desde los años 1950.

La opción que, de momento, según los analistas y expertos, se considera más plausible es la de una coalición del Partido Socialdemócrata (SPD), que quedó en primer puesto (25% de los votos), con los ecologistas y los liberales del FDP (derecha). Esta posibilidad estaría respaldada por un 59% de los alemanes, según una encuesta de la cadena ZDF.

Las primeras reuniones entre el centro-izquierda del SPD de Scholz y esos dos movimientos se dieron en la tarde de ayer, pero sin un anuncio concreto ya que, como dijimos anteriormente, liberales y verdes buscan su máximo gana-gana y, por ahora, solo están tentado a esos fuertes jugadores.

Pero el centro-derecha, aupada bajo los democristianos del CDU al que pertenecen Merkel y Laschet y su socia bávara (CSU), también apuesta por una alianza con los liberales y ecologistas. Con los primeros tuvo ayer un primer encuentro mientras que con los segundos lo hará el martes.

Laschet, enfrenta al mismo tiempo críticas al interior de su partido, como las de Friedrich Merz o Jens Spahn que defienden una línea más orientada a la derecha, por lo que se jugará a fondo para ganar este póker para el nuevo gobierno.

Para el secretario general del partido conservador bávaro, Markus Blume, "Jamaica es una opción".

Entre tanto, el líder liberal, Christian Lindner, sostuvo que “la CDU y la CSU deben aclarar si verdaderamente quieren dirigir un gobierno". Ello porque su afinidad programática inclinaría la balanza a su favor.

Scholz, por su parte, sostuvo al semanario Der Spiegel, que "está claro en todos los sondeos que la gente no quiere que la CDU-CSU forme parte del próximo gobierno" e insiste en que es hora de una renovación. Pero aquí vale recordar que la figuración nacional de este socialdemócrata fue gracias a que en la actual gran coalición, Merkel le encargó el Ministerio de Finanzas, mientras que el líder conservador Laschet tuvo la limitante de ser ampliamente reconocido pero a nivel regional. Los Verdes, en cambio, dicen estar inclinados a un "gobierno progresista" con el SPD, e incluso dejaron de insistir en imponer un límite de velocidad en autopistas como requisito para participar en un gobierno.


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En este contexto tenso, la canciller pidió a los alemanes que no pierdan de vista lo que, según ella, es una prioridad: la defensa de la democracia. 

"A veces nos tomamos las cosas demasiado a la ligera cuando se trata de conquistas democráticas, como si no tuviéramos que hacer nada más" para defenderlas, lamentó.

"Pero estamos asistiendo, en el periodo actual, a un número creciente de ataques", consideró, citando agresiones contra minorías religiosas o étnicas, y los intentos "demagógicos de expandir, sin escrúpulos ni vergüenza, el odio y el resentimiento".

Merkel también exhortó a los alemanes del oeste a mostrar más "respeto" hacia sus conciudadanos del este, después de que las legislativas estuvieran marcadas en esta parte del país -la antigua RDA- por un fuerte respaldo a la ultraderecha, incentivado por la sensación que tiene parte de la población de la otrora Alemania oriental de que los han abandonado.

Hasta ahora comienza esta partida de póker político en Alemania que tendrá muchas manos y se prolongará por semanas. Si bien hay cuatro jugadores en la mesa y todo apunta a la coalición tripartita gobernante no puede descartarse una reedición de la gran coalición (actual), la de conservadores y socialdemócratas, pero con la diferencia de que la cancillería sería para estos últimos. El panorama es tan difícil como incierto, de allí que nadie se atreve a pronunciar el tradicional “hagan sus apuestas”.