El ministro británico de Finanzas, Kwasi Kwarteng, fue destituido en el marco de una tormenta económica y política que amenaza asimismo la continuidad de la primera ministra conservadora Liz Truss.
Kwarteng, que el jueves había asegurado que "no se iba a ninguna parte" pese a la agitación provocada en los mercados financieros por los controvertidos planes económicos del gobierno, "ya no es ministro de Finanzas", informó la BBC.
Poco después, este ultraliberal de 47 años nacido en Londres de padres inmigrantes de Ghana confirmaba en Twitter que Truss, su aliada de larga data, lo había empujado a dejar el cargo.
"Me ha pedido que me haga a un lado como su ministro de Finanzas. He aceptado", escribió en una carta dirigida a la primera ministra.
En un mercado extremadamente volátil desde hace días, la inestabilidad política pesó sobre la libra esterlina, que perdió un 1,10% frente al dólar, hasta 1,1199 dólares, y un 0,57% frente al euro, hasta 86,83 peniques.
Solo un día antes, la divisa británica se había disparado impulsada por especulaciones sobre posibles cambios en la controvertida política fiscal británica.
Kwarteng se encontraba en Washington para asistir a las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, pero el viernes se supo que regresaba a Londres un día antes de lo previsto.
Muestra de la gran expectación mediática, los canales de noticias locales retransmitieron en directo el aterrizaje del avión de British Airways en que llego al aeropuerto londinense de Heathrow.
Poco después se anunció que Truss ofrecerá una rueda de prensa por la tarde y muchos ya especulaban que la jefa de gobierno habían sacrificado a su ministro de Finanzas, y mano derecha, en un intento de aferrarse al cargo.
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Bajo fuerte presión
La primera ministra conservadora, cuyo gobierno parece estar al borde de la implosión, hablará en un contexto especialmente tenso, en plena crisis de confianza.
Según la prensa británica, algunos miembros de su propio partido ya están intentando destituirla, ante las desastrosas encuestas que auguran una aplastante derrota de los conservadores en unas próximas legislativas.
Estas no están previstas hasta enero de 2025 a más tardar, pero la tormenta política y económica provocada por las polémicas bajadas de impuestos decididas por Kwarteng y Truss parecen hacer imposible que la líder conservadora se mantenga en el poder hasta entonces.
Truss, de 47 años, llegó a Downing Street el 6 de septiembre, sucediendo en las riendas de la formación y del ejecutivo al controvertido Boris Johnson, obligado por sus propias filas a dimitir a raíz de una multiplicación de escándalos que dieron al traste con su popularidad.
Pero solo un mes después, la nueva líder conservadora se ha puesto en contra a los mercados financieros, los votantes y destacadas personalidades en su propio partido con un programa de recortes fiscales que incrementará la ya muy abultada deuda pública.
Bajo la presión del partido, Truss y Kwarteng ya tuvieron que abandonar a principios de octubre una de sus más polémicas medidas.
Se trata de la abolición del tramo máximo impositivo, del 45%, para la rentas superiores a 150.000 libras (170.000 dólares) anuales, acusada de favorecer a los ricos cuando muchos británicos se hunden en la pobreza lastrados por una inflación que roza ya el 10% y debería seguir aumentando.
Buscando también tranquilizar, Kwarteng accedió después a adelantar al 31 de octubre la publicación de sus previsiones presupuestarias, en lugar del 23 de noviembre inicialmente anunciado.
Pero no bastó y la presentación deberá correr ahora a cargo de su sucesor.